Cuando en la anterior reflexión pregunté a McCain qué pensaba de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, lo hice porque tenía presente lo que publicó en la página 206 del libro Faith of My Fathers elaborado por él y su asistente Mark Salter: «Es una cosa horrible la soledad. Comprime tu espíritu y debilita tu resistencia […]
Cuando en la anterior reflexión pregunté a McCain qué pensaba de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, lo hice porque tenía presente lo que publicó en la página 206 del libro Faith of My Fathers elaborado por él y su asistente Mark Salter:
«Es una cosa horrible la soledad. Comprime tu espíritu y debilita tu resistencia más eficazmente que cualquier otra forma de maltrato. Como no tienes nadie más en quien confiar, con quien compartir confidencias, a quien pedir consejo, comienzas a dudar sobre tus convicciones y tu coraje. Pero finalmente te acostumbras a la soledad como ante cualquier dificultad, diseñando varios métodos para mantener tus problemas alejados de la mente y aprovechar desmedidamente cualquier oportunidad para tener contacto humano.»
«Cuando en 1970 mi período de confinamiento en solitario finalmente terminó, fui inundado por la compulsión de hablar sin parar… «
Si es un tema que a usted interesa, en Estados Unidos hay cinco prisioneros cubanos hoy, alejados uno del otro por miles de kilómetros. No cuentan con zona alguna a la que pudieran calificar irónicamente como «Hanoi Hilton». Sus sufrimientos y la injusticia de que son víctimas serán conocidos por el mundo, no le quepa la menor duda. Decidí reiterar el tema recordando que, en alguna entre sus muchas declaraciones, usted trataba de ubicar el lugar convertido en prisión de los pilotos de los bombarderos derribados cuando atacaban Viet Nam.
A mí me alojaron en la antigua residencia del Gobernador francés en toda Indochina cuando visité Viet Nam en 1973, país al que arribé el 12 de septiembre, después del acuerdo entre Estados Unidos y Viet Nam, al que usted alude. Allí me visitó Pham Van Dong, entonces Primer Ministro, que lloraba al recordar los sacrificios humanos y materiales impuestos a su país; de allí partí a visitar el Sur -todavía no totalmente liberado-hasta la Línea McNamara, donde los fortines de acero habían sido tomados por los combatientes vietnamitas, a pesar de los bombardeos y los incesantes ataques aéreos de Estados Unidos.
Los puentes, sin excepción, a lo largo del trayecto, visibles desde el aire entre Hanoi y el Sur, estaban efectivamente destruidos; las aldeas, arrasadas, y todos los días las granadas de las bombas de racimo lanzadas con ese fin, estallaban en los campos de arroz donde niños, mujeres e incluso ancianos de avanzada edad laboraban produciendo alimentos.
Un gran número de cráteres se observaban en cada una de las entradas de los puentes. No existían entonces las bombas guiadas por láser, mucho más precisas. Tuve que insistir para hacer aquel recorrido. Los vietnamitas temían que fuese víctima de alguna aventura yanqui si conocían de mi presencia en aquella zona. Pham Van Dong me acompañó todo el tiempo.
Sobrevolamos la provincia de Nghe-An, donde nació Ho Chi Minh. En esa provincia y la de Ha Tinh murieron de hambre en 1945, el último año de la Segunda Guerra Mundial, dos millones de vietnamitas. Aterrizamos en Dong Hoi. Sobre la provincia donde radica esa ciudad destruida se lanzaron un millón de bombas. Cruzamos en balsa el Nhat Le. Visitamos un puesto de asistencia a los heridos de Quang Tri. Vimos numerosos tanques M 48 capturados. Recorrimos caminos de madera en la que un día fue la Ruta Nacional destrozada por las bombas. Nos reunimos con jóvenes soldados vietnamitas que se llenaron de gloria en la batalla de Quang Tri. Serenos, resueltos, curtidos por el sol y la guerra, un ligero tic reflejo en el párpado del capitán del batallón. No se sabe cómo pudieron resistir tantas bombas. Eran dignos de admiración. Esa misma tarde del 15 de septiembre, regresando por ruta diferente, recogimos tres niños heridos, dos de ellos muy graves; una niña de 14 años estaba en estado de shock con un fragmento de metal en el abdomen. Los niños trabajaban la tierra cuando un azadón hizo contacto casual con la granada. Los médicos cubanos acompañantes de la delegación les dieron atención directa durante horas y les salvaron la vida. He sido testigo, señor McCain, de las proezas de los bombardeos a Viet Nam del Norte, de los cuales usted se enorgullece.
