Recomiendo:
0

Vivimos una época en la que, como en tiempos de la Inquisición, ¡sitúa a Dios en un pedestal de violencia y terror... en nombre de la Paz!

El culto estadounidense al imperialismo

Fuentes: Information Clearing House

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Mi querido amigo activista Edward Dunphy suele decir que «la derecha cristiana NO existe» cada vez que discutimos sobre esos tipos. Es asombroso estar viviendo una época que, al igual que la Inquisición, ¡sitúa a Dios en un pedestal de violencia y terror… en nombre de la Paz! Permítanme asimismo afirmar que este tipo de mentalidad trasciende la política. Desde luego, conocemos al partido que lleva a Jesús en el bolsillo como si fuera un talismán. Los republicanos que se identifican con el cristianismo en realidad piensan que aquél a quien llaman el Príncipe de la Paz perdonaría todo lo que ellos defienden. Como el culto a la avaricia a expensas del 99,5 % de nosotros. Sin embargo, cuando se trata de otros temas de política exterior, los dos partidos políticos piensan que están en posesión de la cruz y la herencia de Cristo. Obama y su partido de hipócritas continúan invirtiendo en el complejo industrial militar más de la mitad de los dólares procedentes de los impuestos federales. Marcando el paso junto a los republicanos, mantienen abiertas más de 800 bases en todo el mundo, con cientos de miles de jóvenes soldados ocupando dos países en los que no tienen derecho a estar. Cuando Obama y su cohorte cristiana abandonan la iglesia cada domingo, ¿piensan que Jesús apoyaría los ataques salvajes con aviones no tripulados? Supongo que eso es lo que los medios de comunicación denominan bipartidismo.

¿Por qué creen que nuestro país invadió Irak? ¿Realmente creen que si hubiera tenido aceite de coco en el subsuelo abríamos asomado las narices por allí? ¿Recuerdan la escena final de Grupo salvaje, cuando William Holden, Ernest Borgnine y un puñado de sus hombres están rodeados de cientos de bandidos mexicanos? Se atrincheran y luchan a brazo partido hasta el final. Lo mismo ocurre con mi querido país, que ha sido corrompido y vendido a los mayores postores de la riqueza y el poder. Cuando el presidente del consejo de administración de la cadena farmacéutica CVS gana más de 40 millones de dólares al año y mis vecinos tienen problemas para pagar las medicinas de sus almacenes… ¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo es posible que nosotros, las buenas personas, continuemos honrando y colocando en un pedestal a esos pocos que se ríen de nosotros desde el confort de vecindarios cercados por vallas de seguridad y patrullados por hombres armados? Y cuando salen afuera, lo hacen conducidos por chóferes armados. ¿Han visto la película El fuego de la venganza (Man on Fire), con Denzel Washington? En eso se está convirtiendo Estados Unidos, mientras el desempleo y la depresión (tanto financiera como emocional) hacen que muchos cometan actos terribles.

¿Sabe cuánto le cuesta a usted, contribuyente estadounidense, mantener a UN soldado en Afganistán durante un año? Un millón de dólares. ¿Sabe que una de nuestras superbombas (de ésas que tenemos demasiadas) cuesta aproximadamente un millón de dólares? Y así estamos, sin podernos permitir proporcionar cobertura de Medicare a todos los ciudadanos porque el Complejo Industrial Militar es dueño del Congreso y de la Presidencia de Estados Unidos. Siempre ha sido así desde que recuerdo. Sin embargo, cuando utilizas estos argumentos frente a la mayoría de las autoridades elegidas, incluso de nivel local, ¡se niegan a contestar o a comprometerse a cualquier cosa en público! Ciudadanos de todos los estados están solicitando a sus ayuntamientos que adopten resoluciones para enviar a Washington, tanto a Obama como a sus representantes en el Congreso. Estas resoluciones exigen que se recorte un 25% el gasto militar global, y que se devuelva ese dinero a los diferentes estados y ciudades para evitar los recortes presupuestarios. No obstante, la mayor parte de las personas a las que elegimos con nuestro voto para ocupar posiciones de liderazgo ocultan las causas reales de nuestros problemas financieros y morales y no hacen nada para cambiarlas. El silencio autoriza la tiranía. ¡Siga el rastro del dinero!

Phillip A Farruggio es hijo y nieto de estibadores de Brooklyn, Nueva York. Contacto: [email protected]

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article33271.htm

rCR