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El hambre llega a Uganda pese a abundancia de diagnósticos climáticos

Fuentes: IPS [Una cosecha malograda en el suroeste de Uganda. La atención del país se concentra en Karamoja, la región del noreste con miles de personas en crítica inseguridad alimentaria, pero de hecho la mayor parte de Uganda se ha visto afectada por lluvias irregulares que han provocado una pérdida general de cosechas. Foto: Wambi Michael / IPS]

KAMPALA – Cientos de personas han muerto de hambre en la región de Karamoja, en el noreste de Uganda, y los líderes locales aseguran que son muchas las personas que están comiendo hierba para tratar de sobrevivir, al malograrse las cosechas por la sequía.

La Red de Sistemas de Alerta Temprana de la Hambruna (Fewsnet, en inglés) estimó que unas 518 000 personas de las familias más pobres de Karamoja se enfrentan a una inseguridad alimentaria crítica como consecuencia de dos temporadas de malas cosechas.

De las 518 000 personas con altos niveles de inseguridad alimentaria, 428 000 se encuentran en la tercera fase (niveles de crisis de inseguridad alimentaria) y 90 000 en la cuarta fase (niveles de emergencia de inseguridad alimentaria).

Por primera vez en tres años, los nueve distritos de Karamoja – Kaabong, Moroto, Kotido, Napak, Nabilatuk, Amudat, Karenga, Abim y Nakapiripit – están en nivel de crisis o peor según la Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria (CIF), que utiliza una escala de uno a cinco para medir la inseguridad alimentaria.

La situación en Karamoja ha alcanzado un nivel de crisis cercano a la catástrofe.

Nakut Faith Loru, miembro del parlamento del distrito de Kabong, dijo a IPS que el número de personas que mueren de hambre está aumentando a pesar de los esfuerzos del gobierno para entregar algo de ayuda alimentaria.

“La situación de hambre en el distrito de Kaabong está empeorando, especialmente para los ancianos. Están muriendo en gran número debido a la inanición, y los que están a punto de morir evitan dormir porque temen morir mientras duermen», dijo.

A finales de julio, de hecho, todos los distritos de la región se enfrentaban a una desnutrición aguda en niveles críticos.

Aleper, de cuatro años, es uno de los niños que reciben tratamiento por desnutrición en el hospital general de Kabong. Está demacrado, un símbolo vivo de los horrores de la hambruna que vuelve a matar a la gente a diario en el remoto noreste de Uganda. A Aleper se le ven todas las costillas, su estómago está descendido y unos diminutos pliegues de piel cubren lo que deberían ser sus nalgas.

Los altos precios de los alimentos han hecho que muchas familias no puedan permitirse alimentos nutritivos, lo que les obliga a buscar otras formas de sobrevivir.

“La situación en Karamoja es un ejemplo de lo que es una tormenta perfecta de cambio climático, conflicto, aumento del coste de los alimentos, el impacto de la pandemia de covid-19 y los recursos limitados, que está aumentando el número de personas que pasan hambre», dijo Abdirahman Meygag, representante del Programa Mundial de Alimentos en Uganda.

Las impactantes imágenes de los niños y ancianos de Karamojong muriendo de hambre han puesto de manifiesto lo mal preparado que ha estado el gobierno para responder a una situación que, según algunos expertos, era más que previsible.

La presidenta del parlamento de Uganda, Anita Among, es una de las personas que ha expresado su preocupación por la deplorable situación de la región de Karamoja.

“Hemos visto muchas personas hambrientas, niños desnutridos. El gobierno tiene que decir claramente cómo abordar este problema. A corto, medio y largo plazo», afirmó.

El líder de la oposición en el parlamento, Mathias Mpuuga, está de acuerdo en que la ayuda de emergencia no es sostenible. “Tenemos una sequía generalizada y una pérdida de cosechas generalizada en el país. Muchas personas ya están buscando comida», dijo.

Y el problema no se limita a Karamoja. Muchos agricultores de otras zonas del país se han quejado de que las cosechas son escasas o inexistentes. Kaleb Ejioninga, de la región del Nilo Occidental, que discurre a lo largo de la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo, es uno de los agricultores cuyos cultivos se han marchitado antes de la cosecha.

“Plantamos maíz y sorgo. Todos se han marchitado. El gobierno debería venir a rescatarnos. Si es posible, deberían encontrarnos variedades de semillas de maduración rápida. Porque incluso cuando llegue la lluvia, si sembramos la misma semilla, puede que no crezca», planteó.

Otro agricultor, Joseph Indiya, dijo a IPS que muchos productores estaban sorprendidos por la tasa de fracaso de las cosechas.

“En realidad, el suelo aquí es muy fértil. Tenemos ríos alrededor. La producción ha sido muy alta, pero esto nos ha sorprendido esta vez. Antes llovía un poco en junio y luego llovía durante todo el mes de julio. Pero ahora, no hay ni una sola gota de lluvia”, precisó.