Por aquellos días de septiembre, Allende había sido derrocado; el Palacio de Gobierno fue atacado y muchos chilenos torturados y asesinados. El golpe fue promovido y organizado desde Washington.
Todo aquello sucedió desgraciadamente.
El problema fundamental en este momento es saber si el candidato republicano McCain está consciente de la crisis económica que, a corto plazo o de inmediato, atravesará Estados Unidos. Sólo desde ese punto de vista será posible evaluar a cualquier candidato con posibilidades de ascender a la jefatura de ese poderoso país.
La agencia internacional de noticias IAR publicó hace dos días, el 12 de febrero, un artículo firmado por Manuel Freytas, periodista, investigador y analista, titulado «Por qué una recesión en Estados Unidos se puede convertir en una crisis global.»
No necesita muchos testimonios para argumentarlo.
«En el actual pronóstico sombrío de la economía estadounidense -escribe- coinciden instituciones claves del actual sistema económico-financiero como la Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos, el Banco Mundial, el FMI, el G-7 (los siete países más ricos) y los bancos centrales de Europa y Asia, que ven en la confluencia crisis hipotecaria -derrumbe del dólar- escalada de los precios del petróleo, detonante central potencial de un proceso recesivo del capitalismo a escala mundial.
«El temor a una recesión en Estados Unidos y su impacto en la economía mundial… han impactado negativamente en la confianza de la élite económica y política del sistema.
«El jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo que su país puede caer en un proceso recesivo y que enfrenta el doble reto de un mercado inmobiliario en caída, y al mismo tiempo la necesidad de cuidar que la inflación no aumente por los altos precios del petróleo y de los alimentos.
«La Organización de las Naciones Unidas advirtió en enero que existe un riesgo elevado de caer en una recesión económica global… «
«Los líderes de las más ricas y poderosas potencias del mundo acaban de advertir sobre una recesión en Estados Unidos con implicancias mundiales en el Foro de Davos, realizado en enero en los Alpes suizos, augurando sombríos pronósticos para este año.
«Los ministros de Finanzas y los bancos centrales de los siete países más ricos del mundo (G-7) estimaron el sábado pasado que sus economías iban a sufrir una desaceleración a corto plazo, según el comunicado final de una reunión en Tokio…»
«Hay dos elementos claves que explican por qué una crisis recesiva en Estados Unidos se proyectaría inmediatamente a toda la economía mundial, tanto en los países centrales como en los ‘emergentes’ y en los ‘periféricos’.
«a) En el actual modelo globalizado de economía mundial, Estados Unidos es el principal comprador y consumidor de productos y recursos energéticos, y representa el 22,5 por ciento de la economía mundial, según los últimos cálculos del Banco Mundial.
«b) La economía mundial capitalista está ‘dolarizada’. El dólar es la moneda patrón de todas las transacciones comerciales y financieras a escala global.
«Estos dos factores centrales explican por qué cualquier oscilación o desequilibrio económico-financiero que tenga a Estados Unidos como protagonista, impacta y se esparce inmediatamente por todo el ‘sistema’.
«Una crisis recesiva en Estados Unidos…impactaría inmediatamente a las bolsas y en los mercados globalizados del dinero… completando el ciclo del derrumbe del actual modelo de economía capitalista a escala global.
