El 9 de julio de 2021 el gobierno de Ruanda afirmó que había enviado mil soldados a Mozambique para luchar contra los combatientes de al-Shabaab (1), que se habían apoderado de la provincia de Cabo Delgado, al norte del país. Un mes después, el 8 de agosto, soldados ruandeses tomaron la ciudad portuaria de Mocímboa da Praia, frente a la cual, en la costa, hay una enorme concesión de gas natural que está en manos de la empresa francesa de energía TotalEnergies SE y de la empresa estadounidense de energía ExxonMobil. Estos nuevos acontecimientos en la zona llevaron al presidente del Banco Africano de Desarrollo Akinwumi Adesina a anunciar el 27 de agosto que para finales de 2022 TotalEnergies SE reanudará el proyecto de gas natural licuado de Cabo Delgado.
Los militantes de al-Shabaab (o ISIS-Mozambique, como prefiere denominarlo el Departamento de Estado estadounidense) no combatieron hasta perder al último hombre, sino que desaparecieron a través de la frontera dentro de Tanzania o en los pueblos del interior. Mientras tanto, las empresas de energía pronto empezarán a recuperar sus inversiones y a obtener jugosos beneficios, en gran parte gracias a la intervención militar de Ruanda.
¿Por qué intervino Ruanda en Mozambique en julio de 2021, en esencia para defender a dos grandes empresas de energía? La respuesta está en una serie muy particular de acontecimientos que tuvieron lugar meses antes de que las tropas abandonaran Kigali, la capital de Ruanda.
Miles de millones atrapados bajo el agua
Los combatientes de al-Shabaab aparacieron por primera vez en Cabo Delgado en octubre de 2017. Durante tres años el grupo estuvo jugando al ratón y al gato con el ejército de Mozambique antes de tomar el control de Mocímboa da Praia en agosto de 2020. En ningún momento pareció posible que el ejército de Mozambique desbaratara los planes de al-Shabaab y permitiera a TotalEnergies SE y ExxonMobil reanudar sus actividades en la ensenada de Rovuma, frente a la costa norte de Mozambique, donde en febrero de 2010 se había descubierto un inmenso yacimiento de gas natural.
El ministro del Interior de Mozambique había contratado a varios grupos mercenarios como Dyck Advisory Group (Sudáfrica), Frontier Services Group (Hong Kong) y Wagner Group (Russia). A finales de agosto de 2020 TotalEnergies SE y el gobierno de Mozambique firmaron un acuerdo para crear una fuerza conjunta de seguridad con el fin de defender las inversiones de la empresa ante del grupo al-Shabaab, pero ninguno de esos grupos armados tuvo éxito y las inversiones permanecieron atrapadas bajo el agua.
Fue entonces cuando el presidente de Mozambique Filipe Nyusi indicó, tal como me informó una fuente en Mapuuto, que TotalEnergies SE podría pedir al gobierno francés que enviara un destacamento militar para contribuir a la seguridad de la zona. La discusión se prolongó hasta 2021. El 18 de enero de 2021 la ministra francesa de Defensa Florence Parly y su homólogo portugués João Gomes Cravinho mantuvieron una conversación telefónica en la que (como se sugiere en Maputo) hablaron de la posibilidad de una intervención occidental en Cabo Delgado. Aquel día el presidente de TotalEnergies SE Patrick Pouyanné se reunió con el presidente Nyusi y sus ministros de Defensa (Jaime Bessa Neto) e Interior (Amade Miquidade) para discutir acerca del “plan conjunto para reforzar la seguridad de la zona”. La reunión no dio frutos. Al gobierno francés no le interesaba una intervención directa.
Un alto cargo de Maputo me dijo que en Mozambique se cree con certeza que el presidente francés Emmanuel Macron había sugerido desplegar a las fuerzas ruandesas en vez de a las francesas para garantizar la seguridad de Cabo Delgado. En efecto, los ejércitos ruandeses (muy bien adiestrados, bien armados por los países occidentales y que cuentan con impunidad para actuar al margen de los límites establecidos por el derecho internacional) han demostrado su valía en las intervenciones que han llevado a cabo en Sudán del Sur y la República Centroafricana.
