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Desarrollos partidistas en el Túnez post-Ben Ali

El garante del pluralismo en una democracia naciente

Fuentes: Jadaliyya.com

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Era a primera hora de la tarde en la sede del Congreso por la República (CPR), en el centro de Túnez, conocida entre sus miembros como Hezb el Kuyina , literalmente, el Partido Cocina. El Sr. Mohammed Abbou, se encontraba en la actual kuyina del CPR comiendo apresuradamente un bocadillo antes de enfrentarse a una reunión con el resto el buró político d el partido. Abbou, actualmente Ministro para la R eforma Administrativa de Túnez , hacía cuanto podía para tragar trozos de bocadillo mientras se daba el tiempo suficiente para respirar y contestar a las preguntas de quienes le rodeaban: los miembros jóvenes del partido le estaban haciendo preguntas sobre la estructura de su ministerio y sobre el curso del politiqueo interno con sus iguales. En ese momento entró en escena su mujer, la Sra. Samia Abbou , que forma también parte de la Asamblea Constituyente de Túnez. Y la imagen siguiente semeja una especie de invernadero con cinco acaloradas discusiones , todas produciéndose al mismo tiempo. Haciendo gala de animados y fogosos gestos, la Sra. Abbou bromea con dos miembros más jóvenes del CPR, inter rumpiéndose solo ante una llamada telefónica a la que contesta fuera de la cocina. Este es el escenario político en la sede del CPR, similar al de otros muchos partidos en el Túnez post-Ben Ali: accesible, abierto.

El derrocamiento del anterior presidente el 14 de enero de 2011 abrió una nueva ruta para Túnez hacia la democracia funcional. El derrocamiento activó también los sueños partidistas de muchos activistas convertidos en políticos. Durante décadas, la Agrupación Constitucional Democrática (ACD) de Zine al-Ab i dine Ben Ali, surgi da en 1988, dominó la escena política. El partido penetraba todos los niveles administrativos nacionales y cada aspecto de la vida diaria tunecina. Desde instituciones públicas como ayuntamientos y oficinas de correos hasta en las corporaciones privadas y las tiendas de propiedad familia r , podías tener la certeza de que estar captando el destello de la omnipresente mirada de Ben Ali. E ra difícil desaparecer de su alcance con tantos c arteles y cuadros suyos enmarcados por doquier. Las «elecciones» anunciaban siempre a l parecer resultados milagrosos: el porcentaje de votantes a favor de Ben Ali nunca bajaba del 80%. La mayor parte de la actividad política durante la era de Ben Ali fue violentamente aplastada. Desde 1988 a 1999, solo se le permitió presentarse a las elecciones al Partido Demócrata Progresista , PDP, uno de los pocos partidos entonces que actuaba legamente. Pero el PDP, que todavía sigue hoy activo como partido de oposición, era considerado en gran medida un decorado de fondo, tanto por los miembros del partido gobernante ACD como por innu merables activistas que operaban en la clandestinidad.

El panorama político germinal actual de Túnez es el polo opuesto de lo que era . Tras los levantamientos de 2010-2011, por todas partes fueron brotando partidos. Su número ha alcanzado ya la cifra de 118. Durante la campaña para las elecciones del 23 de octubre para la Asamblea Constituyente, fue casi imposible poder seguirlos a todos: marxistas, progresistas, islamistas, conservadores y nacionalistas de todo tipo y condición. Al igual que la mayoría de los países que han experimentado una revolución democratizadora de transformación (también conocida como fiebre revolucionaria), el número de partidos fue poco a poco reduci éndose . Ahora, es una cuestión de sup ervivencia de los más competentes .

El más preparado en el momento actual es, desde luego, el partido islamista Ennahda (Partido del Renacimiento). Ennahda goza de un nivel de organización sin parangón en el terreno político tunecino. Por una parte, el aspecto que sirve para unifica r el partido es que lograron preservar sus principales pilares estructurales durante el régimen de Ben Ali, bien en la clandestinidad o en el exilio en el extranjero. Además, los miembros de Ennahda son muy disciplin ados, votan coherentemente en aras de la plataforma política del partido. La plataforma se ha convertido en un conjunto de creencias compartidas por todos los miembros del partido y sirve como representación parcial de su forma de ver la vida a nivel social y religioso. Su aqidah (credo) y su conexión con su fe aumentan drásticamente su nivel de coherencia política, especialmente entre sí y dentro de los burós ejecutivo y político del partido. La campaña electoral del partido fue también muy loable, aventurándose por el corazón de Túnez y yendo de puerta en puerta por las regiones subdesarrolladas del interior donde solo unos pocos se atrevían antes a entrar.