«El derrumbe del modelo rompería el equilibrio de la ‘gobernabilidad’ política y desataría una ola de conflictos sociales y sindicales que afectaría por igual tanto a Estados Unidos y a las potencias centrales como a los países ‘emergentes’.»
Ayer 13 de febrero varios artículos de conocidos periodistas norteamericanos apuntaban en la misma dirección, aunque a partir de diferentes puntos de apoyo. Citaré solo dos de los cuales seleccioné párrafos que reflejan la actualidad e importancia de su contenido, a través de conceptos absolutamente accesibles para los niveles educacionales de nuestro pueblo.
Bajo el título «El modelo estadounidense es una idea a la que le ha llegado su hora», Amy Goodman, presentadora de Democracy Now, noticiero internacional diario difundido por más de 650 emisoras de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo, escribió:
«Edward Kennedy, senador demócrata de Massachussetts, lo convirtió en un asunto personal: ‘¿El submarino sería una forma de tortura si se lo hicieran a usted?’ ‘Sentiría que sí’, respondió Mukasey (Fiscal General). Aunque esquivó preguntas antes y después de la de Kennedy, su respuesta a la pregunta personal sonaba auténtica.
«Nuestro Fiscal General no debería necesitar ser sometido al submarino para saber que es una forma de tortura.
«Suharto gobernó Indonesia durante más de 30 años, tras ser llevado al poder por el país más poderoso del planeta, Estados Unidos.
«Durante todo el régimen de Suharto, las administraciones estadounidenses -demócratas y republicanas- armaron, entrenaron y financiaron al Ejército indonesio. Además del millón de indonesios asesinados, otras cientos de miles de personas fueron también asesinadas durante la ocupación indonesia de Timor Oriental, un pequeño país 480 kilómetros al norte de Australia.
«El 12 de noviembre de 1991, mientras cubría una marcha pacífica de timorenses en Dili, la capital de Timor, el Ejército de ocupación de Suharto abrió fuego contra la multitud matando a 270 timorenses.
«Los soldados me patearon con sus botas y me golpearon con las culatas de sus rifles M-16, de fabricación estadounidense. Fracturaron el cráneo a mi compañero Allan Nairn, que por aquel entonces escribía para la revista The New Yorker.
«La organización Transparencia Internacional calculó que la fortuna de Suharto se situaba entre los 15 000 y los 35 000 millones de dólares. El actual embajador en Indonesia, Cameron Hume, alabó esta semana la memoria de Suharto, declarando: ‘El presidente Suharto estuvo al frente de Indonesia durante más de 30 años, un período durante el que Indonesia alcanzó un notable desarrollo económico y social.’
«Sea que se trate del submarino, de lanzar una guerra ilegal, o de retener a cientos de prisioneros sin cargos durante años en la bahía de Guantánamo o en cárceles secretas de la CIA en todo el mundo, eso me hace recordar las palabras de Mahatma Gandhi, uno de los más grandes líderes de la no-violencia en el mundo. ‘¿Qué les importa a los muertos, los huérfanos y los que pierden sus hogares,’ preguntaba, ‘si la destrucción sin sentido se lleva a cabo en el nombre del totalitarismo o en el santo nombre de la libertad o la democracia?’
«Cuando se le preguntó qué pensaba de la civilización occidental, Gandhi respondió: ‘Pienso que sería una buena idea.'»
El mismo día, en CounterPunch, Robert Weissman escribió otro artículo titulado «El vergonzoso estado de la Unión», traducido para Rebelión por S. Seguí, donde entre otras cosas afirmó:
«Estados Unidos dedica más de 700 000 millones de dólares anuales a gastos militares. Destina 506 900 millones de dólares al Departamento de Defensa, además de 189 400 millones de dólares a operaciones militares en Iraq y Afganistán.
