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Declaración

El 20 N y las tareas reales de los pueblos

Fuentes: Rebelión

El combate popular y de clase, la construcción de un referente político revolucionario y la unidad en la lucha

El adelanto electoral ha sido impuesto por los estados mayores de la burguesía española e internacional a un Gobierno PSOE que ha dilapidado todos los restos de credibilidad que pudiera haber tenido para las capas populares y que ya no les sirve para implementar los draconianos programas de ajuste en materia de relaciones laborales, de recorte de salarios y de pensiones, de avance en las privatizaciones de lo que queda de sector público y de liquidación de prestaciones sociales que están preparados.

La Reforma Constitucional ha sido el símbolo más evidente de su enorme debilidad. Como decíamos en nuestro comunicado: «Zapatero y Rubalcaba han decidido marcharse llevando hasta sus últimas consecuencias el papel histórico de la socialdemocracia, y del PSOE en particular, servir de mamporreros al capital. Su propuesta de nuevo artículo 135 de la Constitución podría parecer un esperpento y hasta un harakiri político: pocas semanas antes de las elecciones deciden ejecutar una de las propuestas estrella del PP dejando a su candidato con cara de póker en absoluto fuera de juego. Podría parecerlo, si no fuera porque ya no puede ocultarse una realidad que es cada vez más del dominio público: no hay margen para los matices políticos en un capitalismo que se debate en una crisis general sin salida».

Las elecciones generales del próximo 20N llegan en un momento en el que la credibilidad del sistema político, incluyendo la propia Constitución de 1978 está bajo mínimos. La más que previsible victoria del PP se producirá por el hundimiento del voto de izquierda que tenía el PSOE y por la incapacidad de IU de constituirse en referente del malestar social y la movilización popular. El voto que desde sectores populares vaya al PSOE, e incluso al PP, no implica identificación con esas opciones políticas, ni mucho menos aprobación del programa real de medidas antipopulares que llevarán a cabo. Ese voto no significa renuncia concreta a la defensa de sus intereses.

Las elecciones son utilizadas por la burguesía para perpetuar su poder político. La historia de los procesos electorales desde la Transición, inscrita en un proceso continuado de debilitamiento de las posiciones de clase, nos muestra con claridad dos hechos:

– Los derechos laborales no han hecho más que retroceder

– El programa del capital es ejecutado fielmente por el gobierno de turno independientemente de sus siglas.

La transformación social, e incluso el avance parcial en la situación de los sectores populares, dependen de la lucha social y no de los resultados electorales. Estos, en el mejor de los casos, reflejan los avances producidos en la lucha de clases. El abandono de la lucha social por parte de sedicentes organizaciones de izquierda para dedicarse exclusivamente a actividades electorales es la expresión política de la renuncia a la transformación social.

La participación electoral, no obstante, puede ser usada como un arma más en la lucha revolucionaria, a condición de que la movilización de masas haya reconocido, al menos en parte, a un determinado referente político como expresión de los objetivos de su lucha, y no por autoproclamación. Entendemos que la enorme diversidad política de los pueblos del Estados español, principalmente la derivada del hecho nacional, pero no sólo por él, y la variedad de experiencias de lucha que ha producido una gran pluralidad en la izquierda política, sindical y social, exige que ese referente político refleje el componente de clase y el nacional.

Por esas mismas razones el proceso de construcción de ese Bloque debe, inevitablemente, realizarse desde la base, erigiéndose como expresión de la voluntad unitaria expresada en la lucha obrera y popular y reconocido por ellas. Esas circunstancias no se dan y Red Roja no se presentará a las elecciones, entendiendo que el gasto de recursos y de esfuerzos que exige una campaña electoral no tiene sentido emplearlos en conseguir unos cuantos miles de votos, máxime cuando la lucha social entra en momentos álgidos y todas las fuerzas son pocas. Todo ello sin olvidar la vigencia de una drástica legislación represiva, una Ley de Partidos que excluye a determinadas fuerzas del juego político o electoral y una Audiencia Nacional que encarcela a dirigentes como Otegi.

Red Roja sí intervendrá políticamente en el proceso electoral. En un momento tan grave como el actual, cuando los partidos políticos institucionales se disfrazan de oponentes para mejor vender su mercancía, entendemos que es preciso desenmascararles, hablar con la gente de las causas reales de los desastres que nos caen encima, de sus verdaderos responsables y del programa alternativo.

La militancia de Red Roja pondrá toda su energía en plantear la podredumbre del sistema político engendrado por la Transición y encabezado por un rey heredero de Franco. La presencia masiva de banderas republicanas y de las nacionalidades oprimidas en todo tipo de movilización obrera y popular, es determinante.

La tarea más importante que tenemos ante nosotros para conseguir avances reales en las posiciones de la clase obrera es superar las dificultades y limitaciones del sindicalismo de clase para construir formas de organización y de lucha útiles para todos los sectores en proceso de proletarización creciente (juventud precaria, mujeres e inmigrantes). Es hora de tejer incansablemente lazos de unidad entre las organizaciones del sindicalismo de combate y asambleario y de ellas con el movimiento popular. Las Marchas que se preparan en Madrid para el 27N con el lema: «Contra la Crisis y el Capital, a la Huelga General» caminan con ese objetivo.

Nuestra intervención en el contexto electoral y más allá de él, irá dirigida a hablar con l@s trabajador@s de los problemas reales: los despidos masivos, la desesperanza de los cientos de miles a quienes se les acaba la prestación por paro, los desahucios, la angustia de no llegar a fin de mes, la ausencia de futuro para l@s jóvenes, la explotación cada vez más brutal de quienes trabajan, a destrucción de servicios públicos básicos como la sanidad y la educación, la depredación del medio natural, la opresión específica de las mujeres y, en definitiva, de la barbarie instalada en las relaciones sociales. Nada de todo ello tiene solución en el capitalismo.

La propiedad pública de la riqueza, ahora en manos de la banca y de las grandes multinacionales, servicios públicos, únicos, de calidad, gratuitos universales de sanidad y educación, la igualdad real de hombres y mujeres, la reforma agraria, la derogación de la Constitución monárquica de 1978, el reconocimiento efectivo del Derecho de Autodeterminación, la salida de la OTAN, la negativa al pago de la deuda y la salida de la UE, son pasos en el camino de la única alternativa real: el socialismo.

Red Roja continuará insistiendo en la necesidad de dar pasos reales hacia la construcción del Frente de Izquierdas con las organizaciones que comparten de hecho este programa y con las que coincidimos en la lucha en la calle.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.