La información que ha provocado la reciente alerta terrorista en Estados Unidos y que ha puesto en pie de guerra a las principales instituciones financieras del país era anterior a los atentados del 11-S y no contenía indicios sobre un ataque inminente. En medio de las críticas de oportunismo y de respuesta desproporcionada, el secretario […]
La información que ha provocado la reciente alerta terrorista en Estados Unidos y que ha puesto en pie de guerra a las principales instituciones financieras del país era anterior a los atentados del 11-S y no contenía indicios sobre un ataque inminente.
En medio de las críticas de oportunismo y de respuesta desproporcionada, el secretario de Seguridad Nacional, Tom Ridge, visitó ayer uno de los edificios amenazados, el Citicorp de Nueva York, y admitió sobre la marcha: «No hay evidencia de una reciente vigilancia por parte de los terroristas».»Pero la información que revelamos el domingo fue puesta al día por última vez en enero de este año», añadió Ridge. «Sabemos que Al Qaeda elabora sus planes con tiempo».
La asesora personal del presidente Bush para asuntos de seguridad doméstica, Frances Fragos Townsend, confirmó ayer que la información que provocó la alerta fue interceptada al paquistaní Muhamad Naeem Noor Khan, detenido el 13 de julio, y obtenida principalmente entre 2000 y 2001.
Pero insistió en que «esta gente ha tenido claramente acceso a los edificios, estuvieron en este país, dentro de los objetivos, examinándolos por dentro y asegurándose de que los conocían hasta el punto de saber qué explosivos hacían falta».
Tras la alerta del domingo, decenas de expertos del FBI participan en labores de investigación para «peinar» las listas de trabajadores y de visitantes a los cinco edificios supuestamente amenazados (La Bolsa y el edificio del Citigroup de Nueva York; el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington, y el Prudential Center en Newark).
Ayer trascendieron los nombres de otras dos instituciones financieras supuestamente «espiadas» por Al Qaeda: la sede neoyorquina de Nasdaq y el edificio del Bank of America de San Francisco.
Como por contagio, la alerta se extendió al Banco de la Reserva Federal y otras entidades financieras en el corazón de Chicago.El alcalde de Los Angeles, Jams K. Hahn, convocó una conferencia de prensa para «elevar el estado de vigilancia» en la ciudad, pese a admitir que no se han recibido «amenazas creíbles» contra ningún punto del sur de California en estos días.
Exagerar la amenaza
Entre tanto, varios expertos de los servicios de inteligencia y de contraterrorismo han acusado veladamente a la Administración Bush de exagerar la amenaza, a sabiendas de que la información interceptada a Al Qaeda tenía más de tres años.
Según fuentes internas de la Administración Bush, citadas por The Washington Post, la información hallada en los ficheros informáticos de Mohamed Naeem Noor Khan podía haber sido obtenida «directamente a través de Internet y por otras vías abiertas de información».Otras fuentes, citadas en esta ocasión por el New York Times, advirtieron de que «Al Qaeda lleva a cabo planes rutinarios para atacar determinados objetivos y luego los archiva sin más».
«Lo único que sabemos es que esos edificios fueron estudiados como objetivos hace tres años», añadieron las citadas fuentes.»No sabemos si siguen en la lista».
Las constantes alarmas, sin embargo, están teniendo un efecto contraproducente entre los americanos de a pie. Según una encuesta del Pew Research Center, el nivel de «alerta» de los norteamericanos es casi el más bajo de los dos últimos años. El 18% de los encuestados reconoce estar «muy preocupado» por la posibilidad de otro ataque, frente al 41% que admite estar «algo preocupado».