El grupo egipcio afiliado al Daesh, Willat Sinaí, que desde febrero de 2018 resiste a la Operación Sinaí, diseñada por el alto mando del ejército, para erradicar el terrorismo que no solo opera en la península, sino en casi todo el resto del país, como el desierto occidental y con despliegues más discretos en cercanías al Canal de Suez y cuyo punto de inflexión fue el ataque a la Mezquita Rawda, en la ciudad de Bir-el-Abab el 24 de noviembre de 2017, que mató a 311 fieles.
La Operación Sinaí, a la que el presidente Abdel Fattah al-Sissi, otorgó noventa días para su resolución, involucra además de a las Fuerzas Armadas Egipcias (EAF) a la policía, la guardia fronteriza y prefecturas, no ha conseguido resolver la crítica situación de seguridad que le dio origen. Ya que, a casi tres años de iniciada, solo ha podido contener a los muyahidines y todavía está muy lejos de la deseada erradicación. Al tiempo que el plafón político del rais egipcio, parece cada vez estrecharlo mucho más contra las arenas calientes del Sinaí, a esta altura empapadas por la sangre de los combatientes y la de cada vez más de civiles, víctimas por la desesperación, la irracionalidad y falta de mando de los grupos contendientes. A lo que se le debe sumar la crisis económica y el cada vez más sonoro entre dicho con Etiopía por la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, a punto de ser concluida, lo que modificara de manera sustancial el cauce del Nilo.
Más allá de haber provocada la muerte de centenares de milicianos, la destrucción de arsenales, el desmantelamiento de casas de seguridad y redes de abastecimiento los militantes siguen respondiendo golpe a golpe a cada acción de las EAF, que no solo cuenta con el asesoramiento estadounidense, sino también con la presencia invisible, pero muy activa, de la entidad sionista. Según algunas fuentes desde febrero de 2018, sería cerca de mil los militantes muertos, al tiempo que entre el personal de seguridad si bien las bajas no son reconocidas se estima alcanzarían a unos trecientos.
La Willat Sinaí, que en 2014 hizo su baya’t (juramento de lealtad) al Emir del Daesh Abu Bakr al-Bagdadí, ha dado golpes muy duros a las fuerzas regulares, no solo por las bajas que produce en los enfrentamientos casi diarios, sino asesinando con artefactos explosivos improvisados o IED, por sus siglas en inglés, a oficiales de alta graduación como el teniente coronel, Ahmed Shehata Maksoud y al general de brigada Mostafa Abido, comandante de la 134ª Brigada de Infantería, integrante del 2º Ejército de Campaña, muertos en diferentes acciones en febrero pasado en el Sinaí Norte.
Los takfiristas, dando un nuevo perfil a sus acciones, para presionar todavía más al ejército, ha iniciado una campaña de amedrentamiento contra la población civil, la que ha provocado desde el pasado octubre la muerte de unas quince personas al caer víctimas de IED en aldeas cercana a la ciudad de Bir al-Abd, que fueron abandonadas durante tres meses, cuando a principios de julio los enfrentamientos se intensificaron. Tras producirse un apaciguamiento en ese sector y el abandono de las aldeas por parte de los milicianos del Daesh, cerca de mil pobladores decidieron retornar a sus hogares para encontrarse, además de sus casas saqueadas, sus rebaños robados o sacrificados, con diferentes “ofrendas” dejadas por los terroristas. Por lo que se espera que el número de víctimas se continúe acrecentando ya que dichos dispositivos son colocados en lugares estratégicos, por donde de alguna manera u otra los aldeanos harán contacto, al abrir una puerta o pisar un madero, o buscar sus herramientas de trabajo.
Voceros oficiales informaron que desde septiembre unos cuarenta muyahidines, habían sido eliminados, al tiempo que solo siete de sus hombres resultaron heridos o muertos.
Al tiempo que había cerca de 450 depósitos de armas fueron destruidos, que se desactivaron 159 IED y confiscado decenas de diferentes tipos de armas.
