Recomiendo:
0

El laberinto catalán

Fuentes: Rebelión

Semana histórica en el Parlamento de Cataluña donde el lunes 9 de noviembre se aprobó con 72 votos a favor y 63 en contra la resolución de inicio del proceso político hacia la independencia y donde tres días después Artur Mas recibía un segundo No a su investidura y, por lo tanto, a la constitución […]

Semana histórica en el Parlamento de Cataluña donde el lunes 9 de noviembre se aprobó con 72 votos a favor y 63 en contra la resolución de inicio del proceso político hacia la independencia y donde tres días después Artur Mas recibía un segundo No a su investidura y, por lo tanto, a la constitución del nuevo gobierno catalán.

Respecto a la primera cuestión, la resolución política (1) es una declaración de soberanía plena de Cataluña a través de su Parlamento el cual está totalmente legitimado para hacerla y que tensiona al máximo la relación con el Estado español abriendo la puerta a la ruptura del régimen del 78. La resolución establece la necesidad de abrir un proceso constituyente catalán propio, no subordinado, popular y participativo para construir qué Cataluña queremos y en el anexo se añade toda una serie de medidas sociales que de cumplirse mejorarían la situación de emergencia social de las clases populares y trabajadoras. Cómo es obvio, esta resolución es tan sólo una declaración de intenciones y dependerá del nuevo gobierno y de la correlación de fuerzas del nuevo Parlamento que este proceso y este plan de choque contra la crisis salgan adelante. No obstante, en la declaración falta la concreción de la reivindicación de un referéndum vinculante a la vez que abrir el abanico para que una vez articulado el proceso constituyente popular y definida qué Cataluña queremos no se prefigure la independencia como la única opción de ruptura democrática puesto que esta República Catalana también podría federarse o confederarse con el resto de pueblos del Estado español. Es decir, la cuestión es ampliar la base social del proceso constituyente y de la construcción de la República con toda la gente que es favorable al derecho a decidir y hacer bascular hacia la izquierda la correlación de fuerzas dentro de este proceso de autodeterminación. Al respecto no ayuda nada la nefasta posición de Catalunya Si Que Es Pot (CSQP) en la votación de la resolución alineándose con las fuerzas del No, con los partidos del «bunker», PP, Ciudadanos y PSOE. No es creíble que CSQP argumente a favor de un proceso constituyente y de un referéndum vinculante y no pueda abstenerse en la votación, postura que le hubiera dado más fuerza al argumentario de que son los del derecho a decidir (2).

En cuanto a la cuestión de la investidura Artur Mas no ha obtenido la mayoría suficiente ni en la primera ni en la segunda votación que se han llevado a cabo en el Parlamento. Un hecho insólito que no se había producido nunca en Cataluña desde el fin del franquismo. Se añade pues la incógnita de la presidencia al camino incierto por dónde ha empezado a andar Cataluña. En este sentido, la fecha límite para llegar a un acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP es el 10 de enero, sino, en marzo habrá nuevas elecciones catalanas donde alguna candidatura pagará el chasco y el cabreo de los votantes independentistas por no haber llegado a un pacto para avanzar en el proceso. Un escenario donde no sería seguro ni que se repitiera la formula de Junts pel Sí puesto que ERC quiere medir este 20 de diciembre sus fuerzas ante una CDC en tiempos de refundación. En esta situación Artur Mas, presidente de la Generalitat durante los últimos cinco años y máximo exponente de los recortes, las privatizaciones, la represión y la corrupción tiene que dar un paso atrás en esta nueva etapa de Cataluña y, por lo tanto, hay que consensuar otro candidato/a para la presidencia. Nadie sobra, pero nadie es imprescindible.

Así mismo, en estos tiempos convulsos la reacción del gobierno estatal no se ha hecho esperar y ha recurrido al Tribunal Constitucional, junto con Ciudadanos y PSOE, la resolución del Parlamento de Cataluña y ha amenazado a los cargos electos catalanes de consecuencias muy graves por el delito de secesión.

Con este contexto se abren muchos interrogantes: ¿es posible llegar a un acuerdo de gobierno antes de que empiece la campaña electoral del 20D; ¿es posible que sea después o incluso que no se llegue?; ¿es posible la desconexión con una mayoría de escaños pero no de votos (3)?; ¿cómo puede influir en la relación entre Cataluña y España la nueva correlación de fuerzas del nuevo Parlamento español que salga de los comicios del 20 de diciembre?; ¿podrá En Comú Podem (4) y sus fuerzas aliadas en el resto del Estado desbloquear la situación para hacer efectivo un referéndum vinculante en Cataluña y un proceso constituyente propio no subordinado que den salida al anhelo del pueblo catalán de autodeterminarse?

Nos adentramos en un territorio desconocido donde todo es posible y todo está por hacer, donde Cataluña puede decidir su futuro político o enredarse en un processisme que no irá a ninguna parte, donde se abre la esperanza de un cambio de régimen más justo y solidario para la mayoría social o donde se cambie todo para que nada cambie.

La salida al laberinto catalán puede estar a vuelta de la esquina o muy lejos de articularse. ¿Hacia dónde va Cataluña? En las próximas semanas algunas puertas se pueden abrir o cerrar.

Notas

(1) Ver la resolución política de inicio del proceso hacia la independencia.

(2) Ver artículo del diputado de CSQP Joan Giner «Qué pienso de la votación de hoy en el Parlamento» donde denuncia presiones para que no se abstuviera.

(3) Ver el artículo «27S – La República Catalana empieza a andar».

(4) Ver el artículo «El cambio En común».

Blog del autor: jgellida.blogspot.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.