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El lobby de Israel está siendo lentamente arrastrado a la luz

Fuentes: Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 

Foto de Justin LaBerge CC BY 2.0

El escándalo que envuelve a Priti Patel, forzada a renunciar como ministra británica de ayuda internacional la semana pasada después de reuniones secretas con funcionarios israelíes durante un «feriado familiar», ofrece una pequeña y opaca ventana al poderoso lobby de Israel en el Reino Unido.

Las reuniones extraoficiales de Patel con 12 israelíes, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu, fueron organizadas por un lobista británico en violación de las normas gubernamentales que requieren documentación cuidadosa de las reuniones oficiales. Eso es para evitar conflictos de interés y cabildeos ilícitos por parte de potencias extranjeras.

El protocolo del Gobierno fue burlado nuevamente cuando Patel se dirigió a los Altos del Golán, territorio sirio ocupado, escoltada por el ejército israelí. Allí se le mostró un hospital de campaña militar israelí que presta auxilio a los sirios, incluidos los combatientes afiliados a Al Qaeda heridos en la guerra civil de Siria.

Después Patel presionó para que el ejército israelí, uno de los más poderosos del mundo, recibiera una parte de la ayuda británica al exterior. Mientras tanto ha tratado de cortar la ayuda a los palestinos, incluidos los proyectos vitales en Gaza. La figura de Stuart Polak, mentor de sus «vacaciones» en Israel, proporciona una pista de cómo llegó a tales absurdas prioridades «humanitarias».

El presidente honorario de los Amigos Conservadores de Israel, Lord Polak, ha reclutado cuatro quintas partes de los diputados conservadores, y casi todos los ministros del gobierno, a un grupo cuyo objetivo explícito es promover los intereses israelíes en Gran Bretaña. La primera ministra, Theresa May, está considerada como una de las más fervientes seguidoras de Israel en Europa.

Esa debería ser una causa de indignación pública, ningún otro Estado extranjero disfruta de un apoyo político tan descarado y de alto nivel.

Otra ventana sobre la intromisión de Israel se abrió brevemente la semana pasada. La editora política de la BBC, Laura Kuenssberg, utilizó tuiter para transmitir un comentario condenatorio de un miembro «mayor» no identificado del partido de Patel. En una clara referencia a Israel, la fuente observó: «Todo el aparato ha hecho la vista gorda ante una relación corrupta que permite a un país comprar favores».

Poco tiempo después, presumiblemente bajo presión, Kuenssberg eliminó el tuit. La BBC no ha informado el comentario en otro lado y el veterano conservador no se ha atrevido a hacerlo público. Tal parece ser la influencia intimidante y corruptora del lobby.

Hace más de una década dos destacados académicos estadounidenses escribieron un estudio sobre el papel del lobby de Israel en los Estados Unidos, principal patrocinador de Israel durante medio siglo. Fue un signo de la influencia del lobby que John Mearsheimer y Stephen Walt no pudieran encontrar un editor en su país. En su lugar tuvieron que recurrir a un diario británico.

La fuerza del lobby israelí en las capitales occidentales ha dependido precisamente de su capacidad para permanecer fuera de la vista. Simplemente hablar sobre el lobby comporta el riesgo de ser acusado de perpetuar las tropas antisemitas de las cábalas judías.

Pero Mearsheimer y Walt describían un tipo de grupo de presión familiar en los EE.UU. y cada vez en más capitales europeas. Todos, desde Cuba hasta las aseguradoras de salud y los fabricantes de armas, forman lobbys agresivos en Washington para asegurar sus intereses.

Lo especial del lobby de Israel en los EE.UU. -una amalgama de organizaciones judías de liderazgo judío y evangélicos cristianos mesiánicos- es el miedo que explota para silenciar a los críticos. Nadie quiere ser etiquetado de antisemita.

El grupo de presión, raramente identificado u obligado a rendir cuentas, ha atrincherado su poder.

De eso es lo que el heredero al trono de Gran Bretaña, el príncipe Carlos, estaba hablando hace tres décadas -incluso si lo identificó erróneamente como un lobby «judío» en lugar de Israel- en una carta olvidada encontrada en los archivos públicos y hecha pública el fin de semana.

«Seguramente algún presidente de los Estados Unidos tiene que tener el coraje de defender y asumir el lobby judío en los Estados Unidos». Debo de ser ingenuo, ¡supongo!», escribió a un amigo de la familia en 1986.

Hoy, como lo demuestran los eventos recientes, el lobby está luchando por permanecer en la sombra. Las redes sociales y los palestinos con teléfonos con cámara han expuesto a una audiencia mundial los abusos sistemáticos del ejército israelí que los medios occidentales ignoraron en gran medida. Por primera vez los partidarios de Israel suenan evasivos e hipócritas.

Mientras tanto los estridentes esfuerzos de Netanyahu en el Congreso de los Estados Unidos hasta 2014 y 2015 para evitar un acuerdo nuclear con Irán arrastraron aún más al lobby a la luz.

Los trucos sucios del lobby israelí en el Reino Unido también se expusieron este año. Un documental de Al Jazeera TV mostró a los funcionarios del partido conservador en connivencia con la embajada israelí para «derribar» a Alan Duncan, un secretario del ministerio de Relaciones Exteriores que apoya la causa palestina.

Es de destacar que la caída de Patel se debió a las redes sociales. Funcionarios israelíes como el ministro de policía Gilad Erdan que no estaban tan acostumbrados al escrutinio ni a la rendición de cuentas, tuitearon alegremente fotos con Patel. Erdan es un actor clave en el lobby y dirige una «unidad de difamación» para atacar a los críticos extranjeros de Israel.

Puede que nunca sepamos por qué Patel burló tan groseramente las reglas ministeriales ni lo que silenciosamente prometió en esas reuniones en Israel. Los colegas han insinuado que, en un patrón familiar a la política estadounidense, esperaba ganarse el lobby y sus ricos donantes para una futura candidatura de liderazgo.

No hay forma de saber, dada la inclinación del lobby por el secreto, si Patel simplemente demostró ser menos apta para trazar un camino marcado por los exaspirantes al liderazgo conservador y laborista. Pero también es posible que el lobby descubra cambios en el entorno político y cultural que hacen que su trabajo sea mucho más difícil.

Hay una histeria creciente sobre la interferencia extranjera en la política estadounidense y europea. ¿No es hora de que los estados occidentales muestren tanta preocupación por la influencia maligna de los lobistas de Israel como lo hacen con los hackers rusos?

Una versión de este artículo apareció por primera vez en National Abu Dhabi.

Jonathan Cook ganó el Premio Especial Martha Gellhorn de Periodismo. Sus últimos libros son «Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East» (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair» (Zed Books). Su web es www.jkcook.net .

Fuente: https://www.counterpunch.org/2017/11/14/israel-lobby-is-slowly-being-dragged-into-the-light/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.