Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Caty R.
Los europeos quieren cargar los problemas de la emigración clandestina sobre los países del norte de África al inducirlos a aceptar la apertura de centros de paso en sus territorios. Los gobiernos del Magreb están dispuestos a dialogar, pero con algunas condiciones.
Libia es el primer país señalado por el dedo de los europeos para ser el paso hacia Malta de millares de emigrantes clandestinos. La Jamahiriya [1] se defiende. Su embajador en Malta lo expone con argumentos en la mano, «Tenemos fronteras muy largas y un desierto inmenso, no podemos controlar todos los movimientos de los que llegan», manifestó en Sleima, un bello pueblecito del archipiélago de Malta. El Dr. A.E. El Shelmani aclara: «La lucha contra la emigración clandestina es importante, por supuesto, pero no es nuestra prioridad, no tenemos porqué gastar dinero para regular esta cuestión. Lo hacemos y desplegamos grandes esfuerzos para poner en marcha programas económicos y sociales que favorezcan al pueblo libio y estimulen a los jóvenes para que se queden en el país», precisa. Recuerda que «además Libia ayuda a otros países africanos a superar sus problemas políticos y económicos, como por ejemplo Darfour y Chad».
Los periodistas procedentes de los países del Este acorralaron al embajador con preguntas que conllevaban una acusación directa a Libia por la proliferación de emigrantes clandestinos en Europa. Malta se siente muy afectada por este asunto y ve en Libia (y en menor grado en Argelia) el camino lógico para los emigrantes procedentes de los países del Sahel [2].
No es probable que se hable de Argelia en el encuentro sobre la emigración clandestina de Malta. «Ni siquiera tenemos embajadas respectivas», nos dice un responsable del ministerio maltés de Asuntos Exteriores. «La apertura de una embajada requiere mucho dinero, no podemos hacerlo», añade. Cuando La Valeta designó el año pasado a una mujer como representante diplomática en Argelia, Argel no dio curso al nombramiento. Y en lenguaje diplomático «¡esto significa una negativa!».
La Jamahiriya, a través de su embajador, informa de que considera que la emigración clandestina es «un fenómeno complejo, por supuesto, pero internacional y por lo tanto requiere soluciones internacionales». Europa no puede pretender imputar su existencia sólo a los países del sur porque, según dice el Dr. El Shelmani, «la colonización también tiene mucha culpa». Citará también otras causas esenciales de este fenómeno como las guerras, los conflictos fratricidas y los regímenes totalitarios o dictaduras. Volverá a discutir, por otra parte, la creación del espacio Schengen [3] «que fomenta que los emigrantes se desplacen de un país a otro sin dificultad». Libia se declara preparada para el diálogo y la concertación sobre este asunto.
Libia está dispuesta a dialogar pero con ciertas condiciones
Está, sin embargo, contra la readmisión «sistemática» y rechaza la apertura de centros de paso en sus territorios. «¡Es inhumano!», dice el embajador, y «escoger a los emigrantes por el aspecto y la cualificación para permitir a los países europeos tener una emigración selectiva, no es justo desde nuestro punto de vista, no nos corresponde hacerlo», estima. Libia reclama que Europa destine un presupuesto especial para que los países del sur contribuyan a la lucha contra la emigración clandestina. «Para hacer eso necesitamos ayuda económica y técnica como el abastecimiento de medios de vigilancia a nuestras policías», reclama el embajador.
El representante del ministerio maltés de Asuntos Exteriores, Yves de Borro, nos señala que el procedimiento de interrogatorio de los emigrantes clandestinos en Malta podría durar de 5 semanas a 5 meses. Malta solamente dispone de una persona acompañada por dos asistentes para realizar interrogatorios a cerca de 1.400 emigrantes retenidos en los centros. La izquierda maltesa pide que se acelere el procedimiento. «¿Cómo?», se pregunta un responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores, «no podemos contratar más agentes para hacer este trabajo». Una vez recogidos por los vigilantes de las fronteras, los emigrantes clandestinos que llegan, mayoritariamente de países del Sahel, son encerrados en centros y los niños se colocan en orfanatos. Las organizaciones de derechos humanos y los partidos de izquierda malteses lamentan las condiciones «inhumanas» en las que se retiene a estas familias.
