El agua amenaza las zonas más fértiles de Egipto Como consecuencia del calentamiento global, las zonas costeras y, sobre todo, el delta del Nilo, van camino a quedar inundados, si no se toman medidas urgentes para evitar o paliar la subida del nivel del mar. Según un estudio del Banco Mundial, Egipto es uno de […]
¿Son apocalípticos los científicos medioambientalistas? Desde que se habla del recalentamiento climático, no se hace más que anunciar las peores predicciones. Hoy, esto nos concierne directamente. Egipto sería uno de los países más golpeados por la subida del nivel del mar. Un aumento de un metro hará que el diez por ciento de la población del país esté afectada. Un aumento de cinco metros, hará doblar la tasa: el veinte por ciento, entonces. Y para mejor representarse esto, sería necesario probablemente calcularlo en millones de hombres, de seres humanos.
Pero, ¿dónde está escrito este estado de peligro? Las previsiones indican que habrá un alza de uno a tres metros antes del fin del siglo. Peor todavía, si los hielos de Groenlandia y de la Antártida se derritieran, el nivel de los mares y de los océanos podría aumentar cinco metros. La mayoría de este impacto afectará en Egipto las zonas costeras y el delta del Nilo, región fértil donde está la mayor parte de la agricultura egipcia. Éste será el efecto más grave para el sector de la agricultura en el Tercer Mundo. El 12,5 % de la agricultura egipcia sería dañada si el nivel del mar sube un metro; el 35 %, en el caso de que el nivel se eleve cinco metros. El PBI del país podría perder entre el 6 y el 17 por ciento, lo que equivaldría a la mayor pérdida en el mundo.
Esta oscura previsión es hecha por el Banco Mundial en un estudio publicado en agosto último y titulado «El impacto de la suba de las aguas del mar sobre los países en vías de desarrollo». El estudio concluye que para «tres países, en particular Vietnam, Egipto y Bahamas, la situación sería catastrófica». Así, centenas de millones de habitantes en los países en desarrollo serían desplazados por la subida de las aguas de los mares y los océanos de aquí a fin del siglo, entre ellos, veinte millones de egipcios. Estas predicciones están basadas en simulaciones realizadas con la ayuda de un Sistema de Información Geográfico (SIG), en función de un aumento del nivel de los mares y océanos que puede ir de uno a cinco metros. Los autores del documento estiman que la situación podría evolucionar rápidamente. La fundición de los glaciares va a saturar los océanos y sus aguas van a invadir las tierras más bajas del litoral de numerosos países. Estas estimaciones acaban de ser confirmadas por otros dos estudios hechos públicos recientemente. Uno de ellos fue realizado por el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). El otro proviene del Cuarto balance sobre los cambios climáticos, efectuado por el Grupo intergubernamental sobre la evolución del clima, que será publicado oficialmente en noviembre próximo. Éste precisa que «el recalentamiento climático ya existe, es culpa del hombre y se agravará notablemente si no se hace nada para pararlo».
Este balance pone en cuestión a los países industrializados que deben generar, de aquí a 2020, entre el 25 y el 40 por ciento menos de emanaciones que en 1990, si se quiere limitar el recalentamiento climático a menos de dos grados Celsius. Pero, varios países industrializados, entre ellos los Estados Unidos, primeros responsables del calentamiento, no firmaron el protocolo de Kyoto, ratificado hasta el presente por 175 Estados.
En efecto, este balance, que es el fruto del trabajo de 2.500 expertos de 130 países, es la referencia más creíble en materia de cambio climático. El Grupo intergubernamental sobre la evolución del clima está a cargo, desde 1988, de estudiar el conjunto de trabajos de investigación realizados sobre el recalentamiento climático y de elaborar, cada cinco años, un informe de los conocimientos en la materia. El nuevo balance acaba de revelar que los últimos once años son los más cálidos desde 1850. Y los aumentos de las temperaturas registradas estas últimas décadas superan por mucho las variaciones naturales observadas. Siempre según este estudio, entre 1.100 y 3.200 millones de seres humanos sufrirían falta de agua, de aquí a 2080, mientras que entre 200 y 600 millones de personas morirían de hambre, porque sufrirían directamente los efectos en sus tierras para la agricultura…
Egipto no podrá escapar a estas consecuencias tan desastrosas. Para ser más precisos, un alza mínima de un metro del nivel del mar es capaz de inundar un cuarto del delta, que es la única tierra fértil del país. En este sector está la mitad de las cosechas y las más estratégicas como el arroz y el trigo. Consecuencia inminente: el país estaría amenazado de hambre. Esta eventual inundación del delta afectaría no solamente la agricultura, sino también a la población que vive en ese triángulo. La catástrofe sería entonces más importante con una población que sería el doble de aquí a 2050. Los habitantes del delta se transformarían entonces en refugiados ambientales.