«El Congreso ha aprobado cerca de 700 000 millones para las guerras de Afganistán e Iraq. No incluye los costes sociales: pérdidas de vidas, heridos, etcétera.
«Según algunos métodos de cálculo, más de la mitad del gasto federal discrecional va destinado ya a fines militares.
«La riqueza se está concentrando de manera vertiginosa.
«En 1976, el 1 por ciento más rico de la población recibía el 8,83 por ciento del ingreso nacional; en 2005, este porcentaje era del 21,93 por ciento.
«En la actual economía hiperfinanciera, son los gurús de las finanzas los que se están haciendo realmente ricos, a pesar de las enormes pérdidas que está acumulando Wall Street.
«Ni siquiera los bancos de inversión tradicionales pueden pagar las escandalosas compensaciones que reciben los gestores de fondos de capital privados, algunos de los cuales consiguen más de 1 000 millones de dólares en un solo año. Gracias a una estratagema fiscal, estos individuos pagan unos impuestos sobre sus ingresos que equivalen a menos de la mitad de lo que debe pagar un dentista que ingrese 200 000 dólares al año.
«Las grandes corporaciones se están haciendo con una parte mayor de la riqueza nacional.
«La burbuja inmobiliaria y el colapso de las hipotecas de alto riesgo (subprime) están expulsando a millones de familias de sus hogares.
«El Centro para un Endeudamiento Responsable considera que 2,2 millones de préstamos hipotecarios de alto riesgo concedidos durante los últimos años han terminado ya en quiebra o acabarán en ejecución hipotecaria. Las pérdidas derivadas de la caída de precios de la vivienda pueden alcanzar los 2 millones de millones de dólares.
«La brecha de riqueza entre blancos y negros no tiene visos de cerrarse, y de hecho está ensanchándose.
«Los ciudadanos estadounidenses de origen africano sólo alcanzarán la paridad con sus compatriotas blancos dentro de 594 años, según la asociación United for a Fair Economy. La catástrofe de las hipotecas de alto riesgo se está cebando especialmente en las comunidades minoritarias y está provocando lo que United for a Fair Economy estima como el mayor empobrecimiento de la gente negra en la moderna historia de Estados Unidos.
«Más de uno de cada seis niños vive en la pobreza.
«Más de 45 millones de personas no tienen seguro de enfermedad.
«El déficit comercial estadounidense alcanzó en 2006 la cifra de 763 600 millones de dólares. En algún momento este déficit comercial deberá equilibrarse. A medida que el dólar sigue perdiendo su valor, es de esperar una mayor inflación y más altos tipos de interés a medio plazo. El nivel de vida real, en términos económicos, descenderá.
«La eficiencia energética es hoy día peor que hace dos décadas.
«La infraestructura se está viniendo abajo. La Asociación de Ingenieros Civiles estima que harán falta 1,5 millones de millones de dólares, a lo largo de un período de cinco años, para devolver las infraestructuras del país a un estado aceptable.
«Esta situación es peor -en algunos casos mucho peor- que a comienzos del gobierno de George W. Bush, pero sus raíces se hunden en la política bipartidista llevada a cabo durante los tres decenios pasados, favorable a la desregulación, la entrega de activos públicos a las empresas privadas (privatización), la globalización corporativa, el carácter hiperfinanciero de la economía, unos gastos militares extravagantemente altos, las reducciones de impuestos a los ricos y los recortes de la red de seguridad social.»
Robert Weissman, autor del artículo, es redactor jefe del Multinational Monitor, de Washington, D.C., y director de Essential Action.
Para no abusar de los lectores, falta sólo la quinta parte.
(Quinta y última parte)
Los artículos señalados en la reflexión de ayer, 14 de febrero, fueron escritos en los últimos dos o tres días.
