El acaparamiento de tierras es un problema que se ha acelerado desde la crisis alimentaria de 2008. Se ha convertido en un problema muy grave en Mali, donde, en pocos años, hemos visto casi 700 mil hectáreas cedidas por el gobierno a empresas extranjeras, Estados extranjeros o a los llamados inversionistas nacionales. Lo que tenemos […]
El acaparamiento de tierras es un problema que se ha acelerado desde la crisis alimentaria de 2008. Se ha convertido en un problema muy grave en Mali, donde, en pocos años, hemos visto casi 700 mil hectáreas cedidas por el gobierno a empresas extranjeras, Estados extranjeros o a los llamados inversionistas nacionales.
Lo que tenemos que entender, es que esta tendencia hacia el acaparamiento de tierras, en la línea de las políticas neoliberales, quiere hacer creer a la gente que el campesinado no puede darnos de comer. Ése fue el mensaje de los gobiernos después de la crisis alimentaria: que tenemos que aumentar la producción de alimentos. Pero fueron esas mismas políticas aplicadas en nuestros países durante los últimos 30 años, y promovidas por el Banco Mundial y el FMI, las que no permitieron alimentar a nuestros países. Y tampoco vamos a resolver el problema de la alimentación al entregarle tierras a los intereses extranjeros. Sobre todo porque la crisis alimentaria ha demostrado que los países que dependían del mercado mundial para su suministro de alimentos quedaron muy vulnerables. En su lugar, se necesitan más que nunca, políticas para fortalecer la agricultura local, invertir en la agricultura familiar, con el fin de producir más -o mejor aún- con el fin de producir para alimentar a nuestros países.
En su lugar, se decidió entregar tierras a Estados que tienen problemas de suministro de alimentos. Cuando un Estado como Libia, que no tiene agua y cuyas tierras son poco productivas, llega a tener más de 100 mil hectáreas de tierras agrícolas en Mali, no es para producir alimentos para las y los malienses, eso es obvio. Entonces ¿por qué el Estado de Mali cede nuestras tierras más productivas y mejor irrigadas a intereses extranjeros o a países que las necesitan para producir sus alimentos? Eso es lo que denunciamos.
Una cosa que queda clara es que todo esto se debe a la pérdida de control sobre la formulación de políticas y su aplicación a nivel nacional. En otras palabras, todas las ideas que dan forma a las políticas de nuestro Estado son dictadas desde el exterior. Fue el propio presidente de la República, ante la insistencia del Banco Mundial, quien ha creado un Consejo Presidencial para la Inversión. ¿Qué es este Consejo Presidencial para la Inversión? Es un mecanismo que se puso en marcha con el fin de acelerar el proceso de inversión en nuestros países. Se contratan gerentes muy jóvenes, licenciados y licenciadas recién salidos de universidades estadounidenses que viven en un planeta completamente diferente, que no saben nada acerca de las realidades de nuestros países y que sólo han realizado estudios de administración o afines. Son reclutados y se convierten en asesores presidenciales de inversión. Así que cualquiera que venga con dinero, incluso si se trata de dinero de la droga, mientras que traiga dinero, le despliegan la alfombra roja. Es sumamente peligroso. Creemos que mañana será posible que el dinero de la droga tome el poder en nuestro país porque nadie está buscando o tratando de entender quién entra. Tan pronto como llega el dinero, las puertas se abren de par en par y se entregan las tierras de cultivo muy fácilmente, sin transparencia.
No podemos aceptar esto. Especialmente porque se trata de problemas relacionados con la tierra. Y hay muchos seres humanos que viven en estas tierras. Estamos hablando de miles de pueblos, millones de personas que siempre han existido: pastores, campesinado, pescadores que se encuentran en estos territorios desde hace milenios. Ellos y ellas tienen derechos. Nadie puede negarles sus derechos. Es por eso que nos hemos movilizado.
Para mí, no hay otro término. La apropiación de tierras es bandolerismo de Estado. Tenemos que tratarlos como bandidos porque tratan de apoderarse o tomar el único recurso que les queda a las personas pobres y dárselo a los que ya tienen demasiado, los que ya son extremadamente ricos. Y eso no es aceptable.
Ibrahim Coulibaly es miembro de la CNOP, Mali
Fuente: http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com/2011/04/10/ladrones-merodenado-por-africa/