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El Movimiento 20 de febrero, sus enemigos y la nueva coalición gubernamental

Fuentes: Aish

La tradición enseña que tener enemigos no es necesariamente negativo. Los enemigos pueden estar motivados por la ignorancia, el temor, la envidia o quién sabe qué otro miedo o desconfianza. El movimiento 20 de Febrero no escapa a la regla. Sus enemigos temen su éxito y su movilización, que amenazan con sacudirlos. Además, tienen razón […]

La tradición enseña que tener enemigos no es necesariamente negativo. Los enemigos pueden estar motivados por la ignorancia, el temor, la envidia o quién sabe qué otro miedo o desconfianza. El movimiento 20 de Febrero no escapa a la regla. Sus enemigos temen su éxito y su movilización, que amenazan con sacudirlos. Además, tienen razón de temerlo, puesto que ha probado que no es marginal y que va a durar mucho tiempo. Desde su aparición, el movimiento no ha tenido, en efecto, sólo amigos, por más que esos amigos sean numerosos y se multipliquen día tras día. El movimiento no ha nacido para desaparecer sin dejar huellas. El futuro está en sus genes. El cambio que lo estimula le es determinante.

Estos enemigos son de todo tipo. Y sería forzosamente trabajoso recapitular su número y categorías. Entre ellos se cuentan los conservadores y quienes sostienen el statu quo político, quienes no pretenden más que un lugar personal a la sombra del poder, quienes quieren hacer carrera y no buscan sino vender sus almas al mejor postor, los proclives a la obediencia en la esperanza de ser a su vez obedecidos un día, aquellos a los que la libertad individual no puede llevar a la satisfacción de sus ambiciones, quienes se afilian a partidos políticos porque consideran que son oficinas de colocación o ascensores, quienes por celo o por perversidad disfrutan moliendo a quienes les caen entre las manos, quienes han recibido como misión hacer fracasar al movimiento… En suma, muchos enemigos. Peor aun, desde la aparición del movimiento 20 de Febrero, tienen un aire colérico y no parecen ver venir los vientos irresistibles del cambio que, sin embargo, se anuncia. Se empeñan en creer que Marruecos es una excepción frente a las perturbaciones que sacuden el mundo. Sin embargo, el mundo entero está hoy afectado. Ya no se puede ser, hoy, permeable a Oriente y a Occidente solo cuando se mima su estilo de consumo, sus modas y sus modelos, y ser una excepción cuando incluso sus pueblos se indignan y se levantan. La permeabilidad no es tan selectiva. Túnez es una nación demasiado cercana como para dejarnos indiferentes; Egipto vive entre nuestras propias paredes cada día a través de los medios; Libia muestra que quienes eran erróneamente considerados los últimos de la clase han podido emanciparse; Siria, percibida como el sistema con más seguros, está a punto de caer; Yemen ha rechazado sus anacronismos… ¿Cuántos más ejemplos de sobresaltos, de reivindicaciones, de dignidad, de libertad, de soberanía popular y de verdadera democracia hacen falta para que estos refractarios al cambio se den cuenta de que el movimiento marroquí del 20 de Febrero, como otros movimientos, no es pasajero y no hace sino comenzar? Las revueltas de estos países dan el ejemplo, como otros lo habían proporcionado, de otra forma, en el tiempo de las Independencias. En aquella época Marruecos habría cogido el tren en marcha. Quienes se esconden detrás de sus propias manos tratando de convencerse de que el pueblo aquí está fuera del tiempo, se engañan haciando como que no ven lo que pasa en el mundo. Que a Marruecos no le concierne. En realidad, se dan buena cuenta, pero o están paralizados o, peor aun, creen que la rama podrida a la que se sujetan va a mantenerse contra viento y marea. La tan traída y llevada reforma de la Constitución otorgada es una visible demostración. Hoy, dejando aparte de quienes siguen perdidos o quienes se ven limitados por la ignorancia o por una indigencia perdonable, la adhesión al sistema majzeniano agrupa a estos enemigos en dos masas que se dividen y reencuentran. Están los que aun no han llegado a su objetivo pero saben que nunca serán gran cosa fuera de la bendición del sistema. Una suerte de