Hace más de dos semanas, el 27 de enero de 2008, la publicación digital Tom Dispatch reprodujo un artículo, traducido para Rebelión por Germán Leyens: La crisis de la deuda es la mayor amenaza para Estados Unidos, de Chalmers Johnson. Este autor norteamericano no ha sido previamente distinguido con el Nobel, como Joseph Stiglitz, prestigioso y reconocido economista y escritor, o el propio Milton Friedman, inspirador del neoliberalismo que condujo a muchos países por ese desastroso camino, incluido Estados Unidos.
Friedman fue el más activo defensor del liberalismo económico opuesto a cualquier regulación gubernamental. Sus ideas nutrieron a Margaret Thatcher, y a Ronald Reagan. Miembro activo del Partido Republicano, asesoró a Richard Nixon, Ronald Reagan y Augusto Pinochet, de siniestra historia. Murió en noviembre de 2006 a los 94 años. Escribió numerosas obras, entre ellas Capitalismo y Libertad.
Cuando hablo del artículo de Chalmers Johnson, me atengo estrictamente a los argumentos irrebatibles utilizados por él. Empleo el método de seleccionar textualmente párrafos esenciales.
«Al llegar 2008, el propio Estados Unidos se encuentra en la posición anómala de no poder pagar por sus propios altos niveles de vida o su derrochador, exageradamente grande, establishment militar. Su gobierno ni siquiera trata de reducir los ruinosos gastos de mantener enormes ejércitos permanentes, reemplazar equipos que han sido destruidos o gastados en siete años de guerra, o de preparar una guerra en el espacio exterior contra adversarios desconocidos. En su lugar, el gobierno de Bush posterga esos costos para que sean pagados -o repudiados- por futuras generaciones. Esta irresponsabilidad fiscal ha sido disfrazada usando numerosas artimañas financieras manipuladoras -como llevar a países más pobres a que nos presten sumas sin precedentes-, pero viene rápidamente el momento del ajuste de cuentas.
«Ha habido tres amplios aspectos en nuestra crisis de la deuda. Primero, en este año fiscal 2008 estamos gastando cantidades demenciales de dinero en proyectos de ‘defensa’ que no tienen que ver con la seguridad nacional de Estados Unidos. Simultáneamente, mantenemos los impuestos sobre los ingresos de los segmentos más ricos de la población estadounidense a niveles sorprendentemente bajos.
«En segundo lugar, seguimos creyendo que podemos compensar la erosión acelerada de nuestra base manufacturera y nuestra pérdida de puestos de trabajo a países extranjeros mediante masivos gastos militares¼ «
«Tercero, en nuestra devoción por el militarismo, dejamos de invertir en nuestra infraestructura social y otros requerimientos para la salud a largo plazo de nuestro país¼ «
«Nuestro sistema de educación pública se ha deteriorado de modo alarmante. No hemos asegurado la atención sanitaria de todos nuestros ciudadanos y hemos desatendido nuestra responsabilidad como el contaminador número uno del mundo. Lo que es más importante: hemos perdido nuestra competitividad como fabricantes para necesidades civiles -un uso infinitamente más eficiente de recursos escasos que la fabricación de armas¼ «
«Es virtualmente imposible exagerar el despilfarro que constituyen los gastos de nuestro gobierno en las fuerzas armadas. Los gastos planificados por el Departamento de Defensa para el año fiscal 2008 son mayores que todos los demás presupuestos militares combinados. El presupuesto suplementario para pagar por las actuales guerras en Iraq y Afganistán es en sí mayor que los presupuestos militares combinados de Rusia y China. Los gastos relacionados con la defensa para el año fiscal 2008 excederán el millón de millones de dólares por primera vez en la historia, y Estados Unidos se ha convertido en el mayor vendedor por sí solo de armas y municiones a otras naciones en la Tierra¼ «
«Las cifras publicadas por el Servicio de Referencia del Congreso y la Oficina del Presupuesto del Congreso no coinciden las unas con las otras¼ «
«Hay numerosas razones para esta prestidigitación presupuestaria -incluyendo un deseo de mantener el secreto por parte del Presidente, del Secretario de Defensa, y del complejo militar-industrial-, pero el motivo principal es que miembros del Congreso, que se benefician enormemente de los puestos de trabajo en la defensa y de proyectos oportunistas para congraciarse con el electorado en sus distritos, tienen un interés político en el apoyo al Departamento de Defensa¼ «
«Por ejemplo, 23.400 millones de dólares para el Departamento de Energía van al desarrollo y mantenimiento de ojivas nucleares; y 25.300 millones de dólares en el presupuesto del Departamento de Estado son gastados en ayuda militar al extranjero¼ «
«El Departamento de Asuntos de Veteranos recibe actualmente por lo menos 75.700 millones de dólares, 50 por ciento de los cuales van para la atención a largo plazo de los terriblemente heridos entre los por lo menos 28.870 soldados heridos hasta ahora en Iraq y 1.708 en Afganistán.
