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La crisis financiera en África

El mercado va bien, los clientes no tanto…

Fuentes: Le Monde Diplomatique

Traducido por Caty R.

Con motivo de su reunión ministerial anual, la ONU comunicó su inquietud. La lucha mundial contra la pobreza, que ya va por debajo de sus objetivos, podría convertirse claramente en una víctima colateral de la crisis financiera. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, admitió que ningún país de África tiene posibilidades de lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), fijados en 2000, y que preveían que la pobreza hubiese disminuido a la mitad en 2015. Porque más allá de la ayuda institucional -y de una ayuda pública al desarrollo que corre el riesgo de sufrir las repercusiones de la debacle financiera y de los programas nacionales de rigor presupuestario- también podría deshacerse todo el entramado de las ONG, según informa IRIN: «L’aide humanitaire confrontée à la crise financière» (La ayuda humanitaria se enfrenta a la crisis financiera), el 29 de septiembre de 2008.

Un africano, el hombre de negocios nigeriano Aliko Dangote, se muestra más optimista: «La crisis del crédito tiene factores más positivos que negativos en términos de inversiones para el continente africano. Eso quiere decir, efectivamente, que existe una masa de dinero que hay que invertir en algún sitio. Entre los mejores emplazamientos se encuentran los países en desarrollo y de éstos los de África», declaró al The Mail and Guardian el 8 de abril de 2008.

Aliko Dangote ha entrado este año (con otro africano, el sudafricano Patrice Motsepe, clasificado el 503) en la clasificación de los multimillonarios de la revista estadounidense Forbes, en el puesto 334. Con una fortuna estimada en 3.300 millones de dólares (que únicamente tiene en cuenta sus activos en la Bolsa nigeriana), el empresario de Haoussa, originario de Kano, está implicado tanto en el sector agroalimentario como en los transportes, el petróleo o las telecomunicaciones. Y por lo tanto sabe de qué habla cuando precisa en la misma entrevista: «Los países africanos disponen de numerosos recursos como hierro, oro, manganeso o petróleo. Son valores que ya están en lo más alto. Igualmente los precios de la vaina de cacao y los cacahuetes han rebasado los límites»

Ciertamente estas observaciones datan de la primavera de 2008, antes de la expansión de los estragos de la crisis financiera. Pero, a pesar de todo, a Aliko Dangote no le falta razón. El despegue económico de África sigue dependiendo mayoritariamente de las materias primas, que son valores refugio sobre todo en una economía que navega (aterrada) a la buena de dios. Principalmente hacia estos sectores, que África denomina «utilitarios», han fluido en 2007 más de 10.000 millones de dólares de inversión directa extranjera, frente a 9.600 millones el año anterior.

«¡El mercado va bien!» Desde principios de 2008 se oye el mismo discurso positivo que proclaman repetidamente las principales plataformas e instituciones financieras del continente. Las Bolsas de África, repiten, están a salvo de las turbulencias mundiales. Noah Greenhill, Director general de Mercadotecnia de la Bolsa de Johanesburgo (JSE), acaba de comunicar este mensaje en la Africa Down Under Conference, celebrada a principios de septiembre en Perth, Australia. El mismo optimismo mostraba Ignatius Imala, del banco central de Nigeria: «La quiebra de Lehman Brothers y algunos otros no afectará a los bancos nigerianos a causa de sus relaciones comerciales con ellos».

En la actualidad se contabilizan más de 2.000 sociedades africanas, frente a las 1.786 de 2005, en las 22 Bolsas del continente, de las que 19 son miembros de la African Securities Exchange Asociación. Las Bolsas africanas, encabezadas por las de Sudáfrica (886.000 millones de dólares de capitalización en el último trimestre de 2007), Egipto y Nigeria (150.000 millones de dólares en febrero de 2008), habían capitalizado 1,118 billones de dólares a principios de 2008. «Las acciones contabilizadas en el mercado africano están entre las más rentables en términos de retorno sobre la inversión; mucho más que en los países desarrollados», señala el analista financiero sudafricano Wolassa L. Kumo en American Chronicle del 25 de septiembre de 2008.

