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Una visión desde Euskadi

El deterioro de la cooperación y su impacto en el aumento de la desigualdad entre mujeres y hombres

Fuentes: Rebelión

El progresivo desmantelamiento de la cooperación al desarrollo al que venimos asistiendo en el Estado desde el comienzo de la crisis tiene visos de consolidar su avance en 2013 y de alcanzar de lleno a gran parte de la cooperación vasca descentralizada (aquella llevada a cabo desde los gobiernos autonómicos, las diputaciones y los ayuntamientos). […]

El progresivo desmantelamiento de la cooperación al desarrollo al que venimos asistiendo en el Estado desde el comienzo de la crisis tiene visos de consolidar su avance en 2013 y de alcanzar de lleno a gran parte de la cooperación vasca descentralizada (aquella llevada a cabo desde los gobiernos autonómicos, las diputaciones y los ayuntamientos). Hasta ahora parecía que en Euskadi no iba a suceder lo que ha pasado en otros lugares gobernados por el PP como Madrid o Valencia, que han eliminando las partidas de cooperación internacional, pero sin embargo todo parece indicar, que aquí va a suceder lo mismo.

Las instituciones vascas han pasado de un lentísimo acercamiento al compromiso de destinar el 0,7% del presupuesto neto consolidado para el apoyo de los países del Sur, a unos recortes para la cooperación muy por encima de la reducción media. Mientras el presupuesto del Gobierno vasco se reduce un 11% en 2013, la partida destinada a la solidaridad internacional lo hace en un 36%.

Así, el Gobierno vasco parece haber dejado de considerar la solidaridad, los derechos humanos y la cooperación como integrantes de ese ámbito social en el que han puesto las líneas rojas a la hora de hacer recortes. Han olvidado, por tanto, cuestiones como la justicia social, vuelven a una cooperación asistencialista y reproducen mensajes peligrosos que nos llevan a pensar que en tiempos de crisis primero son las personas de «aquí».

Si se confirma la propuesta de presupuesto para la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, estos gravísimos recortes van a suponer, en la práctica, el desmantelamiento de la cooperación vasca descentralizada y la desaparición de un gran número de organizaciones del sector, que no son sino sociedad civil organizada y que buscan un cambio de modelo, ese otro mundo es posible que tan imprescindible parece en estos momentos.

Las consecuencias de este nuevo escenario van a ser múltiples, pero en la Coordinadora de ONG de desarrollo queremos hacer una breve reflexión sobre lo que va a suponer este desmantelamiento de la cooperación en el retroceso en la igualdad y específicamente en la vida de las mujeres del Norte y del Sur.

La cooperación vasca descentralizada ha hecho una apuesta clara, y cada vez más contundente, en la defensa de la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, como elementos imprescindibles para el desarrollo de las personas, los pueblos y las sociedades, hecho por lo que ha sido referente.

En primer lugar, la apuesta por la equidad de género ha supuesto que se haya hecho imprescindible a la hora de formular un proyecto tener en cuenta algo que resulta tan evidente como que todas las sociedades del mundo están compuestas por hombres y mujeres y que las necesidades, expectativas, intereses, ilusiones y sueños de unas y otros no tienen por qué ser coincidentes y que es necesario diferenciar. También que se tengan que tener en cuenta los impactos que las actuaciones de la cooperación internacional tendrán para ellas y ellos. La consecuencia de esta apuesta ha sido la visibilización de la desigualdad y la subordinación de las mujeres en todos los lugares del mundo y el aprendizaje de que no existe ninguna actuación neutra, tampoco en la cooperación.

En segundo lugar, la estrategia del empoderamiento de las mujeres implica que, ante el desigual reparto del poder a favor de los hombres que lleva implícito toda sociedad patriarcal, es necesario apoyar procesos de empoderamiento -o de aumento de cuotas de poder- de las mujeres.

La conjugación de estas dos estrategias -la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres- en la práctica, ha supuesto el trabajo progresivo y constante en defensa del derecho universal a la igualdad entre mujeres y hombres por parte de las ONG del Norte y del Sur que trabajan en el ámbito de la cooperación internacional.

Pero, ¿qué pasará cuando las ONGD del Norte y del Sur comprometidas con este derecho desparezcan o vean reducidos en un altísimo porcentaje los fondos de los que disponen para tal cometido? ¿Y con las organizaciones de mujeres y/o feministas del Sur apoyadas económicamente desde la cooperación al desarrollo que siguen estos procesos de empoderamiento con otras mujeres? Sin duda el impacto del recorte de fondos de la cooperación será determinante para muchas mujeres del Sur, organizadas o no, que verán retroceder tanto su desarrollo económico y personal como el de sus sociedades: desaparición de campañas de lucha contra la violencia machista, feminicidios, paralización de procesos de educación y salud para mujeres y niñas, procesos de lucha contra la pobreza y de la autonomía económica de las mujeres etc…

Por otro lado, los recortes previstos en el presupuesto de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo también tendrán un efecto destacado en lo que las ONGD llamamos educación para el desarrollo, cuyo fin es la sensibilización, formación e incidencia política en las sociedades del Norte para denunciar y revertir las desiguales reglas del sistema internacional que suponen el desarrollo de unos países a costa del necesario subdesarrollo de otros.

Por último, esta drástica reducción de fondos también va a tener un impacto importante en las trabajadoras y trabajadores del sector. La Coordinadora de ONG de desarrollo de Euskadi la componen actualmente un total de 81 organizaciones. Éstas no suponen la totalidad del sector, pero sí un elevado porcentaje del mismo. Estas organizaciones llevan a cabo su trabajo gracias a personal contratado y personal voluntario. Dentro del ámbito del personal asalariado hay un elevado porcentaje de personas con titulación universitaria y máster de especialización, con salarios bastante reducidos en relación a otros sectores profesionales y además con una alta implicación de tiempo y disponibilidad debido a la elevada carga de trabajo y al alto nivel de compromiso personal que implica cualquier ámbito de trabajo social. El 70% de este personal asalariado de las ONGD son mujeres. Para muchas ONGD de Euskadi, 2012 ha sido un año de recortes de sueldo, ERE, despidos…, pero la mayoría de las organizaciones han resistido con condiciones laborales cada vez más duras, con las expectativas puestas en la convocatoria de proyectos de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo de 2013, que en el caso de que salga, parece que lo hará con un importante recorte. La suma de este factor, junto con los drásticos recortes en este área en la Diputación Foral de Bizkaia, Ayuntamiento de Bilbao y otros consistorios e instituciones vascas, va a suponer, sin ninguna duda, una disminución drástica del personal contratado por las ONGD, que golpeará especialmente a las mujeres, que como en todo el ámbito social, constituyen una significativa mayoría.

Queremos hacer un llamamiento para evitar el desmantelamiento de la cooperación vasca descentralizada que con tanto esfuerzo de las organizaciones y de las instituciones se ha ido construyendo en Euskadi desde el año en que se hicieron las ya históricas acampadas por el 0,7%.

Los fondos públicos que se manejan desde la cooperación al desarrollo son insignificantes en comparación con otras partidas presupuestarias, por lo que entendemos que su sostenimiento es una cuestión de voluntad política.

Mila Domínguez Vázquez. Coordinadora de ONG de desarrollo de Euskadi

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.