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Entrevista con Josep Maria Antentas y Esther Vivas

El movimiento de los Indignad@s y sus perspectivas

Fuentes: Tout est à Nous

Más allá de las particularidades de cada país, aquello que pasa tanto en el Estado español como en Grecia, después de la irrupción de las revueltas en el mundo árabe, tendrá repercusiones en todo el continente. De aquí la importancia de analizar en profundidad la realidad y el potencial de estas grandes movilizaciones. Esther Vivas […]

Más allá de las particularidades de cada país, aquello que pasa tanto en el Estado español como en Grecia, después de la irrupción de las revueltas en el mundo árabe, tendrá repercusiones en todo el continente. De aquí la importancia de analizar en profundidad la realidad y el potencial de estas grandes movilizaciones. Esther Vivas y Josep Maria Antentas, nos dan aquí su opinión sobre el significado del movimiento de los «Indignad@s».

¿Cómo definiríais las características centrales de este movimiento?

Josep Maria Antentas: El movimiento empezó absolutamente por sorpresa. Las manifestaciones del 15 de mayo (15M) fueron mucho mayores de lo esperado y la arrancada de las acampadas fue espontánea. Desde el comienzo de la crisis, la reacción social había sido muy débil. Finalmente todo estalló de forma inesperada, «intempestiva» como diría Daniel Bensaïd. Y como casi siempre que empieza un gran movimiento social lo ha hecho con la juventud como protagonista en su fase inicial, y con formas de protesta innovadoras y disruptivas. Expresa la radicalización social más importante como mínimo, desde hace más de diez años, cuando emergió el movimiento antiglobalización, aunque ahora, en plena crisis, la profundidad social y territorial del movimiento es mayor.

Esther Vivas: El movimiento del 15 de mayo tiene un doble eje de crítica. Por un lado, la clase política y, por el otro, los poderes económicos y financieros, como bien resume el lema «No somos mercancías en manos de políticos y banqueros». Las revueltas en el mundo árabe han sido un referente y así lo ponen de manifiesto las ocupación de plazas y las acampadas, tomando como ejemplo, entre otras, la Plaza Tahrir. Estas han sido una palanca para impulsar futuras movilizaciones y un altavoz para amplificar las presentes. Han actuado como referente simbólico y como base de operaciones y no han sido un fin en sí mismas. Internet y las redes sociales, twitter y facebook, han jugado un papel clave como espacio de discusión, de politización y de formación de una identidad y un acervo compartido, más allá de ser un instrumento al servicio de la movilización social.

Desde el exterior, uno tiene la impresión de que la ruptura con el movimiento obrero organizado, sindicatos y partidos, es todavía más importante que en Grecia… ¿Qué pasó con los sindicatos después de la huelga general del 29 de septiembre del año pasado?

Esther Vivas: Después de la huelga general del 29 de septiembre los sindicatos mayoritarios volvieron a su práctica habitual de desmovilización. La huelga general fue un paréntesis en el tiempo y no significó un cambio de orientación. En enero, CCOO y UGT y el Gobierno firmaron el acuerdo sobre la reforma de las pensiones, que aumentaba los años de cotización para cobrar la pensión. Esto cerró brutalmente cualquier expectativa de movilización sindical. Los sindicatos mayoritarios han quedado desconcertados por un movimiento que no preveían y que los interpela. Ahora está por ver cual será su reacción y si el movimiento será suficientemente fuerte para forzar algún de tipo de giro por su parte. En muchas acampadas, como la de Barcelona, ha salido claramente la petición de una huelga general, y también la voluntad de «llevar la indignación a los centros de trabajo», donde todavía hay mucho miedo y resignación.

Josep Maria Antentas: El movimiento expresa un rechazo frontal a las políticas del gobierno Zapatero. Izquierda Unida ha manifestado sus simpatías por las protestas pero en general ha sido muy exterior a las mismas, sin un vínculo militante real. La izquierda extraparlamentaria y algunos sindicatos alternativos, sí que han estado presentes en el movimiento, junto con multitud de personas no organizadas o colectivos sociales. Los sectores en lucha, como los trabajadores de la sanidad en Catalunya, movilizados contra los recortes, han tenido también un rol activo y visible.

