Políticas de doble rasero. Desprecio al sistema de Naciones Unidas. Injerencia en la política de otros países. Invasiones. Muerte de inocentes. Amenazas. EEUU e Israel forman parte de un grupo de «elegidos» que actúan al margen de la justicia internacional. ¿Quién les financia? ¿Cuáles son sus objetivos?
Delitos jamás juzgados
-Seis de agosto de 1945. Hiroshima (Japón). En sólo unos segundos murieron 80.000 hombres, mujeres y niños. Otros 250.000 perecieron en los años siguientes a ese fatídico día, a causa de las radiaciones producidas por la primera bomba atómica.
-Con sólo un litro de napalm (mezcla de sales de aluminio, benceno y otros derivados del petróleo) se puede matar a más de 100.000 personas. A pesar de la prohibición de armas químicas recogida en gran número de tratados internacionales, EEUU bombardeó indiscriminadamente a ciudadanos vietnamitas. Fotografías que recorrieron el mundo nos transmitieron la imagen de niños quemados vivos por el napalm; y generaciones posteriores que aún nacen con el sello de la deformación a causa de los agentes químicos.
-En Panamá, barrios civiles fueron bombardeados por las tropas estadounidenses causando más de 2.000 víctimas. En Bosnia el ejército utilizó bombas de uranio contra población inocente. En Yugoslavia fueron bombardeadas fábricas, mercados, infraestructuras civiles… las muertes y los estragos producidos los denominaron «daños colaterales».
-Las bombas de racimo al lanzarse liberan gran número de pequeñas bombas que estallan en cadena. Su efecto devastador puede llegar a afectar en un radio de 400m2. Estas armas han sido empleadas recientemente por el ejército norteamericano en Afganistán. Un territorio que ha quedado reducido a un desierto donde también fueron asesinados cerca de cuatro mil prisioneros de guerra talibanes por asfixia, encerrados en contenedores. Nunca llegó a abrirse una investigación. Como tampoco la hubo en el caso de los cuatrocientos prisioneros muertos en la prisión de Mazar-el Sharif.
-Y más recientemente la Guerra de Irak. Además de la ocupación, el asedio, los ataques continuos a la población civil, las matanzas indiscriminadas realizadas por el ejército más poderoso del mundo, ahora salta a la luz el escándalo de las torturas que están realizando contra la resistencia irakí. Una violencia que parece no tener límite y por lo visto era conocida por el departamento de justicia de EEUU quien además daría «luz verde legal» a la CIA para torturar.
-No podemos olvidar Guantánamo, donde las organizaciones de defensa de derechos humanos siguen denunciando -sin resultado-, uno de los mayores atentados contra la dignidad humana y contra todo el derecho internacional. Desde hace más de dos años están recluidos cerca de 600 prisioneros afganos en medio de un limbo legal al margen de todo ordenamiento. Ese lugar empieza a ser conocido como el laboratorio y la escuela de torturas más brutal que se haya conocido en los últimos tiempos.
-Formando parte también de este grupo de elegidos, a la sombra de esta gran potencia se encuentra Israel. Ariel Sharon está llevando a cabo desde hace años un genocidio sistemático del pueblo palestino. Según organizaciones de derechos humanos, 7.000 prisioneros palestinos permanecen actualmente en cárceles israelíes, «muchos de ellos -informa IAR/Noticias(*)- son detenidos sin cargos, acusaciones o procesos. El Comité Público contra la Tortura en Israel (PCATI) ha encontrado que el fiscal general ha aprobado cada caso de tortura como una medida de seguridad necesaria. El Tribunal Supremo ha rechazado cada una de las 124 peticiones remitidas por el PCATI, por los prisioneros a los que se les niega el acceso a asistencia legal.
-Además Israel fue el único país de Oriente Medio que respaldó la invasión anglo-norteamericana a Irak. Según recoge la agencia internacional Associated Press(*) «en los meses de enero y febrero de 2003 las fuerzas armadas israelíes y norteamericanas se entrenaron conjuntamente en el desierto de Neguev, en el sur de Israel. País que también recibió la visita de agentes de las fuerzas de seguridad estadounidenses para formarse en técnicas de contraterrorismo».
Estados Unidos es el único estado que se ha opuesto activamente al establecimiento de la Corte Penal Internacional. Desde la adopción del Estatuto de Roma en el 98, viene intentando conseguir la exención de los ciudadanos estadounidenses de la justicia internacional. Pero además, «desde hace más de cien años -señala Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política de la UAM- ha practicado sistemáticamente la injerencia en los asuntos de los demás. Ha aplicado su afán controlador traducido en golpes de Estado e intervenciones militares. Mantiene una equívoca relación con la democracia. Ha apoyado a regímenes no democráticos: Somoza, Duvalier, Pinochet, Franco, Mobutu, Hassan II, Suharto…
Utiliza una política de doble rasero: no trata de la misma forma a amigos que a enemigos. Israel o Turquía pueden permitirse el lujo de desoír las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, sin que ello origine sanciones y, menos aún, acciones militares. Detrás de toda la política estadounidense no hay más que una obscena defensa de intereses estratégicos y geoeconómicos. Y si esto fuera poco, ha quitado toda autoridad al sistema de Naciones Unidas. En palabras del presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, Jesse Helms, ‘el pueblo estadounidense no aceptará nunca la condición de la ONU como única fuente de legitimidad en relación con el uso de la fuerza». Entonces, si existe una normativa internacional, ¿por qué no se aplica a estos países?