Materias primas y maximización de los beneficios: a pesar de la crisis, o debido a ella, nada debería, pues, obstaculizar la expansión de los fondos soberanos de los países del Golfo, los fondos de inversión rusos y los capitales de las industrias chinas, brasileñas o indias hacia el sistema financiero africano, que no carece de recursos y nuevos mecanismos para estimular su crecimiento. Basta con leer el nuevo diario francófono de referencia de las finanzas africanas Les Afriques. Así nos podemos enterar, en una reciente edición, de que el mercado continental de los sukuks -las obligaciones financieras islámicas- todavía es limitado, pero tiene un gran potencial. «Una parte de las necesidades en materia de desarrollo, en primer lugar en el ámbito de las infraestructuras, podría muy bien satisfacerse por las finanzas islámicas» explicó el analista de créditos Mohamed Damak.

En este coro de señales positivas dirigidas a los inversores extranjeros, y en primer lugar a los de las naciones del Sur, el mundo de las finanzas africanas parece que precisamente ha olvidado un dato esencial: la salud económica de la clientela local ante quien alaba el buen estado de sus bancos, los beneficios conseguidos por las desregulaciones y las ganancias de los pequeños accionistas y del crédito de tipo variable. La nueva clase media del continente, en efecto, fue la primera que creyó en las virtudes del nuevo modelo económico. Y una vez establecida la economía liberal, este sector de la población africana se convirtió en los medios de comunicación occidentales en el prototipo del África moderna. Según Witney W. Schneidman, uno de los consejeros sobre África de Barack Obama, recurrir a este vivero humano será una de las prioridades del programa africano del candidato demócrata a la presidencia, como declaraba en allAfrica.com el 29 de septiembre de 2008.

Ahora bien, esta misma clase media parece que es actualmente quien reduce la marcha debido a la crisis financiera. Dicha clase media está invadida por la inquietud. Especialmente en los países modelos, las naciones del África anglófona convertidas desde principios de los años 2000 al liberalismo desenfrenado. Previamente afectada por la crisis política de finales de 2007, la clase media de Kenya, que «constituye la mayoría de los pequeños accionistas de Nairobi Stock Market, hoy hace temblar a la cuarta Bolsa del continente» (James Shikwati, The Harvard Internacional Review, invierno de 2007). Después de abalanzarse sobre las acciones de Safaricom, actualmente se está retirando, con lo que ha contribuido a la caída del 26,5% de la Bolsa de Nairobi desde principios de año (Afrique en ligne, 25 de septiembre de 2008)

El encarecimiento del crédito comienza a afectar duramente a los Black Diamonds, los «diamantes negros», población sudafricana que presuntamente personifica la aparición de una nueva clase media africana: 2,6 millones -es decir, el 12% de los adultos sudafricanos- con capacidad de gastar 180.000 millones de «rands» al año (16.200 millones de euros), o sea, el 28% del poder adquisitivo global sudafricano. Ahora «los diamantes negros han empezado a sentir los efectos de la crisis del crédito» (Sibongile Khumalo, Business Report, 10 de agosto de 2008). Los embargos de coches y propiedades, los dos barómetros que presuntamente reflejaban hasta ahora la conveniencia de las reformas económicas llevadas a cabo en la nueva Sudáfrica, aumentan constantemente. Según un estudio realizado por el TNS Research group, en los 12 últimos meses, un 10% de las familias de la clase media nacional ha tenido que deshacerse, ante sociedades especializadas en decomisos, de bienes de consumo que habían adquirido a plazos. El 20% reconocen que nunca han tenido posibilidades de reembolsar sus préstamos y más de la mitad están en rojos, precisa el estudio: «Después de acumular una panoplia de bienes caros, cada vez es más difícil para dichas familias mantener su estilo de vida»

Entre una clase media decepcionada por sus líderes de opinión y una mayoría de la población olvidada por los proveedores de fondos, la mezcla podría revelarse socialmente explosiva. No solamente en los «cinturones de fuego» de los barrios de chabolas. Y muy especialmente en los países presentados como el escaparate de una África apresada en la euforia los «fundamentos» de la economía liberal.

Original en francés: http://blog.mondediplo.net/2008-09-30-le-marche-va-bien-la-clientele-moins

Jean-Christophe Servant es un periodista francés colaborador de Le Monde Diplomatique.

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.