Ennahda, que ganó la mayoría de los votos en las elecciones de octubre de 2011, formó finalmente una coalición con dos importantes partidos laicos que recogieron en segundo y cuarto lugar el mayor número de votos. Tras las elecciones, el centro-izquierda CPR y un partido social-demócrata llamado Ettakatol (Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades) entraron satisfactoriamente en negociaciones en «Troika» con Ennahda para repartir «proporcionalmente» los puestos ministeriales y gubernamentales de alto nivel. El puesto de Presidente de la República fue a parar a Moncef Marzouki, un activista de los derechos humanos y uno de los cofundadores del CPR; el cargo de Primer Ministro se le dio al Secretario General de Ennahda Hamadi Yebali; y el de Presidente de la Asam blea Constituyente fue para Mustafa Yafar, el Secretario General de Ettakatol.

Comparados con otros partidos, el CPR y Ettakatol parece que marchan bien. Sin embargo, esta apreciación no podría estar más lejos de la realidad . Desde las ne gociaciones en «Troika» de la coalición, los dos partidos han estado sufriendo importantes problemas en su gestión operativa y de mantenimiento. En el caso del CPR, se ha desarrollado una fisión en líneas ideológicas . Algunos miembros de cada uno de los partidos respectivos no están de acuerdo con algún detalle relativo a las negociaciones de la Troika y, lentamente, han ido cristalizando de hecho dos partes en oposición en cada partido. Las conversaciones han ido también degenerando rápidamente entre cada una de las partes. Por ejemplo, e l CPR se ha enorgullecido siempre de no mantener una posición ideológica y de unir a tunecinos de toda s las clases e ideologías en apoyo de los derechos humanos y de una forma republicana de gobierno. Sin embargo, lo que una vez fue motivo de orgullo es ahora una fuente de discordia entre las filas del CPR. Han aparecido dos campos: uno en a poyo del Secretario General Abderraouf Ayadi y de sus planes para fortalecer la influencia del partido en el gobierno , y otro campo que se mantiene firmemente fiel a las decisiones del buró político del CPR alcanzadas durante las negociaciones. Si tuaciones parecidas han provocado también not orios desacuerdo s dentro del Ettakatol, lo que ha provocado varias dimisiones.

A los dos partidos les aqueja toda una imaginería de ciego servilismo político ante Ennahda, llevándoles a la paralización. Aunque el acuerdo de la Troika es fuente de inquietud para muchos dentro de Ettakatol y CPR, ya es hora de que ambos partidos dejen de refunfuñar y traten seriamente de reconsiderar su posición electoral. A este paso, sus horizontes políticos no auguran nada bueno y, por su propia naturaleza, presagia n un futuro desafortunado para las aspiraciones democráticas del país. No es fácil conseguir un escenario político pluralista , nunca será algo que viene regalado, especialmente en el contexto post-revolucionario de Túnez.

Si los miembros del CPR y Ettakatol no se movilizan con suficiente rapidez para poner orden en sus respectivos partidos, Ennahda podría quedar como el único partido viable. Después, cuando no haya competidores, los islamistas podrían tener capacidad para usurpar el poder y adoptar posiciones hegemónicas, imponiendo sus programas socioeconómicos y políticos a todos los tunecinos. El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los dos partidos laicos de la Troika, junto con partidos más pequeños de la oposición, son actualmente el único control posible sobre Ennahda. La reorganización de Ettakatol y CPR no solo conseguirá atraer a la base de sus votantes hacia sus respectivos programas , sino que servirá de garantía para una sociedad tunecina pluralista.

Wafa ben Hassine es estadounidense, de origen tunecino. Es licenciada en Ciencias Políticas y Derecho Público por la Universidad de San Diego. Actualmente reside en Túnez, donde trabaja como periodista independiente y traductora. Wafa ha sido también editora-jefe de Tunisia Live y colabora con diversos medios, entre ellos Al-Jazeera English, France 24 y RFI .

Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/5250/post-ben-ali-partisan-developments-in-tunisia_the-