Traducido para Rebelión por Susana Merino
Es sábado por la noche y no quisiera que terminara el día sin antes mandarles esta carta. Hace hoy un año (17 de diciembre) Mohamed Bouazizi, un hombre que solo tenía un simple puesto de venta en Túnez, se autoincineró para protestar contra la represión de su gobierno. Ese singular sacrificio encendió una revolución que derrocó al dictador de Túnez y lanzó revoluciones contra los regímenes de Medio Oriente. Hace hoy tres meses que se inició Ocupa Wall Street con la ocupación del parque Zucotti. Este movimiento contra la codicia de las corporaciones estadounidenses y sus bancos -y el dinero, que ahora controla la mayor parte de nuestras instituciones democráticas- se ha difundido rápidamente por cientos de ciudades de los EE.UU. La mayoría de los estadounidenses está ahora de acuerdo en que una nación en la que 400 multimillonarios concentran más riqueza que el conjunto de 160 millones de estadounidenses no es el país que queremos que sea EE.UU. El 99% está rebelándose contra el 1%, y ya no hay marcha atrás.
Hace hoy veinticuatro años nacía el sargento Bradley Manning. lleva 570 días sin juicio encerrado en una prisión militar simplemente porque, al parecer, comentó en voz alta la ilegalidad y la inmoralidad de la guerra de Irak. Dijo lo que el Pentágono y la administración Bush hicieron inventando a un maldito y alegando contra los documentos infiltrados de Wikileaks. Muchos de esos documentos no solo tienen que ver con Irak sino tambíén sobre cómo Estados Unidos promueve dictadores en todo el mundo y cómo nuestras corporaciones explotan a los del planeta. (Hay cables con contenidos delirantes, como uno en que se detalla que el Departamento de Estado de Bush trata de impedir que un ministro de otro país adquiera la versión de Fahrenheit 9/11). La colección Wikileaks es una fascinante mirada sobre como conduce EE.UU. -y especialmente aquellos que no queremos que el mundo sepa, en lugares, digamos como Túnez, donde no habrían estado contentos con Bradley Manning. Mohamed Bouazizi fue maltratado por la policía de su gobierno porque todo lo que quería era un permiso para vender frutas y verduras en la calle. Pero la policía le acosó y se lo impidió. Tanto él como los demás tunecinos sabían cuán corrupto era su gobierno. Pero cuando Wikileaks publicó cables del embajador de los EE.UU. en Túnez confirmando la corrupción -cables que se publicaron justo una semana o algo más antes de que Mohamed se inmolara- estalló el infierno.
Todo el mundo devoró los informes que reveló Bradley Manning y se usaron en los movimientos de Egipto, España y eventualmente también en Ocupa Wall Street para reforzar lo que ya sabíamos. Y entonces el movimiento democrático se expandió por todo el globo rápidamente, ¡y justo en el transcurso de un año! Cuando alguien me pregunta «¿Quién inició Ocupa Wall Street?» A menudo respondo «Goldman Sachs» o el «Chase» pero generalmente afirmo «Bradley Manning». Fue su valiente actitud la que marcó el comienzo -y no fue sorprendente que el dictador de Túnez censurara todas las noticias de los documentos de Wikileaks, que parece que había proporcionado Manning. Pero internet recogió el regalo de Manning y lo difundió por todo Túnez, un joven se prendió fuego y la Primavera Árabe que condujo eventualmente al Parque Zucotti deben agradecérselo a un joven soldado gay de los Estados Unidos. Por eso quiero honrar a Bradley Manning en su vigésimo cuarto aniversario y pedirles a los millones de personas que lean esta carta que se unan a mí para exigir su liberación inmediata. No merece ese tratamiento infra-estadounidense, incluido el cruel y solitario confinamiento al que le han condenado durante más de ocho meses de presidio. Si algo merece este joven es una tremenda medalla. Hizo lo que cualquier gran estadounidense habría hecho: blandió un garrote contra la injusticia sin detenerse un minuto a considerar las consecuencias que podría acarrearle.
El Pentágono y el aparato de seguridad nacional tienen un infernal ejemplo en Bradley Manning, pero los estadounidenses tenemos derecho a saber qué se hace en nuestro nombre y con nuestros impuestos. Si el gobierno trata de ocultar sus fechorías, si la situación se presenta es deber de cada uno de nosotros rastrear la verdad, patear y gritar, si es necesario, a la luz del día.
La bandera de los EE.UU. se arrió en Irak el miércoles pasado porque nuestra guerra había terminado oficialmente. Si se debería juzgar a alguien y meterlo en una prisión militar, es a aquellas personas que llevaron al país a desencadenar esa guerra y al hacerlo enviaron a 4.500 estadounidenses y a cientos de miles de iraquíes a la muerte. Pero no son ni Bush, ni Rumsfeld, ni Cheney ni Wolfowitz quienes están presos esta noche. Es el héroe que los puso en evidencia. Es Bradley Manning quién perdió su libertad y esto constituye al mismo tiempo el mayor crimen cometido en nuestro nombre.
Lo sé. Sé que es época de vacaciones, de comprar regalos y de asistir a fiestas. Y ciertamente es una de mis semanas del año favoritas. Pero siguiendo el espíritu del hombre cuyo nacimiento celebraremos el próximo domingo, por favor hagan algo para ayudar a este joven que está pasando su cumpleaños entre rejas. Ya es demasiado. Déjenlo ir a su casa a festejar la Navidad con su familia. Hemos desatado demasiada violencia en el mundo esta década mientras declaramos que somos un país que admira al Príncipe de la Paz. La guerra ha terminado. Y todos los nuevos movimientos tienen mucho que agradecerle a Bradley Manning.
Vuestro Michael Moore
rCR