Pasar a la acción
Pero este impacto en el delta no es sino una parte de la inundación de las zonas costeras. «Con la inundación, la situación económica sería un desastre», advierte Mohamad Al-Raïe, profesor de estudios medioambientales en el instituto de investigaciones de la Universidad de Alejandría. Según él, es más que necesario encontrar soluciones para un futuro que no está para nada lejano. «En lugar de desarrollar la costa norte, que forma parte del litoral bajo y tiene riesgo de inundarse, como las regiones de Al-Alamein, Marina, Sidi Abdel-Rahmane y Marsa Matrouh, tenemos primero que pensar en desarrollar las regiones más altas que no corren este peligro», explica Al-Raïe. Sin embargo, no hay, en su opinión, que exagerar los efectos del recalentamiento como tampoco hay que subestimarlos.
«Para mí, el último informe del Banco Mundial tiene exageraciones en lo que concierne a Egipto. Tenemos por delante 80 años para reaccionar, pero debemos comenzar hoy», asegura Al-Raïe.
El recalentamiento traerá también una escasez de agua, lo que, por otra parte, no es ningún secreto, ya que Egipto ya está por debajo del nivel de pobreza en esta materia. El ministro de Recursos Hidráulicos y de Irrigación, Mahmoud Abou-Zeid, discute desde hace mucho tiempo con los países de la cuenca del Nilo para agruparlos en un único acuerdo y determinar la parte de Egipto en el agua del Nilo. «Si Abou-Zeid tiene éxito en llegar a este acuerdo, le hará un gran servicio a Egipto», indica el experto internacional Mohamad Abdel-Fattah Al-Kassas.
Mientras tanto, la situación es crítica. «Nuestras reservas de agua subterránea ya están afectadas por el cambio climático. El desierto occidental era antes una zona con lluvias y hoy no lo es más», precisa Fatma Abdel-Rahmane Attiya, experta en agua subterránea. Según ella, las estimaciones climáticas en lo que concierne a las cantidades de lluvia no son reales, pero hay que estar listo para los peores escenarios.
Lamentablemente, en Egipto como en otros países en desarrollo, el tema del calentamiento es poco abordado. Pero, en los últimos meses ha habido un interés mayor sobre el tema, sobre todo respecto de las consecuencias que tendría en Egipto. El ministerio de Medio Ambiente está estudiando las emanaciones de gases para tomar las medidas necesarias para disminuirlas.
«La problemática del recalentamiento figura entre nuestras prioridades. Hemos trabajado sobre la vulnerabilidad y ahora trabajamos sobre la adaptación», precisa Sayed Sabri, jefe de la unidad de cambio climático en el seno de la Agencia Egipcia para los Asuntos del Medio Ambiente.
«La agricultura, el consumo de agua y de energía sufrirán cambios bruscos»
El experto internacional Mohamad Abdel-Fattah Al-Kassas, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Cairo y ex director ejecutivo de la Unión Mundial de la Naturaleza, evalúa los riesgos del recalentamiento climático en Egipto y recomienda, para evitar la catástrofe en el Mediterráneo, un retorno al proyecto Atlantropa.
Por Dalia Abdel-Salam
-Un estudio del Banco Mundial calificó las consecuencias del aumento del nivel del mar, previsto debido al recalentamiento climático, como catastróficas para Egipto. ¿Qué piensa usted?
-Está probado que el recalentamiento climático provocará una elevación del nivel del mar. Las zonas costeras de Egipto van a inundarse. Sobre todo, el delta del Nilo, que es una tierra baja. Toda elevación del nivel del mar va a inundarla y esto es una catástrofe. En Egipto, el lago Mariout, en la gobernación de Alejandría, y una parte de la gobernación de Béheira están ya bajo el nivel del mar. Por otro lado, el recalentamiento traerá otros cambios en distintos elementos climáticos, que nos dan mucho miedo.
