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El antihumanismo de los argumentos sionistas cubiertos de abyectos ropajes antisionistas

Fuentes: Rebelión

Shlomo Ben-Ami [SBA] no es un ciudadano cualquiera. Fue ministro de Relaciones Exteriores de Israel y es actualmente vicepresidente del Toledo International Center for Peace. ¡Por la paz! ¡Qué ironía, qué paradoja! El pasado lunes publicó en el global-imperial-sionista un artículo con el título «Reaparece el antisemitismo» [1]. El subtítulo o tal vez la entradilla […]

Shlomo Ben-Ami [SBA] no es un ciudadano cualquiera. Fue ministro de Relaciones Exteriores de Israel y es actualmente vicepresidente del Toledo International Center for Peace. ¡Por la paz! ¡Qué ironía, qué paradoja!

El pasado lunes publicó en el global-imperial-sionista un artículo con el título «Reaparece el antisemitismo» [1]. El subtítulo o tal vez la entradilla del diario: «Cuesta entender que 200.000 muertos en Siria pesen menos que 2.000 palestinos.» Excelente resumen de la infamia «argumentativa» desplegada, no apta para menores. Por favor, absténgase las almas sensibles. El mínimo común denominador, no digo el máximo, de las diversas filosofías morales clásicas o contemporánes arrojado a la cuneta de lo trasnochado, muy antigo y estúpido. El antihumanismo más abyecto en el puesto de mando; la obsolescencia de muchos seres humanos en la perspectiva de análisis.

Una breve aproximación al disparate poliético de don SBA, quien, por cierto, suele representar las posiciones más moderadas y cultas del sionismo realmente existente. Podemos inferir las características del resto.

La última guerra de Israel en Gaza resonó en las capitales de Europa de una manera poderosa y destructiva, señala SBA. En Berlín, Londres, París, Roma y otras ciudades, Israel (es decir, el estado de Israel) está siendo denunciado como un «Estado terrorista». Mezclando lo que no puede ser mezclado comenta a continuación que «manifestantes iracundos quemaron sinagogas en Francia y, en Alemania, hubo quienes llegaron a cantar: «¡Judíos a la cámara de gas!»». ¿Críticas unidas a barbarie? Y luego, de nuevo, la música de siempre, tomen un calmante: el entronque grotesco de la solidaridad, que el mismo SBA dice considerar legítima, con Palestina y «la diatriba antijudía parece haber dado lugar a una forma políticamente correcta de antisemitismo; algo que, 70 años después del Holocausto, está alimentando el espectro de la noche de los cristales rotos en las comunidades judías de Europa.» ¡El espectro revivido de la noche de los cristales rotos porque ciudadanos/as de aquí y de allí critiquen la política terrorista y criminal de un Estado terrorista y criminal sin que ello, desde luego, signifique profanar tumba alguna o confundir el estado y sus poderes dirigentes con la ciudadanía!

A los israelíes, prosigue SBA, él incluido probablemente en esos israelíes, «les cuesta entender por qué cinco millones de refugiados y 200.000 muertes en Siria tienen mucha menos gravitación en la conciencia occidental que los 2.000 palestinos asesinados en Gaza». ¡Con toda la calma del mundo, todo un presidente de un movimiento internacional por la paz! Por la misma senda de la infamia: «No llegan a comprender por qué los manifestantes europeos pueden denunciar las guerras de Israel y calificarlas de «genocidio», un término que nunca se aplicó a la hecatombe siria; el arrasamiento de Grozny por parte de Rusia; las 500.000 víctimas en Irak desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003; o los ataques aéreos estadounidenses en Afganistán y Pakistán». ¿Pero es o no es genocidio o término afín lo que hace Israel en Gaza? ¿Qué existen otras actuaciones criminales? Por supuesto. ¿Quién ha afirmado alguna vez que esas otras no cuenten?

