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Una desconfianza que también incluye a la banca ética

El miedo a las comisiones bancarias

Fuentes: El Salto

La pérdida de confianza en las entidades financieras es recurrente desde que ocurrieron cosas como la estafa de las preferentes o el rescate bancario, y esta desconfianza incluye a la banca ética

«¡Viva el mal! ¡viva el capital!», esta célebre frase del programa La bola de cristal podría resumir cómo se sienten algunos clientes al tener que abandonar la banca ética debido a sus comisiones. La pérdida de confianza en el sistema bancario en general se acrecentó con cosas como la estafa de las preferentes o el rescate a la banca.

Son hechos de los que las entidades éticas no formaron parte, pero la percepción social es que la banca -aquí da igual ética que tradicional- no es del todo transparente. «Soy cliente de Triodos, pero estoy pensando en cambiarme a ING» es la frase más escuchada a las decenas de personas sondeadas para este texto.

Aunque la motivación para estar en una banca ética no es de rentabilidad económica, ni sus clientes son reacios a pagar más comisiones que en la banca tradicional, lo cierto es que el cambio en las condiciones de las cuentas de Triodos y la posibilidad de sacar dinero en muy pocos cajeros hacen que muchos de sus clientes se planteen abandonarlas.

«Me pasé a Triodos en 2011, tengo nómina domiciliada, pero no puedo ahorrar ni tengo ningún colchón, y eso penaliza. Antes podías sacar dinero en cualquier Servired, ahora te cobran en todos los cajeros», dice José Vao, un cliente que ahora se plantea si mantener su cuenta o cancelarla. El problema, según reconocen sus propios clientes, no son realmente las comisiones, sino su propio contexto de precariedad. «Me voy a cambiar a ING, soy un currito que cobra una nómina y no puede asumir tantas comisiones», confiesa Vao.

Uno de los motivos por los que sus clientes dicen querer abandonar Triodos son las comisiones por casi todo, pero también hay quien, pudiendo asumirlas, ve injusta la forma de actuar de la entidad. «Creo que lo de ética es más un reclamo que otra cosa. No se centran en cooperativas y asociaciones, no hay condiciones especiales para los más frágiles y sus comisiones son tan abusivas como las de cualquier otro banco. Me cambiaré a Fiare, que tiene sus inconvenientes, pero otras prioridades de inversión», comenta Berta González, cliente desde hace ocho años.

También hay quien asume altas comisiones en pos de una banca mucho más transparente. «Creo que es un banco caro, pero lo asumo. Prefiero pagarle más a Triodos que a Bankia», revela Joan, cliente de València. Lo que a algunos clientes les parece mucho, a él le resultan daños colaterales. «Vivimos en la sociedad de la abundancia y siempre podría recortar de otra parte. Es como no comprar en Amazon o evitar los plásticos y residuos. Los 40 euros más que tengo que pagar al año no me van a sacar de pobre. Y, desde luego, no me pasaría a la banca tradicional».

Otros clientes quisieron pagar menos comisiones como condición para no irse de Triodos. «Me cobraron y me presenté en la propia oficina y expliqué detalladamente de dónde provenían mis ingresos, qué domiciliaciones tenía y cuál era mi situación laboral, que era estudiante. Me ayudaron bastante y me calificaron algún ingreso fijo, no procedente de nómina, como si lo fuese. De todas formas pagaría, porque tres euros al mes son, al final, dos cervezas. Es verdad que preferiría no pagar y que me fastidia la poca opción de cajeros que hay, pero en general estoy contenta y llevo muchos años», explica Alma Capa.

Antes de recaer en la banca tradicional, los clientes de la banca ética suelen explorar otras opciones también éticas. Su último (y extremo) paso es ING, que no es ética pero da la seguridad de no cobrar prácticamente por nada.

Las condiciones estrictas de las entidades éticas también hacen que sus clientes lleguen a tener cuentas complementarias en bancos tradicionales. «Fui a pedir una hipoteca y tenía la nómina domiciliada allí desde hace más de diez años, contrato indefinido y bastante solvencia. No me la dieron porque decían que yo figuraba en la hipoteca de mi hermano, aunque no aportaba nada a esa hipoteca, así que me consideraban poco solvente. Al final te tienes que ir a Bankia u otro banco que no quieres usar para poder conseguir que te avalen el préstamo hipotecario», expone Francisca Martínez, también cliente de Triodos.

Carmen Solís, responsable de prensa de Triodos, dice que el cliente de su banco «está bastante concienciado. Cuando viene a nosotros no se fija tanto en los costes, sino que busca estar en un banco que está aportando un valor a la sociedad y eso tiene un precio. Somos un banco en un entorno de tipos de interés bajo [menos rentabilidad], pero como banco tenemos que cumplir requisitos del Banco de España y eso tiene costes». ¿Y si los tipos de interés subieran? «No nos hemos planteado qué pasaría, si bajaríamos de nuevo nuestras comisiones. Entiendo que son condiciones que se dan en un entorno concreto, así que, si cambian, se revisarían, pero no sabemos a ciencia cierta», alega Solís.

Iñigo Chicote era cliente de Triodos y se pasó a Fiare. «En Fiare te cobran 1 euro por cada movimiento, salvo si eres socio, que los cinco primeros son gratis. Para ser socio creo que tienes que aportar entre 300 y 500 euros de capital social. Es verdad que como cajeros solo tienen el suyo en Bilbao y Madrid, pero luego pagas únicamente 80 céntimos de euro por cada extracción de efectivo, independientemente de la cantidad que saques».

Pero Chicote no se lo toma como una penalización, justo lo contrario. «Yo lo veo como una inversión a futuro, porque aspiro a que Fiare tenga más cajeros en otras ciudades de España y poder sacar dinero algún día desde su cajero en Valladolid, la ciudad en la que vivo», concluye.