El reciente informe del grupo de expertos sobre la República Democrática del Congo (RDC), 162 páginas dirigidas al Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 27 de diciembre, además de repasar la explosiva situación y la violencia del país, reafirma, respecto al M-23, todo lo que, quienes seguimos la actualidad congoleña a diario, sabemos desde hace mucho tiempo pero además añade revelaciones muy importantes y ofrece una nueva visión de un conflicto que ha provocado el sufrimiento en millones de personas, con desplazamientos masivos y muerte.
APOYO INCONDICIONAL RUANDÉS, AVANCE TERRITORIAL Y BENEFICIOSOS ECONÓMICOS PARA EL M-23 Y RUANDA
Una vez más, todo son evidencias de que el M-23 está completamente apoyado por Ruanda y su Ejército, lo que incluye la participación en el terreno de soldados ruandeses -entre 3.000 y 4.000 en la actualidad-. Más aún, las informaciones del grupo de expertos dan a entender que el M-23 no es más que un tentáculo de las Fuerzas de Defensa de Ruanda (FDR) con una estructura de mando en la que el jefe militar del M-23, Sultani Makenga, obedecería órdenes directas del Ejército y los servicios de inteligencia ruandeses.
Los avances del M-23 durante el pasado año han «engullido» un 30% más de territorio del que ocupaban al empezar 2024, y ya no solo dominan grandes extensiones del territorio de Rutshuru, en la provincia de Kivu Norte, sino, en la misma provincia, en el de Masisi, con importantes incursiones al oeste en el de Walikale y al norte en el de Lubero, buscando controlar las abundantes minas de oro tanto de este territorio como de la vecina provincia de Ituri. También han hecho incursiones en la provincia de Kivu Sur buscando una salida por el lago Kivu para tener una vía directa de transporte de minerales hasta Ruanda.
Pero, económicamente hablando, la mejor conquista del M-23 -y quizá uno de los principales objetivos de esta guerra- ha sido la zona minera de Rubaya, una de las más ricas del mundo en coltán y también muy rica en casiterita y con depósitos de manganeso. Con una de cal -duplicar el sueldo a los excavadores de la zona- y otra de arena -establecer en la zona el «salongo», trabajo obligatorio, para construir carreteras que sirvan a la salida del coltán-, el M-23 ha pasado a controlar gigantescas cantidades de mineral que ha trasladado por rutas terrestres a Ruanda. Al menos 150 toneladas de coltán se han mezclado en Ruanda creando una contaminación sin precedentes de la cadena mundial de suministros y dando grandes beneficios tanto al régimen de Kigali como al M-23, que ingresaría unos 800.000 dólares mensuales.
RESPONSABILIDAD RUANDESA EN LA MUERTE DE CIVILES, ADMINISTRACIONES PARALELAS Y RECLUTAMIENTOS QUE INCLUYEN MENORES
Entre las revelaciones del informe, los expertos de la ONU señalan directamente a unidades concretas del Ejército ruandés (Fuerzas de Defensa de Ruanda) en el bombardeo que sufrió el 3 de mayo de 2024 el campo de desplazados internos de Mugunga, a las afueras de Goma, y en el que murieron más de treinta personas, muchas de ellas niños. En un ataque contra el Ejército congoleño, los ruandeses habrían utilizado cohetes de 120 mm que, lanzados indiscriminadamente, cayeron sobre las chozas y tiendas de campaña de personas que se resguardaban allí de la guerra. También señala a armamento ruandés, misiles anti-tanque guiados lanzados desde zonas controladas por el M-23, como el medio utilizado en el ataque contra un campamento de la fuerza de paz africana de la SADC (Comunidad de Desarrollo de África Austral) así como la utilización, tanto desde Ruanda como desde zonas controladas por los rebeldes del M-23, de sistemas de interferencias en el GPS de los aviones, aplicados de forma indiscriminada contra vuelos en la zona.
El M-23 está creando administraciones paralelas en los territorios que ha ocupado, que cobran impuestos o dirigen los servicios públicos como si fueran organismos administrativos legales. Esto es especialmente manifiesto en la zona minera de Rubaya, donde un «ministerio» paralelo controla la explotación, comercio y transporte de minerales, cobrando tasas tantos a los extractores como a los operadores de minerales.