Con el desarrollo de la movilización, ¿hay un avance en las reivindicaciones y en el nivel de conciencia?

Esther Vivas: La jornada de movilizaciones del 19 de junio (19J) mostró como el movimiento se desplazaba a la izquierda y profundizaba en sus reivindicaciones. Algunos de los eslóganes más recurrentes en muchas de las manifestaciones fueron las críticas dirigidas al Pacto del Euro, contra los recortes sociales, a la banca y también la demanda de una huelga general. El ambiente de radicalización se observa, aunque de una manera imprecisa y difusa, en gritos como «la revolución empieza aquí», cantada en muchas acampadas. Otro momento clave de radicalización política fue la jornada del 15 de junio, cuando en Barcelona se intentó bloquear el Parlament de Catalunya, durante el debate parlamentario de los presupuestos del Gobierno catalán y donde se planteaban los recortes sociales más importantes desde la democracia.

Josep Maria Antentas: El movimiento desde su comienzo ha pasado por varias pruebas, que le han permitido madurar y profundizar en su discurso, como por ejemplo la victoria ante el intento de desalojo en Barcelona el pasado 27 de mayo o la criminalización sufrida tras el bloqueo al Parlament de Catalunya el 15 de junio. La denuncia a la utilización del déficit como una excusa para recortar derechos está presente en la política del movimiento. En el caso de Catalunya, por ejemplo, el rechazo a los presupuestos del Gobierno catalán que incluyen fuertes recortes en sanidad y educación ha sido uno de los aspectos clave del movimiento.

En vuestra opinión, ¿qué va a quedar de este movimiento? ¿Hay posibilidades que subsistan formas de estructuración más permanentes?

Esther Vivas: A partir de las primeras acampadas y ocupaciones de plazas en grandes ciudades, el ejemplo se extendió a ciudades medias y pequeñas, así como a los barrios de las grandes urbes. También se han establecido coordinaciones de asambleas de pueblos y barrios. Y éstas constituyen, de hecho, unos de los principales logros organizativos del movimiento. Esperamos un otoño caliente con nuevas movilizaciones, como la jornada del 15 de octubre, y con luchas concretas frente a los recortes sociales.

Josep Maria Antentas: No estamos ante un movimiento coyuntural, sino ante la punta del iceberg de una previsible nueva oleada de movilizaciones. El 15M y las acampadas han sido la primera sacudida y han actuado como lanzadera. En estas semanas, el movimiento se ha ampliado, diversificado social y generacionalmente, y se ha arraigado territorialmente. El éxito de la jornada de manifestaciones del 19J lo mostró claramente. En menos de un mes el crecimiento cuantitativo y cualitativo ha sido muy grande.

¿Cuál es el impacto sobre el panorama político en el Estado español? ¿Significa o puede provocar cambios importantes? Josep Maria Antentas: El movimiento surgido el 15M ha tenido un fuerte impacto en la opinión pública y ha gozado de una gran centralidad mediática. Nadie esperaba el enorme éxito del 15M y menos aún lo que vendría después. Han sido unas semanas que han cambiado el paisaje político social del conjunto del Estado español. Son una muestra del rechazo a las políticas aplicadas por el Gobierno Zapatero y también una señal muy clara a la derecha, que aspira a ganar las próximas elecciones generales, de que va a encontrarse con un panorama de agitación social cuando llegue al poder.

Esther Vivas: Estas movilizaciones significan, sin duda, un punto de inflexión y el inicio de una nueva etapa. Muchas personas han dicho que «nada será como antes», y así es. El movimiento ha conseguido poner fin a la pasividad resignada y al desánimo que hasta ahora imperaba. El presente nos ha abierto una brecha de esperanza en el futuro.

+info: http://esthervivas.wordpress.com