ambiciones a la espera. Los otros, colocados ya pero aun ambiciosos a la caza de un buen impulso para satisfacer sus aspiraciones personales. También ellos siguen creyendo que no llegarán a nada sin someterse de manera permanente. La primera categoría, de modo totalmente lógico, está destinada a alimentar a la segunda. Es la ley. Los marroquíes dicen: «cuando una cosa se entiende, no hay por qué repetirla». En efecto, si el movimiento 20 de Febrero obtiene lo que pide, es decir, la democracia y el gobierno transparente, será todo el sistema majzeniano de gestión de personas y de bienes el que se verá puesto en cuestión y llamado a retirarse. Es, en consecuencia, normal que este movimiento sea combatido por estos individuos y categorías. Es normal que, como ha ocurrido también en otros lugares, estos llamen además a la defensa del sistema vigente y su legitimidad. Lo raro sería que no combatieran un movimiento que llama al cambio. Sin embargo, su combate es patético. El mundo entero se lo demuestra cada día. Se miren como se miren, todos los acontecimientos sucedidos en el curso de los últimos meses (el ridículo fracaso de los escenarios imaginados por los activistas políticos del Poder para concitar una mayoría conducida por una marioneta, la revisión constitucional, las elecciones legislativas anticipadas…) son fruto de las movilizaciones del 20 de Febrero. Quienes desde fuera del movimiento quieran atribuírselas a sí mismos, están profundamente equivocados. El PJD, cabeza de la nueva coalición gubernamental, debe estar convencido de ello. Su supervivencia política, como tal, depende de esta convicción. Su carta política maestra, con la nueva situación, es saber acompañar y apoyar las reivindicaciones del movimiento. De todos los actores de la escena política marroquí, su rival Al Adl Wa Al Ihssane es quien lo ha comprendido mejor. Ha sacado la conclusión de retirar su apoyo al movimiento 20 de Febrero. Haciendo esto y regresando a su papel de » fuerza tranquila » al acecho de la descomposición del Sistema político vigente, piensa quitarle al PJD la posibilidad de jugar esta carta maestra. Una carta que le permitiría valerse de las reivindicaciones de la sociedad civil y de la calle para negociar ciertos cambios e imponer nuevas políticas públicas. Porque, piensa, sin un 20F fuerte y exigente, el nivel de intransigencia de la calle se debilitaría. Frente al Poder, el PJD no tendría, entonces, sino que gestionar la cuestión pública como han hecho otros partidos antes que él. El PJD perdería enseguida su credibilidad y el Sistema político se quedaría igual que estaba. En el mejor de los casos, el PJD contribuiría a consolidar, a su propia costa, el statu quo. Terrible manera de hacer política y preparar su futuro, por parte de Al Adl Wa Al Ihssane. Para el PJD, el error sería, entonces, en el futuro, hacer del movimiento 20F un adversario o un enemigos; sobre todo cuando este error puede evitarse. Y sobre todo cuando muchos de sus militantes y simpatizantes han estado en las primeras filas de la movilización de febrero y que han militado en favor de la democracia real y el verdadero cambio. El futuro estatuto del PJD se apreciaré a ojos de la opinión pública por su capacidad de llevar este asunto. Debe orientar su navío en el sentido de la Historia y acompañar las reivindicaciones del movimiento. Es su única opción política posible para darse el margen necesario de negociación con el Poder. Es su única solución para obtener las concesiones necesarias para la transparencia y democratización de la gestión de los grandes asuntos de la nación. Esto quiere decir claramente que el PJD no debe intentar instrumentalizar el movimiento 20 de Febrero. Al contrario, se trata de hacer de él un triunfo y un argumento para exigir y tratar de obtener esos cambios que ahora están definitivamente inscritos entre las reivindicaciones y objetivos de la nación. El PJD debe saber mejor que nadie que ha alcanzado el poder gracias al movimiento. Debe saber que estos objetivos se realizarán con o sin él.

Fuente: http://www.aish.es/index.php/component/content/article/336-reflexiones-marruecos/2600-el-movimiento-20-de-febrero-sus-enemigos-y-la-nueva-coalicion-gubernamental