«Otros 46.400 millones de dólares son destinados al Departamento de Seguridad Interior; 1.900 millones de dólares del Departamento de Justicia para las actividades paramilitares del FBI, 38.500 millones de dólares para el Departamento del Tesoro destinados al Fondo de Retiro de las Fuerzas Armadas; 7.600 millones para las actividades relacionadas con las fuerzas armadas de la NASA; y bastante más de 200.000 millones en intereses por pasados desembolsos financiados con deudas. Esto lleva los gastos de Estados Unidos para su establishment militar durante el actual año fiscal (2008), calculados de modo conservador, a por lo menos 1,1 millón de millones de dólares.
«Semejantes gastos no son sólo obscenos desde el punto de vista moral, sino que son insostenibles desde el punto de vista fiscal. Numerosos neoconservadores y estadounidenses patrióticos mal informados creen que, incluso si nuestro presupuesto de defensa es inmenso, nos lo podemos permitir porque somos el país más rico de la Tierra¼ Esa declaración ya carece de valor. La entidad política más rica del mundo, según el Libro mundial de datos, de la CIA, es la Unión Europea. El PIB de la Unión Europea en 2006 fue calculado como ligeramente superior al de Estados Unidos. El PIB en 2006 de China fue sólo ligeramente inferior al de Estados Unidos, y Japón fue el cuarto país más rico del mundo.
«Una comparación más convincente, que revela hasta qué punto nos va peor, puede ser encontrada en las ‘cuentas corrientes’ de varias naciones. La cuenta corriente mide el superávit comercial neto o déficit de un país, más los pagos internacionales de intereses, royalties, dividendos, capital de ganancias, ayuda extranjera, y otros ingresos. Para que Japón fabrique algo, debe importar todas las materias primas necesarias. Después de hacer ese increíble gasto, todavía logra un superávit comercial de 88.000 millones de dólares por año con Estados Unidos y goza del segundo balance de cuenta corriente del mundo por su tamaño. China es el número uno. Estados Unidos es el número 163 -el último de la lista, peor que países como Australia y el Reino Unido, que también tienen grandes déficit comerciales. Su déficit de cuenta corriente en 2006 fue de 811.500 millones de dólares; el segundo peor fue el de España con 106.400 millones de dólares. Esto es lo que es insostenible¼ «
«Nuestros excesivos gastos militares no se desarrollaron sólo en unos pocos años. Lo han hecho durante mucho tiempo siguiendo una ideología superficialmente plausible y ahora comienzan a hacer estragos. La llamo ‘keynesianismo militar’. Es la determinación de mantener una economía de guerra permanente y de tratar a la producción militar como si fuera un producto económico ordinario, aunque no haga ninguna contribución ni a la producción ni al consumo¼
«La Gran Depresión de los años treinta había sido superada sólo por el auge de la producción de guerra de la Segunda Guerra Mundial¼
«Con este concepto, los estrategas estadounidenses comenzaron a crear una masiva industria de municiones, tanto para contrarrestar el poder militar de la Unión Soviética -que exageraron consistentemente- como para mantener el pleno empleo y prevenir un posible retorno de la Depresión. El resultado fue que, bajo el liderazgo del Pentágono, se crearon industrias enteramente nuevas para fabricar grandes aviones, submarinos a propulsión nuclear, ojivas nucleares, misiles balísticos intercontinentales, y satélites de vigilancia y de comunicaciones. Esto llevó a aquello contra lo que advirtió el presidente Eisenhower en su discurso de despedida del 6 de febrero de 1961: ‘La conjunción de un inmenso establishment militar y de una gran industria de armamentos es nueva en la experiencia estadounidense’ -es decir, el complejo militar-industrial.