A decir verdad, señala SBA, la respuesta es simple: «definir los pecados de Israel en términos tomados del Holocausto es la manera justificada que encuentra Europa para deshacerse de su complejo judío. «El Holocausto», como escribió Thomas Keneally en El arca de Schindler, «es un problema gentil, no un problema judío». O, como bien bromeara el psiquiatra Zvi Rex, «los alemanes nunca perdonarán a los judíos por Auschwitz»». ¡Y ya está, a otra cosa! ¡Qué listo que soy, qué hábil que soy! ¡La cuestión de fondo es el complejo judío de Europa! ¿De Europa? ¿De qué complejo europeo está hablando don SBA? ¿Del complejo judío de las tropas soviéticas que liberaron campos de concentración? ¿De los resistentes europeos que compartieron campos, torturas, maltratos y muerte con los ciudadanos de origen judío con ellos esclavizados?

No se puede negar, admite SBA, «que la agonía de Gaza es un desastre humanitario». La agonía, no el ataque criminal del Estado y el gobierno. Pero existen otros males y el círculo criminal se desvanece. «Ni siquiera le pisa los talones a otras crisis humanitarias de las últimas décadas, incluidas las de la República Democrática del Congo (RDC), Sudán, Irak y Afganistán». ¡Ni le pisa los talones! ¡Crisis humanitarias! De hecho, el uso de la aritmética no tiene perdón de ningún Dios en este caso, «desde 1882, todo el conflicto árabe-judío-israelí ha generado apenas la mitad de la cantidad de víctimas que Siria arrojó en sólo tres años». Desde 1950, prosigue don SBA, «el conflicto árabe-israelí ocupa el puesto 49 en términos de víctimas.» Luego, por tanto, ¿de qué nos quejamos?, ¿por qué les criticamos, por qué denunciamos? ¡Les tenemos manía!, ¡somos antisemitas! (Dejo aparte la referencia a Siria y el papel de Israel en el conflicto).

Esto no se condice, vuelve a admitir don SBA, «con la denigración global de Israel que está sofocando las críticas legítimas». ¡Vaya por Dios! Pero -siempre el pero- tampoco: «Cuando otros países flaquean, sus políticas son cuestionadas; cuando el comportamiento de Israel es polémico o problemático, se ataca su derecho a existir». ¿Polémico o problemático? ¿Se ataca su derecho a existir? Y no sólo eso: «Hay más resoluciones de las Naciones Unidas dedicadas a los abusos a los derechos humanos cometidos por Israel que a los abusos de todos los otros países juntos.» ¡Será por algo tal vez!… Ah, claro, por cegado antisemitismo. Puesta la etiqueta que vale para todo: adelante, sigamos adelante. ¡Todo el mundo está en contra del pueblo judío!

La cosa sigue por los mismos derroteros a continuación. Vale la pena reproducirlos: «Las historias sobre Israel se centran casi exclusivamente en el conflicto palestino… Las víctimas sirias, libias y yemenitas no tienen rostro». A las víctimas de Gaza, afirma, «muchísimas menos en comparación, se las idolatra y eso las torna únicas». ¡Cómo la vileza puede alcanzar tales límites!, ¡cómo la infamia antihumanista puede alcanzar ese grado!

Esto, afirma ahora, «no quiere decir que deba consolarse a Israel por la aritmética macabra del derramamiento de sangre». La hipocresía de algunos de los críticos de Israel, que no cita desde luego, «de ninguna manera justifica su usurpación colonial de territorio palestino, lo que lo convierte en el último país «occidental» desarrollado que ocupa y maltrata a un pueblo no occidental». ¡Israel es, pues, un país colonialista según SBA! ¡Vale, al fin! Pero, ¿el último país occidental colonialista? Sí, porque según SBA, «La mayoría de los conflictos de hoy -en Colombia, Somalia, la RDC, Sudán y ahora incluso Irak y Afganistán- son internos. Hasta una potencia importante como Rusia se enfrenta a sanciones en señal de castigo por negarse a poner fin a su ocupación de un territorio extranjero.» ¿Irak y Afganistán conflictos internos? Dejemos el punto. El conflicto de Israel, en todo caso, ¿se puede resumir es un conflicto colonial?