La ironía es que, mientras la mayor parte de Karamoja y otras zonas están secas, las catastróficas inundaciones en el distrito de Mbale, en la región oriental, causaron la muerte de 29 personas y dejaron a cientos sin hogar tras las fuertes lluvias, que provocaron el desbordamiento de los ríos.

El ministro de Agricultura de Uganda, Frank Tumwebaze, dijo que la situación en Karamoja y en otros lugares de Uganda no es diferente a la de sus vecinos del Cuerno de África, donde países como Somalia, Etiopía, Kenia, Sudán del Sur y Sudán se enfrentan a la inseguridad alimentaria debido a la falta de lluvias durante cuatro temporadas de cultivos.

“El problema es conocido. El cambio climático es real. Vamos a trabajar con el Ministerio de Finanzas para ver cómo hacer más accesibles los equipos de riego. La agricultura debe continuar siendo consciente de que no podemos seguir dependiendo de las posibilidades de la naturaleza», dijo Tumwebaze a los periodistas en Kampala.

El representante en Uganda del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Munir Safieldin, está de acuerdo en que la crisis en Karamoja no es diferente a la situación en el Cuerno de África. Pero cree que la situación podría haberse evitado.

“No debemos esperar a que mueran miles de niños. Hemos dicho ‘nunca más’ demasiadas veces. Necesitamos una financiación a largo plazo y previsible para ayudar a estos niños y a sus familias», dijo.

En medio de la crisis de la pérdida de cosechas en Karamoja y otras partes de Uganda, se debate si la causa es el cambio climático o la variabilidad de las lluvias, mientras son variados los expertos que consideran que la hambruna actual obedece sobre todo a que no se ayudó a los agricultores a adaptarse o mitigar esos fenómenos.

Uno de estos científicos,  Ambrose Agona, biólogo vegetal ugandés y director general de la Organización Nacional de Agricultura (Naro), subrayó a IPS que “Uganda no sufre mucho por el cambio climático, pero sí por la variabilidad climática».

“Los estudios realizados recientemente han demostrado que la cantidad total de lluvia destinada a este país no ha cambiado en términos de volumen. No es cierto que no hayamos tenido lluvias durante las dos temporadas fallidas», dijo Agona, cuyo organismo se encarga de guiar y coordinar toda la investigación agrícola del país.

Planteó que los agricultores en la mayor parte de Uganda han pensado durante mucho tiempo que la primera temporada de lluvias comienza normalmente alrededor de marzo, y luego continúa hasta junio, por lo que no aprovechan la lluvia que a veces cae ya en enero.

Agona aseguró que los agricultores que han aprovechado esas primeras lluvias  han tenido buenas cosechas, especialmente cuando plantan variedades de cultivos resistentes a la sequía y de maduración temprana.

En junio, la oficina en Uganda de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya dio a conocer la clasificación de la CIP para Karamoja, advirtiendo sobre la crisis que se avecinaba.

Aseguró entonces que los nuevos resultados de la CIP no eran tan diferentes de los vistos en los últimos años. A su juicio, “tenemos que dejar de centrarnos en responder a esta crisis de inseguridad alimentaria cada año cuando ya se ha producido», dijo Antonio Querido, el representante de la FAO en el país

¿Cómo hace frente un agricultor a la variabilidad climática?

El veterinario e investigador William Olaho-Mukani dijo a IPS que el problema en Karamoja y en Uganda en general ha sido el fracaso en el despliegue de tecnologías para ayudar a los agricultores a cultivar cuando no hay lluvia.

“Aquí es donde está el problema. No hay que disparar. Proporcionen a los agricultores tecnologías para la recogida de agua, la maduración rápida y los cultivos resistentes a la sequía», afirmó.

De hecho, Karamoja tiene mucha agua cuando llueve. El reto ha sido la transferencia de tecnología. “Naro investiga mucho, pero la transferencia de tecnología al agricultor ha sido un problema. Debemos asegurarnos de que estén disponibles a precios asequibles”, explicó sobre el tema clave ante la crisis.

De hecho, en junio de 2021, Uganda adoptó un Plan de Acción Tecnológico para la adaptación al cambio climático.

En él se daba un diagnóstico certero: “el aumento de la temperatura debido al cambio climático cambiará potencialmente la estacionalidad de las lluvias. Los patrones climáticos erráticos e impredecibles probablemente alterarán los calendarios agrícolas con un alto nivel de pérdidas postcosecha en el campo”.

El plan, elaborado con la ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, sugiere entre otras cosas la recogida de agua de escorrentía superficial para las comunidades que viven en los cinturones pluviométricos del norte y el este de Uganda y la tecnología de mejora de los cultivos para suministrar variedades de semillas mejoradas a 200 000 pequeños agricultores.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

T: MF / ED: EG

Fuente: https://ipsnoticias.net/2022/08/el-hambre-llega-a-uganda-entre-abundancia-de-diagnosticos-climaticos/