En Malta existen cinco centros de detención de los que tres son unos campamentos de barracas militares en un estado deplorable que el público no puede visitar en ningún caso. Los periodistas malteses denuncian las malas condiciones de detención y los «malos tratos que los militares o los policías infligen a los extranjeros». «Es muy difícil atravesar el desierto libio sin que te maten o te obliguen a pagar 1.000 dólares por persona. Cuando llegamos a Malta ya estamos extenuados y enfermos», cuenta un eritreo. Los responsables malteses dicen que «sabemos exactamente de dónde vienen los clandestinos». «Son los mismos tipos de barcos que los devuelven», nos dice Yves de Borro precisando que «sabemos que son redes bien organizadas». Hasta es posible, según los malteses, que «los barcos se compren en Túnez y el tráfico marítimo se hace a partir de Libia». Y para reírse, «hasta el hijo de Gadafi ha decidido emigrar a Italia».
El embajador adjunto de la Autoridad Palestina en Malta habla de la emigración clandestina desde otro punto de vista. A. Massalha informa de «las presiones que ejercen los malteses sobre su embajada porque millares de emigrantes clandestinos dicen, cuando los detienen, que son palestinos». Es un truco fácil: «lo dicen para beneficiarse de las leyes internacionales sobre los refugiados que huyen de países en guerra». La imposibilidad de que los expulsen a las fronteras es otro elemento que empuja a los emigrantes a presentarse como tales.
«Los israelíes rechazan cualquier devolución a las fronteras incluso si se comprueba que el clandestino es verdaderamente palestino», dice el representante de la Autoridad Palestina. Y como los palestinos en general no tienen pasaporte, el resto es fácil de adivinar. «Estoy en Malta desde hace tres años y he recibido a millares de clandestinos, pero ninguno es palestino; por la sencilla razón de que mis compatriotas no pueden salir de los territorios sin una autorización de la administración israelí y ésta generalmente se niega a concedérsela», explica. Massalha está convencido de que «a medio y largo plazo la importancia de los flujos migratorios empujará a los europeos a instaurar gobiernos extremistas y xenófobos».
Las acciones de Europa para 2007
Los responsables europeos consideran que es imperativo emprender una política unánime de emigración, como ha afirmado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. (Ver Le Quotidien d’Oran del lunes, 18 de diciembre de 2006). Por ahora, esta política ha consistido concretamente en la creación de una red de guardacostas para impedir que los emigrantes clandestinos alcanzaran las costas del sur de Europa.
Los 25 [27 desde el 1 de enero de 2007, n. de la t.] proyectan, además, crear una fuerza de intervención rápida en las fronteras para ayudar especialmente a Italia, España y Malta a hacer frente a la emigración clandestina. La comisaria europea Benita Ferrero-Waldner anunció el pasado mes de noviembre la organización, en 2007, de una conferencia ministerial sobre emigración que analizará los problemas de la emigración legal y la clandestina y sobre las emigraciones y el desarrollo. En el capítulo de la lucha contra la emigración clandestina y en el marco de la cooperación euromediterránea, la Comisión Europea prevé emprender acciones comunes contra el terrorismo «particularmente, el establecimiento del código de conducta aprobado el año pasado, que pondrá un énfasis especial en el papel de los medios de comunicación para la prevención de los actos sediciosos y sobre las acciones que se deberán desplegar para conseguir que se respeten los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo».
También figuran en el programa 2007 «la liberalización del comercio y los servicios y el derecho de establecimiento, las negociaciones para profundizar en la liberalización del sector agrícola, la convergencia de los reglamentos y la intensificación de las inversiones con el fin de reforzar la integración económica», la organización de una conferencia ministerial sobre la energía «cuyo objeto será establecer prioridades en materia de cooperación con vistas a garantizar la seguridad de aprovisionamiento entre los compañeros mediterráneos y promover el rendimiento energético y el ahorro de energía».
Finalmente, también el próximo año, la Comisión lanzará un sistema de becas para estudiantes de la región, celebrará una conferencia sobre enseñanza superior y, por otra parte, pondrá en marcha un plan de acción, detenido durante la primera conferencia ministerial celebrada en los últimos meses en Estambul, sobre «el fortalecimiento del papel de las mujeres en la sociedad».
[1] El término Jamahiriya es un neologismo inventado por Gadafi a partir del plural de «jumhur» («jamahir») que quiere decir «público» o «multitud» o «masas», y se podría traducir como «Estado de las Masas Árabe Libia Popular y Socialista» http://es.wikipedia.org/wiki
[2] http://es.wikipedia.org/wiki
[3] http://es.wikipedia.org/wiki
Original en francés: http://www.afrik.com/article108
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.