Lo que obtuvo Kagame por la intervención
Paul Kagame gobierna Ruanda desde 1994, primero como vicepresidente y ministro de Defensa, y desde 2000 como presidente. Bajo Kagame se han ignorado e Ruanda las normas democráticas, al tiempo que las tropas ruandesas han operado despiadadamente en la República Democrática del Congo. Un informe de un Proyecto Cartográfico de la ONU de 2010 sobre las graves violaciones de derechos humanos en la República Democrática del Congo demostró que entre 1993 y 2003 las tropas ruandesas habían asesinado “a cientos de miles, si no millones” de civiles congoleños y refugiados ruandeses. Kagame rechazó este informe de la ONU y sugirió que esta teoría del “doble genocidio” negaba el genocidio de Ruanda de 1994. Quiere que Francia asuma su responsabilidad en el genocidio de 1994 y espera de que la comunidad internacional ignore las masacres cometidas al este de Congo.
El 26 de marzo de 2021 el historiador Vincent Duclert presentó un infome de 992 páginas sobre el papel que desempeñó Francia en el genocidio de Ruanda. El informe deja claro que Francia debería aceptar su “abrumadora responsabilidad” (tal como lo expresó Médecins Sans Frontières) en el genocidio. Pero el informe no afirma que el Estado francés fuera cómplice de la violencia. Duclert viajó a Kigali el 9 de abril para entregar personalmente el informe a Kagame, el cual afirmó que la publicación del informe “supone un paso importante para entender colectivamente lo que ocurrió”.
El 19 de abril el gobierno ruandés publicó un informe que había encargado al bufete de abogados estadounidense Levy Firestone Muse. El título del informe es elocuente: “A Foreseeable Genocide: The Role of the French Government in Connection with the Genocide Against the Tutsi in Rwanda” [Un genocidio previsible: el papel del gobierno francés respecto al genocidio contra los tutsis en Ruanda]. Los franceses no negaron las duras afirmaciones de este documento, que afirma que Francia armó a los genocidas y después se apresuró a protegerlos del escrutinio internacional. Macron, que se ha resistido a aceptar la brutalidad que desplegó Francia en la guerra de liberación de Argelia, no discutió la versión que Kagame tiene de la historia. Era un precio que Macron estaba dispuesto a pagar.
Lo que quiere Francia
El 28 de abril de 2021 el presidente de Mozambique, Nyusi, visitó a Kagame en Ruanda. Nyusi declaró a los medios de Mozambique que había ido a aprender acerca de las intervenciones de Ruanda en la República Centroafricana y a determinar la voluntad de Ruanda de ayudar a Mozambique en Cabo Delgado.
El 18 de mayo Macron fue el anfitrión de una cumbre en París “con vistas a fomentar la financiación en África en plena pandemia de COVID-19”. A la cumbre asistieron varios jefes de gobierno, incluidos Kagame y Nyusi, el presidente de la Unión Africana (Moussa Faki Mahamat), el presidente del Banco Africano de Desarrollo (Akinwumi Adesina), el presidente del Banco de Desarrollo de África Occidental (Serge Ekué) y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (Kristalina Georgieva). El principal punto de la genda era salir de la “asfixia financiera”, aunque en reuniones privadas se habló de la intervención de Ruanda en Mozambique.
Una semana después Macron emprendió una visita a Ruanda y Sudáfrica, y permaneció en Kigali los días 26 y 27 de mayo. Repitió las conclusiones generales del informe Duclert, llevó 100.000 vacunas de COVID-19 a Ruanda (donde en el momento de su visita solo aproximadamente el 4% de la población había recibido la primera dosis) y tuvo un encuentro privado con Kagame. El 28 de mayo, junto con el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, Macron habló sobre Mozambique, y afirmó que Francia estaba dispuesta a “participar en las operaciones en el ámbito marítimo”, pero que en lo demás se remitiría a la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés) y a otras potencias regionales. No mencionó Ruanda específicamente.
Ruanda entró en Mozambique en julio seguida de las fuerzas de la Comunidad de Desarrollo de África Austral, entre las que había tropas sudafricanas. Francia obtuvo lo que quería: ahora su gigante de energía puede recuperar lo que había invertido.
Globetrotter ha producido este artículo.
El último libro de Vijay Prashad es No Free Left: The Futures of Indian Communism, LeftWord Books, Nueva Delhi 2015.
(1) Al-Shabaab es un movimiento yihadista de Somalia surgido en 2006 y relacionado con al-Qaeda, al que se unió formalmente en 2012 (N. de la t.).
Fuente: https://countercurrents.org/2021/09/rwandas-military-is-the-french-proxy-on-african-soil/
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