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El mundo según los halcones norteamericanos

Fuentes: IPS

Nunca es fácil defenderse y atacar al mismo tiempo, pero cuando el terreno político se estremece y peligrosas filtraciones surgen de la Casa Blanca y Downing Street, es más difícil aún. Al menos, esa es la sensación que dejan las últimas maniobras públicas de la extrema derecha estadounidense

Por un lado, halcones y neoconservadores están en guardia frente a aliados tibios que quieren retirarse de Iraq y a opositores demócratas que piden la cabeza del asesor presidencial Karl Rove, considerado el «cerebro» del presidente George W. Bush. Por otro, intentan persuadir a sus compatriotas de prepararse para enfrentar nuevos enemigos en lo que llaman la «cuarta guerra mundial».

Los halcones se pusieron a la defensiva al enterarse de que Gran Bretaña planea reducir su presencia en Iraq, de los 8.500 soldados actuales a 3.000 para mediados de 2006, según un informe del Ministerio de Defensa británico filtrado a la prensa.

Gran Bretaña podría comenzar a retirar «gradualmente» sus tropas de Iraq, a lo largo de los próximos 12 meses, si los iraquíes pueden asumir su propia seguridad, confirmó el domingo el ministro de Defensa británico, John Reid, en declaraciones a la cadena de televisión estadounidense CNN.

Mientras, trascendió que el Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos) se propone reducir sustancialmente sus fuerzas en Afganistán en los próximos dos años.

Ambas informaciones generaron airadas respuestas del director del semanario The Weekly Standard, William Kristol, quien ha criticado largamente al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, porque a su criterio no desplegó un número suficiente de soldados en Iraq y Afganistán.

El contenido del memorando británico «es una amenaza mayor que cualquier cosa que ocurra directamente en Londres», dijo la semana pasada a una audiencia del gabinete de expertos American Enterprise Institute (AEI, Instituto Estadounidense de la Empresa).

En un artículo coescrito con Gary Schmitt, director de Project for the New American Century (Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense), Kristol acusó a Rumsfeld de «poner en riesgo la visión estratégica del presidente».

Preocupado también porque, según encuestas de opinión, cada vez más ciudadanos consideran que Bush y sus aliados mintieron acerca de las razones de la invasión de Iraq, Kristol dedicó más de la mitad de la última edición del Weekly Standard a un artículo titulado «La madre de todas las conexiones».

El autor de la nota, Stephen Hayes, presentó lo que llamó «nuevas pruebas» de un vínculo operativo entre el la organización terrorista islámica Al Qaeda y el derrocado presidente iraquí Saddam Hussein.

Al mismo tiempo que se esfuerzan por sostener la guerra en Iraq y defender a Rove del cargo de haber puesto en riesgo la seguridad nacional al revelar la identidad de un agente secreto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), halcones y neoconservadores dispensan una serie inagotable de consejos geoestratégicos, a través de editoriales, columnas y apariciones en el canal de televisión Fox News.

Algunos de los consejos ya eran conocidos, especialmente los relacionados con Irán y Siria, blancos favoritos de los neoconservadores para la próxima fase de la «guerra contra el terrorismo».

De hecho, desde la sorpresiva victoria en junio del ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad en las elecciones presidenciales de Irán, los neoconservadores relanzaron su campaña por el «cambio de régimen» en ese país.

«El país está maduro para la revolución», alertó Jeffrey Gedmin, director del Instituto Aspen en Berlín, en el semanario Weekly Standard.

«Este régimen debe irse», urgió, y observó que, con el proceso de reforma constitucional de la Unión Europea estancado y «la inminente muerte política de (el presidente francés) Jacques Chirac y (el canciller alemán) Gerhard Schroeder», Bush debería alinear al bloque europeo en una campaña por «el movimiento democrático en Irán».

Y si esa estrategia falla, «Bush podría decidir que el único mecanismo para frenar las ambiciones (nucleares) de la República Islámica consiste en ataques militares específicos», sugirió Michael Rubin, de AEI.

Michael Ledeen, también del AEI, adoptó la misma línea en artículos publicados la semana pasada en National Review Online, apuntando a «abundantes pruebas» de los vínculos iraníes con Al Qaeda y la insurgencia en Iraq.

«No sé si los iraníes tuvieron que ver con los atentados de Londres», que dejaron más de 50 muertos, «pero realmente no importa, porque Irán es la fuerza más poderosa de la red del terror», escribió.

«No podremos tener seguridad en Iraq a menos que pongamos fin a las tiranías sanguinarias de Teherán y Damasco», sostuvo Ledeen, quien en otra nota afirmó que las «elites» británicas provocaron los ataques del día 7 con «su especial relación con el mundo árabe» y su «antisemitismo».

Los halcones de la guerra también trataron de aprovechar en la última semana la preocupación del Congreso legislativo por una oferta de China para comprar la empresa petrolera estadounidense Unocal y la visita esta semana del primer ministro de India, Manmohan Singh, para plantear una amplia visión estratégica de aliados y enemigos.

Clifford May, director de la Fundación para la Defensa de las Democracias, exhortó a Washington a «forjar nuevas alianzas para una nueva era», que incluyan a Europa Oriental, Australia, Israel, Japón, y, «especialmente, India, la mayor democracia del mundo».

Otros neoconservadores arguyeron que Nueva Delhi es clave para contrarrestar las ambiciones estratégicas de China. También lo es Japón, destacó Rich Lowry, editor de The Washington Times y de National Review, en una columna publicada en el Times.

«China se prepara para sustituir a Estados Unidos en lo económico y lo estratégico, y si es necesario, para derrotarnos militarmente en las próximas décadas», advirtió Frank Gaffney, presidente del Centro para Políticas de Seguridad.

En un artículo publicado en The Washington Times, Gaffney también sugirió que, a raíz de los atentados de Londres, el gobierno de Bush debería impedir la retirada unilateral de Israel de la franja de Gaza. «No se debe permitir que un amigo cometa suicidio», aconsejó. (FIN/2005)