«En 1990, el valor de las armas, del equipamiento, y de las fábricas dedicadas al Departamento de Defensa representaba un 83 por ciento del valor de todas las fábricas y equipos en la manufactura estadounidense¼ «
«La dependencia de Estados Unidos del keynesianismo militar ha progresado a pesar de que la Unión Soviética ya no existe…»
«La devoción al keynesianismo militar es, de hecho, una forma de lento suicidio económico¼ «
«El historiador Thomas E. Woods, Jr., observa que, durante los años cincuenta y sesenta, entre un tercio y dos tercios de todo el talento de investigación estadounidense fueron desviados hacia el sector militar¼
«Entre los años cuarenta y 1996, Estados Unidos gastó por lo menos 5,8 millones de millones de dólares en el desarrollo, ensayo, y construcción de bombas nucleares. En 1967, el año pico del arsenal nuclear, Estados Unidos poseía unas 32.500 bombas atómicas y de hidrógeno movedizas¼ «
«Las armas nucleares no fueron sólo el arma secreta de Estados Unidos sino su arma económica secreta. En 2006, todavía teníamos 9.960 (de las más modernas). Actualmente no hay un uso juicioso para ellas, mientras que los millones de millones que fueron gastados en las mismas podrían haber sido utilizados para solucionar los problemas de seguridad social y atención sanitaria, educación de calidad y acceso a la educación a todos, para no hablar de la retención de puestos de trabajo altamente calificados dentro de la economía estadounidense¼ «
«Nuestro breve ejercicio como la ‘única superpotencia’ del mundo llegó a su fin.
«¼ Actualmente ya no somos el principal país prestamista del mundo. En los hechos somos ahora el mayor país deudor del mundo, y seguimos ejerciendo influencia sólo sobre la base de proezas militares.
«Parte del daño causado no podrá ser rectificado jamás.
«Hay algunos pasos que este país tiene que dar urgentemente. Incluyen que se revoquen los recortes de impuestos de Bush para los ricos de 2001 y 2003, que comencemos a liquidar nuestro imperio global de más de 800 bases militares, que eliminemos del presupuesto de defensa todos los proyectos que no estén relacionados con la seguridad nacional de Estados Unidos y que cesemos de utilizar el presupuesto de defensa como un programa keynesiano de creación de empleos. Si lo hacemos tendremos una posibilidad de librarnos por un pelo. Si no lo hacemos, enfrentamos la probable insolvencia nacional y una larga depresión.»
En una consulta en Internet sobre la obra de Johnson, ya la respuesta está diseñada para él. ¿Qué expresa? Algo que explico en muy apretada síntesis:
«Johnson está argumentando que Estados Unidos es su propio peor enemigo. ‘Más temprano que tarde, asegura él, la arrogancia de Estados Unidos provocará su caída’. El libro de Johnson está formado en gran medida por capítulos autónomos acerca de un número de temas vagamente relacionados.