Según fuentes del gobierno norteamericano en 2019 la Willat Sinaí, habría realizado 137 ataques con artefactos explosivos improvisados, concentrándolos en la región norte y central de la península, además de producir asaltos contra posiciones fortificadas del gobierno a casi una semanal. Según otra fuente de Washington los terroristas egipcios han perfeccionado de manera notable sus técnicas en la elaboración y adaptación de explosivos puertas, muebles, electrodomésticos, juguetes e incluso copias del Corán.
El dictador favorito.
El ex general y hombre fuerte del país, que en su momento se lo vislumbró como un nuevo Gamal Abdel Nasser, no fue más que la luz de un fósforo, y el general austero que tuvo el coraje de cargarse la república al hombro y terminar en 2013, con el gobierno de Mohamed Morsi, quien estaba llevando a Egipto a convertirse en un estado integrista, se apagó apenas llegó al gobierno en 2014 con casi un 97 por ciento de los votos (sic). No solo ato su destino a los caprichos de Arabia Saudita, sino que permitió sin inmutarse que Donald Trump lo llamara “mi tirado favorito”, más allá de la guerra sucia que libra en el Sinaí, debe dirigir un país en situación crítica.
La economía en colapso, sin más capacidad de endeudarse y mucho menos de pagar las ya tomadas. Debido a la política económica impuesta por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, la deuda externa aumentó un 12,2% desde octubre, la tasa de pobreza trepó a el 32,5% entre 2017/2018, lo que significa que 32.5 millones de los cien millones de egipcios se encuentran bajo la línea de pobreza nacional con menos de 50 dólares al mes.
El general al-Sissi, deberá asumir también que el Primer Ministro etíope, Abiy Ahmed con solo dos años a cargo del ejecutivo de su país, le ha quebrado el brazo respecto a las negociaciones sobre la Presa del Renacimiento, lo que va a poner en vilo la provisión de agua del mítico río.
Con las cifras del Covid-19, más altas del continente unas 7 mil muertes y casi 120 mil casos, sin estrategia para combatirlo. Creciente inflación y precios que vuelan en productos como el pan, la electricidad, el combustible, el transporte público, que afectan fundamentalmente a la población de recursos más escasos que además está siendo agobiada con nuevos impuestos y aumentos en la educación y la salud. Situación que ha obligado a salir a las calles a cientos de miles de ciudadanos que han sido reprimidos con altísimos niveles de violencia.
Las protestas del pasado 20 de septiembre, han borrado cualquier duda que el dictador preferido de Trump, cumple con todos los requisitos para tan alto “honor”. Se han detenido arbitrariamente a miles de personas, bajo un nebuloso cargo que los asemejan a los de terrorismo, por los que se les ha dictado prisión preventiva, por “tribunales especiales” que en algunos casos han dictaminado sentencias de muerte.
Se conoce de ejecuciones sumarias, tortura tanto en cárceles oficiales, como en otras paralelas a la legalidad. Las mujeres y las diferentes minorías sexuales viven situaciones de terror, similar a las establecidas por los mullah afganos. Docenas de trabajadores y sindicalistas han sido encarcelado después de detenciones arbitrarias, y condenados sin derecho a defensa, por demandar su derecho a huelga. Se han cerrado unas 25 iglesia obstruyendo el derecho a la libertad religiosa. Un número indeterminado de refugiados, que esperaban su asilo fueron detenidos y acusados de haber entrado al país de manera ilegal.
Las elecciones parlamentarias que tendrían que haberse llevado a cabo en octubre pasado, a poco menos de dos meses todavía no está claro su resultado, aunque se estima que, debido a las operaciones del gobierno, nada realmente renovado llegará a las cámaras, muchos de los candidatos son magnates que han amasado sus fortunas bajo la sombra del gobierno corrupto de Hosni Mubarak quien gobernó el país durante treinta años (1981-2011) dejado esta impronta de corrupción en cada oficina estatal.
En estos momentos el presidente egipcio se encuentra de visita en Francia, dándose un baño de bloqueador gracias a las siempre apremiantes necesidades geopolíticas de París, que se encuentra en una seria disputa con Turquía, por los yacimientos de gas y petróleo recientemente descubiertos en el Mediterráneo oriental, El mutuo apoyo que podrían brindarse el rais, al borde del colapso político y Emmanuel Macron, sería crucial para ambos.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.