«EEUU nunca fue juzgado por el empleo de armas atómicas contra Japón, ni armas biológicas en Vietnam, ni de bombas de racimo en Afganistán e Irak, todas ellas de destrucción masiva -recuerda el Profesor de Pensamiento Político y Social de la UCM, José Carlos García Fajardo(1) -. Como tampoco ha sido juzgado Israel. Ambos países funcionan desde hace tiempo al margen del ordenamiento jurídico internacional. Las armas de destrucción masiva están legitimadas si las utilizan los estados fuertes y son peligro terrorista si disponen de ellas los débiles. ¿Quién dispone de los mayores arsenales de armas químicas, biológicas y nucleares? Los miembros del G-8, que pretenden controlar los destinos del mundo sin estar legitimados para ello. Disponen de los recursos financieros y económicos que les permiten decidir qué es legal o ilegal, como si esto coincidiera con lo justo o injusto. Uno se estremece ante la foto en la Casa Blanca del general Sharon precediendo al presidente Bush, con las banderas de ambos países franqueando las puertas de un mundo diseñado por los intereses de los lobbies fundamentalistas judío y cristiano».
Y ¿cuáles son las pretensiones de estos elegidos? «En el caso americano -contesta el profesor García Fajardo- obedece a la lógica de asegurar recursos para sostener la carrera en un modelo de desarrollo creado a expensas de centenares de millones de vidas de seres humanos a los que esquilman sus riquezas y a quienes esclavizan como fuerza de trabajo. Los consideran recursos materiales y humanos, buenos para ser explotados y obtener beneficios. Para Israel es la expresión suicida de una pretendida garantía en sus fronteras y en su intento de expansión mediante el control de los medios económicos y bélicos. El hecho de que ante las elecciones en EEUU los votos de más de seis millones de ciudadanos norteamericanos judíos que controlan importantes medios económicos y financieros permitan a su lobby manejar al Gobierno de EEUU, nos debe hacer considerar si no fueron similares las circunstancias que dieron lugar a sangrientas guerras y a crímenes horrendos».
Israel en estos momentos puede presionar fuertemente a EEUU, ya que le asegura una transferencia de recursos financieros de más de 2,8 millones de dólares anuales. ¿Qué obtiene a cambio de EEUU? Tecnología punta y armamento sofisticado; entrada ilimitada de sus productos en el mercado americano; entrada libre de inmigrantes; un compromiso de apoyo incondicional en la represión a los palestinos y lo más importante, veto garantizado contra resoluciones de Naciones Unidas que pudiesen vulnerar cualquiera de los puntos anteriores.
¿Cuando hablamos del lobby judío a quién nos referimos?
Hablamos de un poderoso grupo pro israelí que se encuentra en EEUU y tiene poder sobre los medios de comunicación más influyentes, sobre sectores estratégicos de la economía estadounidense, sobre partidos políticos, miembros del Congreso, del Ejecutivo, etc. Flora Lobato resume en su artículo «Deconstrucción de un mito»(2) que «los objetivos alcanzados por el pueblo judío son del dominio público. EEUU controla el Universo y el lobby judío de Nueva York determina quién accederá a la presidencia de los Estados Unidos». Según palabras del intelectual norteamericano James Petras (3): «Estos grupos de presión gozan de una considerable influencia en los media, en la Casa Blanca y entre los líderes de opinión. En otras palabras: no es el voto judío, que apenas representa el 5% en todo el país, sino el poder económico y político de los judíos alineados con Israel lo que explica por qué los principales candidatos presidenciales se resisten a condenar la matanza israelí de palestinos. Dicho de otra forma: la política exterior se guía por minorías nacionales que disponen de enormes sumas de dinero y que gozan de una influencia agobiante sobre los políticos, en especial durante las campañas electorales».
¿Por qué no existe una reacción?
El director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, achaca esa falta de reacción al control que ejerce EEUU sobre el resto de los mortales en el campo cultural e ideológico. «EEUU detenta el control de lo simbólico -explica-, que le da acceso a lo que Max Weber denomina ‘dominación carismática’. Fundándose en el poder de la información y de las tecnologías, EEUU instaura con la pasiva complicidad de sus dominados lo que podría darse en llamar una afable opresión, o bien un delicioso despotismo. Sobre todo cuando este poder es acompañado por un control de las industrias culturales y por el dominio de nuestro imaginario. Puebla nuestros sueños con una legión de héroes mediáticos. Sin que lo sepamos, este nuevo hipnotizador entra por la fuerza dentro de nuestro pensamiento, donde injerta ideas que no son las nuestras. Para someternos, sojuzgarnos y domesticarnos mejor».
Aunque el mensaje que viene lanzando el coloso es fuerte: EEUU estandarte de la democracia, EEUU promotor del nuevo orden mundial, EEUU pionero en la guerra contra el terrorismo, EEUU salvador del mundo… Los acontecimientos no parecen darle la razón.
Por un lado, el pueblo está diciendo basta ante las atrocidades y los atropellos. Lo acabamos de ver en las pasadas elecciones de nuestro país y puede volver a repetirse en noviembre en las elecciones norteamericanas. El pueblo tiene la última palabra y su voz cobra fuerza en las urnas. Por otro lado, a la vista de los acontecimientos parece que la justicia de verdad, la auténtica, también está en marcha. Y ésa siempre sorprende.
¿Qué le queda al ciudadano? Observar. Pensar. No conformarse con el primer mensaje que recibe de los acontecimientos. Y sobre todo, afirmar el poder que tiene en sus manos para cambiar las cosas. ∆
(1) www.solidarios.org.es (2) www.webislam.com (3) www.rebelion.org