Traducido para Rebelión por Silvia Arana
«Está lloviendo afuera y esa es la razón por la cual no puedo dirigirme a ustedes. Lo siento. Parece que también llueve adentro de mi tienda. ¿Podría ser lluvia? No. Son los perros contaminando los uniformes de mis guardias. No hay respeto por las mujeres. Benghazi. Odio esa ciudad. Una vez, por error, llamé a mi amigo Berlusconi, Benghazi. Drogadictos, chulos y extremistas religiosos. Los bombardearé una vez más antes de irme. Quisiera haber comprado misiles para apretar el botón yo mismo. Mi relación con la gente es informal, basada en la amistad y el miedo. ¿Por qué se han vuelto tan bulliciosos y combativos? Tengo muchos hijos. La Oficina de Asuntos Extranjeros de Gran Bretaña adoptó a uno de ellos, a mi querido Saif, y quería ponerlo en el trono pero eso no habría afectado en nada el panorama intelectual de Yamahiriya.