El sistema del apartheid en Sudáfrica fue vencido tras una larga lucha. Se celebraron elecciones basadas en el sufragio universal. El arquitecto en jefe de esta transformación fue el Congreso Nacional Africano (CNA) y el principal héroe de la lucha fue el líder del CNA, Nelson Mandela. Él fue electo primer presidente de un gobierno […]
El sistema del apartheid en Sudáfrica fue vencido tras una larga lucha. Se celebraron elecciones basadas en el sufragio universal. El arquitecto en jefe de esta transformación fue el Congreso Nacional Africano (CNA) y el principal héroe de la lucha fue el líder del CNA, Nelson Mandela. Él fue electo primer presidente de un gobierno post-apartheid en 1994, por un margen abrumador. El CNA ganó una mayoría dominante en la Asamblea Nacional.
Mandela declinó competir para las reelecciones en 1999 y fue sucedido por Thabo Mbeki durante dos periodos. Dos periodos es lo máximo permitido. Jacob Zuma fue electo por vez primera en 2009 y lo reeligieron en 2014. Los primeros dos presidentes fueron xhosa, uno de los dos grupos étnicos principales en Sudáfrica. Zuma, en cambio, era zulú y reflejó y disfrutó su orgullo étnico.
El principal partido de oposición era la Alianza Democrática (AD). Éste era un partido derivado de los grupos blancos liberales que existían durante el régimen del apartheid. Inicialmente recibió muy poco apoyo fuera de la comunidad blanca, pese a significar 20 por ciento de la población. No obstante, buscó atraer a los votantes de clase media negros y en años recientes eligió políticos negros como sus dirigentes.
El otro partido significativo de oposición que emergió en años recientes es conocido como Combatientes por la Libertad Económica (EFF, por sus siglas en inglés). Está encabezado por Julius Malema, antes líder de la Liga Juvenil del CNA. Malema centró su llamado en la cuestión, no resuelta, de la tierra. Propuso confiscarle tierra a los granjeros blancos, que aún controlan la mejor tierra arable. Sus provocadores puntos de vista condujeron a su expulsión del CNA, tras lo cual creó el EFF, en aras de perseguir sus objetivos.
Este año, el 3 de agosto, se celebraron elecciones municipales. Hasta ahora el CNA era el partido gobernante en tres de las cuatro ciudades más grandes y de las provincias de las que son parte. La única excepción era Cape Town, donde los negros son minoría. El grupo más grande era el de ascendencia mezclada, conocido como los coloureds bajo el régimen del apartheid. Este año, sin embargo, perdieron dos más de las grandes ciudades ante la AD (Tswane y Nelson Mandela Bay) y sólo por escaso margen mantuvo su ventaja en Johannesburgo. El EFF se desempeñó mejor de lo esperado y obtuvo más de 10 por ciento en varias ciudades. Las elecciones municipales se han considerado como un revés electoral importante para el CNA.
¿Por qué ocurrió esto y qué sigue? La debilidad del CNA tiene varias causas. Una es el cargo extendido de corrupción de los líderes del CNA en general y del presidente Zuma en particular. La segunda es el hecho de que tras 20 años, desde el fin del apartheid, no se ha promulgado ningún programa significativo para reintegrar la propiedad de la tierra a los negros y el CNA no parece moverse en relación con ese punto. La tercera son las crecientes dificultades económicas en Sudáfrica, ocasionadas por el incremento mundial de la desigualdad económica.
Sin embargo, el factor más importante en la decadencia del CNA es el cambio generacional. En 2016, la mayoría de los votantes nacieron después del fin del apartheid. No tienen recuerdos personales de la vida bajo el apartheid y como tal no recompensan al CNA por sus logros. Ni siquiera entienden cómo era la lucha contra el apartheid. Uno puede decir que el CNA se desvanece del mismo modo en que lo hicieron otros movimientos de liberación nacional, como el Partido del Congreso en India. Tal desvanecimiento sólo puede incrementarse en los años venideros.
El problema con Sudáfrica es qué sigue. Al momento, si la AD espera gobernar a nivel provincial y nacional, no cuenta con el suficiente respaldo para hacerlo por su cuenta. Tendría que buscar el apoyo del EFF. Pero EFF y AD respaldan programas virtualmente opuestos. La AD es básicamente un partido neoliberal conservador. El EFF reivindica un programa de izquierda en la esfera económica -la renacionalización de las industrias básicas, en particular. La AD busca ser un partido multiétnico. El EFF es agresivamente xenófobo.
¿Y el CNA? En la práctica, aunque no en su verbalización, su programa no es muy diferente del de la AD -economía neoliberal y multietnicidad. El CNA corre el riesgo de desmoronarse por completo. Es probable que el EFF siga creciendo en fuerza. Su combinación de lenguaje de izquierda y presiones xenófobas ha sido exitoso en varios países anteriormente comunistas de Europa central y del este. ¿Por qué no en Sudáfrica?
No obstante, Sudáfrica no es cualquier país africano. Ha sido la base sólida de la estabilidad en África del sur y más allá. Su pérdida de poder tendrá efectos expansivos a lo largo de numerosos Estados. ¿Y cuál será la respuesta de los miembros de BRICS que han contado con Sudáfrica para que brinde evidencia de que BRICS está en verdad preocupado por África, el continente más pobre?
La última consideración es si podría haber la emergencia de un verdadero movimiento de izquierda desde abajo. ¿Podría haber el equivalente de Podemos o Syriza? Posiblemente, pero ese movimiento no ha emergido, pese a los valientes intentos de pequeños grupos de activistas.
Sudáfrica se movió de un modelo democrático que había proclamado ser, a ser el centro de un desasosiego que no podría fácilmente ser calificado como democrático.
Traducción: Ramón Vera Herrera
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/08/21/opinion/020a1mun