«‘El tiempo para evitar la bancarrota financiera y moral es corto’. Más tarde, llega a la conclusión siguiente: ‘Estamos al borde de perder la democracia en aras de mantener nuestro imperio’. Las obras de Johnson son descritas como ‘polémicas’… Mientras que muchos de nosotros nos hemos vuelto insensibles ante las atrocidades de la Casa Blanca, la indignación de Johnson con la Administración -sus memorandos de la tortura, su desprecio por la libre información pública, su burla de los tratados establecidos- es vívida. Esto puede deberse a sus antecedentes conservadores: teniente de la Marina en la década de los 50, asesor de la CIA de 1967 a 1973 y defensor por mucho tiempo de la guerra de Viet Nam, Johnson sólo se horrorizó tardíamente del militarismo e intervencionismo norteamericano. Ahora escribe como si quisiera recuperar el tiempo perdido. La contribución más sobresaliente de Johnson al debate acerca del imperio norteamericano es su documentación de la vasta red de bases militares de Estados Unidos en el extranjero¼
«‘Hace muchos años se podía trazar la expansión del imperialismo por medio del conteo de colonias’, escribe Chalmers Johnson en Némesis: los últimos días de la república estadounidense. ‘La versión norteamericana de la colonia es la base militar¼ ‘
«Némesis es un libro acerca del poder duro. Al equiparar a las lejanas bases de Estados Unidos con las guarniciones de Roma, Johnson postula que las cosas no han cambiado mucho desde los días de César y Octavio. Pero con las armas nucleares desperdigadas entre las grandes potencias y las menores, el poderío militar sólo puede lograr la destrucción mutua¼ Nuestras tropas están asediadas.»
«Cada uno de los eruditos capítulos de Johnson enseña tanto como perturba. Pero su jeremiada subyacente acerca de la muerte de la democracia, carece de fuerza analítica. Johnson mira de manera incrédula a ‘los que creen que la estructura de gobierno en el Washington de hoy tiene algún parecido con el esbozado en la Constitución de 1787’.
«Tal pesimismo parece exagerado. La República ha sobrevivido a Richard Nixon y a Edgar J. Hoover, y la democracia, a pesar de los golpes recibidos, sobrevivirá también a Bush.»
Los argumentos para responder concretamente al artículo suscrito por Johnson el 27 de enero requieren algo más que una declaración de fe en la democracia y la libertad. Johnson no inventó la Aritmética, que hasta un alumno de sexto grado conoce; tampoco la inventó el gran poeta chileno Pablo Neruda, también Premio Nobel. Estuvo muy cerca de no obtener un título universitario: constantemente preguntaba -narra su biógrafo- cuánto era 8 por 5; nunca se acordaba de que era 40.
Hace varios meses, analizando cuidadosamente más de 400 páginas de la traducción de las memorias de Alan Greenspan, quien fuera 16 años Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, La era de la turbulencia -sobre la que prometí escribir algunas reflexiones y es ya agua pasada-, aprendí a conocer el secreto de sus enormes inquietudes: lo que comienza a suceder en la actualidad. En esencia, comprendía con claridad las consecuencias, terribles para el sistema, de imprimir billetes y gastar sin límites.
Deliberadamente no enfrenté a ninguno de los candidatos de ambos partidos al delicadísimo tema del cambio climático para no perturbar ilusiones y sueños. La publicidad nada incide en las leyes físicas y biológicas. Estas son menos comprensibles y más complicadas.
Expresé hace meses la seguridad de que el que más conocía sobre el tema del cambio climático y contaba con más popularidad no aspiraría a ser candidato a la Presidencia. Ya lo había sido y le arrebataron la victoria mediante escandaloso fraude. Comprendía los riesgos de la naturaleza y de la política. Es obvio que me refiero a Albert Gore. Es un buen termómetro. Hay que preguntarle cada día cómo durmió. Sus respuestas serán sin duda útiles para la desesperada comunidad científica; esta desea que la especie sobreviva.
En la próxima reflexión abordaré un tema de interés para muchos compatriotas, pero no lo adelantaré.
Pido perdón a los lectores por el tiempo y el espacio que ocupé durante cinco días con El Candidato Republicano.