El Gobernador de Mississippi Haley Barbour suspendió la condena a cadena perpetua que pesa sobre dos hermanas afroestadounidenses que pasaron 16 años en prisión por robar 11 dólares. Según una nota publicada hoy en el New York Times,el gobernador Barbour firmó las órdenes de suspensión de las penas de prisión de Jamie y Scott Gladys […]
El Gobernador de Mississippi Haley Barbour suspendió la condena a cadena perpetua que pesa sobre dos hermanas afroestadounidenses que pasaron 16 años en prisión por robar 11 dólares.
Según una nota publicada hoy en el New York Times,el gobernador Barbour firmó las órdenes de suspensión de las penas de prisión de Jamie y Scott Gladys después de una larga campaña de peticiones por Internet, blogs, páginas de Facebook y programas de radio en la web unidos para apoyar la liberación de las hermanas.
Un sitio web llamado Free the Scott Sisters describió recientemente los problemas de Jamie Scott, de 38 años, quien necesitar recibir diálisis en un centro asistencial cerca del Correccional de Pearl, Mississippi, donde ella y su hermana Gladys, de 36 años, están presas. Jamie Scott, que tiene diabetes y presión arterial alta, sufrió una insuficiencia renal en enero de 2010. Ella recibe diálisis por lo menos tres veces a la semana.
Jamie Scott escribió una carta que fue publicada en enero de 2009 en un sitio llamado Strange Justice en la que pidió apoyo del público para presionar a los funcionarios de Mississippi.
Durante años los defensores de los derechos civiles, entre ellos la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por su sigla en inglés), habían pedido la liberación de Jamie y Gladys Scott, conocidas simplemente como las hermanas Scott.
Pero Carlos Mombo, editor del blog Chocolate City, de Mississippi, aseguró a The New York Times que las autoridades probablemente no habrían aceptado liberar a las mujeres si no fuera por el activismo de Internet.
Una de las hermanas, Jamie Scott de 38 años, necesita un trasplante de riñón. Su hermana, Gladys Scott, aceptó donar uno de sus riñones como condición para ser liberada de prisión.
El caso
La noche del 23 de diciembre de 1993, las hermanas Scott gozaban de buena salud en el pequeño pueblo de Forest, Misisipi. Gladys tenía 19 años y Jamie 22. Jamie tenía una hija y dos hijos; Gladys tenía una hija y estaba embarazada. Al salir de una tienda de conveniencia (Minit Mart), tuvieron problemas con su coche y pidieron un aventón a dos jóvenes negros, quienes las llevaron a casa. Unas horas después, los dos fueron robados por otros tres jóvenes negros de apellido Patrick, quienes confesaron su culpabilidad. A pesar de que sus primeras declaraciones no implicaron a las hermanas Scott, el sheriff Marvin Williams apareció la siguiente mañana a su casa para detenerlas.
Diez meses después, Gladys y Jamie fueron enjuiciadas y condenadas por el delito de robo armado. En base a testimonios coaccionados, el fiscal convenció al jurado que las hermanas Scott eran las autores intelectuales del robo aunque uno de las víctimas juró que esto no era cierto.
Los jóvenes Patrick también fueron condenados, pero recibieron sentencias ligeras por haber accedido a implicar a las hermanas Scott. Aunque el joven Howard Patrick de 14 años reconoció en la repregunta que él las había implicado bajo amenaza de ser violado en prisión, el jurado condenó a Jamie y a Gladys a morir en prisión y condenó a sus hijos e hijas a crecer sin madre. Cuatro años después, otro de los jóvenes Patrick firmó una declaración que decía que las hermanas Scott no tuvieron nada que ver con el robo, pero esta declaración nunca ha sido considerado en corte.
Información descubierta por la analista legal Nancy Lockhart y desarrollada en un artículo escrito por la Dra. Lenore Daniels en el Black Commentator, indica que la absurda y despiadada incriminación de las hermanas Scott es producto de una vendetta del sheriff anterior, Glenn Warren, conocido como el high white sheriff (sheriff blanco de alto poder) porque James ‘Hawk’ Rasco, el papá de las hermanas Scott y otros familiares se negaron a ser intimidados por el sistema de poder blanco en el condado. Un primo que tenía que pagarle una mordida al sheriff Warren para vender alcohol ilegal en su club testificó contra él en una investigación sobre sus negocios turbios, en los cuales «el juez que presidió el juicio de Jamie y Gladys también pudo haber sido involucrado». Cuando James Rasco le compró el club a su sobrino, y también se opuso a la corrupción oficial, el nuevo sheriff Marvin Williams, un negro a servicio del poder blanco, juró que la familia se las iba a pagar.
Desde que James Rasco murió de un infarto en el 2003, lleno de coraje por no haber podido ayudar a sus hijas, la señora Evelyn Rasco, quien cuida a sus propios hijos e hijas más los cinco de Gladys y Jamie, ha sido tenaz en tocar puertas y escribir o llamar a oficiales y organismos de derechos civiles que podrían ayudar en lograr la libertad de sus hijas. Su hijo mayor también participa en la defensa. Ha habido casi nula respuesta oficial, pero se han celebrado manifestaciones ante el capitolio estatal en Jackson, Misisipi, y últimamente más información se ha difundido sobre el caso.