-¿Cómo qué?
-Tenemos miedo de que haya cambios en el ritmo de la variabilidad del clima. La inestabilidad será más intensa. Podemos estar amenazados por tsunamis, tornados y otras catástrofes, pero esto todavía no está confirmado. Hay otro peligro que es el aumento del porcentaje de evaporación, que podría producir más nubes y más lluvias. Esto para simplificar, pero el clima es mucho más complejo. Si, por ejemplo, se quiere saber lo que va a pasar con respecto a las lluvias, esto es estudiado mediante lo que se denomina Global Circulation Models (GCMs), modelos matemáticos complejos que son calculados por computadoras gigantes llenas de datos. Estos GCMs dicen, por ejemplo, que las lluvias en África del Este (de donde viene el agua del Nilo) pueden aumentar el 30 % así como pueden disminuir el 78 %. El aumento significaría que la Alta Represa no podrá volcar toda su agua en el lago Nasser. La disminución quiere decir que el Nilo podría secarse y esto sería una verdadera catástrofe. Pero nosotros no tenemos modelos regionales detallados. Razón por la cual, es necesario elaborar nuestros propios modelos regionales, que mostrarán en detalle los peligros a los que estaremos expuestos. Estos estudios son costosos y necesitan muchas facilidades científicas, pero son indispensables para que podamos elaborar nuestras estrategias.
-El verdadero peligro reside, entonces, en la elevación del nivel del mar. Las zonas costeras del Mediterráneo, Egipto en primer lugar, serán dañadas, como usted explica. ¿Es posible evitar la catástrofe?
-Volver al proyecto de Atlantropa es el único medio para evitar una catástrofe cierta para las zonas costeras del Mediterráneo. Atlantropa es un proyecto gigantesco propuesto por primera vez en 1928 por el arquitecto alemán Hermann Sörgel. Este proyecto prevé la construcción de una inmensa presa en el nivel del estrecho de Gibraltar, lo que permitiría cerrar el mar Mediterráneo para limitar su aprovisionamiento de agua y ganar miles de kilómetros cuadrados para utilizarlos en los establecimientos turísticos y el desarrollo. Los treinta países del Mediterráneo tienen que volver al proyecto de Sörgel para evitar la catástrofe de la elevación del nivel del mar debido al cambio climático. Antes de la cumbre Moubarak-Sarkozy para discutir la Unión Mediterránea, yo le envié una carta al ministro egipcio de Relaciones Exteriores para decirle que esta unión está basada en cuatro principios: medio ambiente, desarrollo, seguridad y guerra contra el terrorismo. En lo que concierne al medio ambiente, le aconsejaba poner en la agenda de discusiones el proyecto de Atlantropa. Este proyecto necesita estudios técnicos y también políticas de alto nivel, como necesita la firma de un acuerdo entre treinta países a los que les permitirá hacer frente, juntos, a esta subida del mar.
-¿Cómo se verán afectados otros aspectos de la vida en Egipto?
-Nuestra vida en Egipto depende del clima. Cultivamos caña de azúcar en Alto Egipto, remolacha en el Delta, y esto es controlado por la temperatura. Tenemos en Egipto una rotación agrícola: en invierno, cultivamos trigo y habas, y en verano, arroz, algodón y maíz. Esto quiere decir que cualquiera sea el cambio de las temperaturas cambiará la situación de la agricultura, ya sea en el nivel geográfico o estacionario.
El aumento de la temperatura traerá un aumento en el grado de evaporación. Esto, a su vez, traerá un aumento del consumo de agua. Los cálculos actuales indican que se pierden cada año por evaporación unos 10 mil millones de metros cúbicos de agua del lago Nasser. Este último recibe 84 mil millones de metros cúbicos de agua, 10 mil millones se pierden por evaporación, y el resto, 74 mil millones, son compartidos por Egipto y Sudán. Cualquier aumento de las temperaturas significa una pérdida de agua de la Alta Represa. Además, con el calor, la población consumirá más agua. Estamos en un país que vive ya debajo del nivel de pobreza de agua. Vivimos una penuria de agua y el alza de la temperatura exacerbará esta penuria. Otro aspecto del recalentamiento: el mayor uso y consumo de energía. Entonces, efectivamente la agricultura, el consumo de agua y de energía sufrirán cambios bruscos como consecuencia del recalentamiento climático.