Es obvio que la milicia del M-23 no existiría, simplemente por el desgaste de los años de combate con bajas por muertes en combate, heridos o arrestados pero sobrevive perfectamente gracias al apoyo continuo del Ejército ruandés y del reclutamiento, voluntario u obligatorio, que realiza en países vecinos y en los territorios que ocupa. Este reclutamiento, según los expertos de la ONU, no excluye a menores de edad y reciben formación tanto de congoleños y militares ruandeses como de militares del Ejército ugandés, el mismo que en la provincia de Ituri combate codo con codo con el congoleño en la lucha contra la milicia ugandesa de las ADF, emboscadas en el Este congoleño. Según el informe, al menos 3.000 hombres habrían sido formado durante unas pocas semanas entre septiembre y octubre pasado y otros 2.500 estarían recibiendo formación en estos momentos.
COLABORACIÓN CON GRUPOS ARMADOS DEL ESTE CONGOLEÑO, ALIANZAS DE TODO TIPO QUE ABREN UN NUEVO RELATO AL CONFLICTO
La amplia capacidad de reclutamiento y formación del M-23 en el propio suelo congoleño y de instructores de diferentes origen nos lleva a, quizá, la más importante, innovadora e inquietante aportación del informe que estamos resumiendo. Como es conocido, en diciembre de 2023 surgió la Alianza del Río Congo, una alianza político-militar en la que se integró el M-23, y que lidera desde entonces Corneille Nangaa, antiguo presidente del comité electoral independiente y relacionado con asuntos de corrupción. Lo que podía parecer una simple «fachada» para blanquear la violencia del M-23 apoyada por un país extranjero y que buscaba «poner fin a la gobernanza caótica y depredadora del país que mata a sus propios ciudadanos», resulta en una entidad mucho mayor que da una categoría más devastadora a la lucha del M-23.
Los expertos de la ONU señalan amplias conexiones y asociaciones del M-23 con otros grupos armados en diferentes partes de la RDC y no únicamente congoleños. En la provincia de Kivu Sur, donde aún no ha ocupado territorios el M-23, colabora con grupos armados como Twirwaneho, milicia de autodefensa de la comunidad banyamulenge -tutsis- en la provincia o RED Tabara, milicia burundesa, presuntamente apoyada por Ruanda, que lucha contra el gobierno de Burundi desde territorio congoleño. En el norte cuenta en la provincia de Ituri con el apoyo del grupo armado Zaire, de la minoría hema, y que suma unos 600 rebeldes. Además habría recibido apoyo de redes de antiguos grupos combatientes como RCD-Kisangani e, incluso, existen rumores de contactos con las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), posiblemente el grupo más sanguinario de los numerosos grupos armados del Este congoleño.
Este informe señala a Thomas Lubanga, ex líder rebelde de la Guerra Mundial Africana, dirigente entonces de la Unión de Patriotas Congoleños, grupo rebelde de la etnia hema, por lo que pasó catorce años encarcelado por condena de la Corte Penal Internacional, como uno de los más activos en la formación de nuevos reclutas, con importantes vínculos con Uganda. Cabe decir que Thomas Lubanga, tras su retorno a la RDC, participó junto a otros ex líderes rebeldes en procesos de diálogo para buscar la paz y la desmovilización en el Este congoleño.
Todas esas informaciones conforman un marco que da más fuerza aún al M-23 y a su aliado, Ruanda, es unas intenciones cada vez más claras de apropiarse del Este congoleño, posiblemente para independizarlo y/o anexionarlo a Ruanda, adueñándose de una de las zonas más ricas de la República Democrática del Congo, sin descartar la posibilidad de llegar hasta instaurar un nuevo régimen en Kinshasa, siguiendo hechos similares a los que, tras el derrocamiento de la dictadura de Mobutu, lejos de traer la democracia y la prosperidad al pueblo congoleño, lo sumieron en uno de los peores conflictos que ha conocido nuestro planeta y hundió en la miseria y el sufrimiento a ese pueblo hasta nuestros días.
Obviamente, tras todas estas revelaciones, la ONU y su Consejo de Seguridad deberían tomar todas las acciones pertinentes contra Ruanda y el M-23 y la comunidad internacional, igualmente conocedora de estos hechos, y en muchos casos apoyo fundamental del régimen ruandés de Paul Kagame, debería dejar de mirar hacia otro lado y pasar de las palabras a los hechos.
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@CongoActual
Fuente: https://elcongoenespanol.blogspot.com/2025/01/el-m-23-al-descubierto-por-los-expertos.html