Y ahora un poco de sofisticación histórica, SBA es muy culto. «El enfrentamiento de Israel con Palestina representa un drama particularmente imperioso para Occidente». La historia de Israel se extiende mucho más allá del conflicto actual. «para referirse a una simbiosis extraordinaria entre el legado judío y la civilización europea que culminó en calamidad». Desde su nacimiento, firma SBA sin más, «Israel ha soportado las cicatrices del peor crimen cometido alguna vez en suelo europeo. La penuria de los palestinos -las víctimas del triunfo del sionismo- toca otro punto neurálgico en la mentalidad europea.» ¿Y no es razonable que lo toque? ¿Penuria, sólo penuria, de los palestinos? Destrucción, muertes, crímenes, millones de refugiados, ocupación salvaje de un territorio, asesinatos diseñados, guerras,… ¿eso es penuria?

De todas maneras, vuelve a admitir SBA, «la tragedia palestino-israelí es única. Es una odisea que atrapa a dos naciones con reclamos mutuamente excluyentes de tierras sagradas y santuarios religiosos que son centrales en las vidas de millones de personas en todo el mundo.» Tal vez no sea tan única pero, en todo caso, ¿SBA no está reconociendo la legitimidad de la lucha palestina? ¿Dos naciones con reclamaciones igualmente justificadas? ¿No hay aquí un verdugo y unas víctimas?

También, afirma SBA, «es una guerra de imágenes en conflicto, en las que ambas partes reivindican un monopolio de la justicia y del martirio». ¿Monopolio palestino de la justicia? ¿De qué está hablando SBA? ¿El estado de Israel habla, puede hablar en términos de justicia? Y ahora la sesuda inversión del «pensador»: «La persecución judía, y la manera en que el sionismo la utilizó, se ha convertido en un modelo para el nacionalismo palestino. Clichés como «exilio», «diáspora», «Holocausto», «regreso» y «genocidio» hoy son un componente inextricable del ethos nacional palestino.» ¿Clichés, esos términos son clichés? ¿No está justificado su uso?

De nuevo la de cal: «Cabe destacar que el Holocausto no le da a Israel inmunidad ante las críticas, ni cada ataque a las políticas de Israel se puede desestimar como antisemita». ¿Cómo podía ser de otro modo? El Israel del primer ministro Benjamín Netanyahu es percibido, y con razón, como un Estado de statu quo que aspira a tenerlo todo: un control continuo y colonización de los territorios palestinos, y una «calma por calma» de los palestinos.» Entonces, ¿son o no legítimas las críticas?, ¿a qué viene entonces hablar de antisemitismo?, ¿se trata de enchufar el ventilador y afirmar que todo es igual y lo mismo?

Eso si: «el control de Hamás dentro de Gaza es igualmente problemático. Para poner fin a su coqueteo fatal con el yihadismo y fomentar la estabilidad, Gaza debe buscar un acuerdo económico y político con Israel que reprima la tentación de la guerra». ¿Y eso cómo se come?, ¿y eso cómo se construye? ¿Poniéndose de rodillas ante el señor de la Guerra mientras este lanza tempestades de acero y destrucción cuando quiere y cómo quiere ayudado permanentemente por el Imperio de todos los Imperios?

De la misma manera que la recuperación de las ciudades egipcias a lo largo del Canal de Suez, tras la guerra de Yom Kippur en 1973, allanó el camino para una paz entre Israel y Egipto, concluye SMA, «una Gaza próspera serviría a los intereses de todas las partes involucradas, empezando por Israel.» ¿Una Gaza próspera? SBA lo está señalando: colonicemos económicamente Gaza y admitamos un gobierno títere. ¡Los negocios son los negocios!

Por lo demás, ¿dónde se ubica el antisemitismo? ¿Quiénes son o se han comportado de ese modo tan inadmisible? ¿Quiénes han criminalizado, por criminalizar, el ser judío?

 

Notas:

[1] http://elpais.com/elpais/2014/09/11/opinion/1410453612_600015.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.