– El ministro de Asuntos Exteriores se limita a decir la atención que se presta a la población saharaui refugiada en los campamentos de Tinduf (Argelia).
– PNV y ERC preguntaron al Gobierno sobre sus intenciones para mediar ante Marruecos por la activista saharaui de derechos humanos.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha eludido responder a las preguntas que le han hecho en el Congreso diputadas de ERC y PNV, grupos aliados del Gobierno, sobre la situación de la activista saharaui Sultana Jaya, que sufre desde hace más de un año arresto domiciliario en la ciudad de Bojador, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, y que ha denunciado un gran número de agresiones de integrantes de fuerzas de seguridad marroquíes y grupos paramilitares, según informa el diario Público.
La diputada del Grupo Vasco Josune Gorospe y la de ERC María Carvalho Dantas formularon el miércoles 22 de diciembre una batería de preguntas sobre la situación de Sultana Jaya y las intenciones del Gobierno para tratar de mediar por su liberación ante organismos internacionales y el Estado de Marruecos. La parlamentaria de Esquerra denunció, incluso, que Sultana ha sufrido violaciones, saqueos e intoxicaciones alimenticias, y que España no puede seguir obviando sus responsabilidades en el territorio que hasta 1975 fue su colonia y provincia número 53.
Sin embargo, el ministro evitó responder todas las cuestiones sobre lo que consideró una situación «compleja» y se limitó a referir la labor que desarrolla España para ayudar a los refugiados en los campamentos de Tinduf (Argelia).
«El compromiso de la cooperación española con la población saharaui en Tinduf es evidente, constante e histórica. Somos el primer donante europeo», subrayó el ministro de Asuntos Exteriores, quien comparecía por primera vez en la Comisión de Cooperación del Congreso, y a petición propia, para exponer las líneas generales de su departamento en este ámbito.
Ya el pasado mes de octubre el ministro evitó, también en el Congreso, pronunciarse sobre la situación de la activista saharaui de Derechos Humanos cuando fue preguntado por el portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien quería saber si Albares tenía algún plan para «salvar la vida de Sultana Jaya», haciendo valer el «espíritu de defensa de los derechos humanos que anima su política exterior», precisamente en un momento en el que España ha presentado su candidatura a un tercer mandato como miembro del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El diputado del PNV dijo al ministro que la activista lleva “un año de arresto domiciliario sin que pese sobre ella ninguna acusación concreta, sin que haya ninguna orden judicial” y relató el acoso que sufre: “Se le prohíbe a ella y a su familia entrar o salir de la casa, en abril se les cortó la electricidad, se han puesto plásticos negros en las ventanas para que no entre la luz; se impide que haya visitas, pero sí tienen visitas de indeseables que entran y golpean, incluida su madre, una persona de más de 80 años, que violan, y hay videos que demuestran esto; o que un día, como el 22 de agosto, entran con buzos y reparten una sustancia tanto en sus vestimentas como en toda la casa , y como consecuencia de ello cogen el Covid; y durante todo este año están sin asistencia médica».
Aitor Esteban manifestó al ministro de Exteriores que le preocuparía mucho que hubiese salido de su departamento la orden dada al grupo socialista en Europa de votar en contra de la candidatura de Sultana para el premio Sajarov, y hacerlo a favor de la expresidenta boliviana Jeanine Áñez, “una golpista propuesta por VOX que expulsó a la número 2 de la Embajada española del país”.
El titular de Asuntos Exteriores, que en ningún momento pronunció el nombre de la activista saharaui, dijo entonces que los Derechos Humanos son “un principio rector” de la política exterior que defienden y promocionan “en todos los países del mundo”, sin hacer distinción por país, situación o persona. A esto añadió que la aplicación de los DDHH en terceros países “es una materia muy compleja”, que ser eficaz es ser exigente, pero también ser inteligente y que “la inteligencia en política exterior, en diplomacia, requiere discreción, no contar, no debatir abiertamente ciertos casos”.
Albares habló de la “dificultad en materia de Derechos Humanos”, para decir a continuación que a ningún Estado “le gusta tomar medidas por que se pueda pensar que son terceros los que le obligan a ello o son terceros los que las toman por ellos».