La zona del Magreb se ha convertido en los últimos años en un destino de creciente inversión de las empresas españolas, especialmente las del negocio turístico. En Marruecos, este proceso se ha fortalecido gracias al plan turístico Visión 2010 entre el Estado español y el país vecino, cuyo objetivo es llegar a tener para 2010 […]
La zona del Magreb se ha convertido en los últimos años en un destino de creciente inversión de las empresas españolas, especialmente las del negocio turístico. En Marruecos, este proceso se ha fortalecido gracias al plan turístico Visión 2010 entre el Estado español y el país vecino, cuyo objetivo es llegar a tener para 2010 la cifra de 10 millones de turistas.
El Plan Azur, incluido dentro de esta alianza interestatal, tiene como finalidad modernizar los hoteles existentes, construir nuevas infraestructuras turísticas y desarrollar nuevas infraestructuras de transporte y comunicación.
Se tiene previsto construir en los próximos siete años seis nuevos complejos turísticos para fomentar el turismo de ‘sol y playa’, principalmente procedente de Europa. Todos estos balnearios además de hoteles, tendrán apartamentos turísticos o villas, así como un gran número de infraestructuras de ocio como campos de golf, centros comerciales y puertos deportivos en primera línea de playa.
En julio de 2008 se inauguró el primer complejo turístico, Mediterrania Saïda, situado el Norte de Marruecos frente a la costa de Almería, con una inversión de 1.691 millones de euros. Ha sido posible gracias a la inversión pública-privada en la que participan empresas españolas como Martin-Fadesa, Iberostar y Barceló. El próximo mes de octubre se inaugurará el segundo complejo Magazan, ubicado a 80 kilómetros de Casablanca y con una inversión de 600 millones de euros.
A lo largo de 2010 y hasta 2016, entrarán en funcionamiento los cuatro restantes complejos turísticos: Lixus, Essaouira Mogador, Cala Iris y Oued Chbika. Diversos grupos ecologistas, agrupados en la Plataforma Ecológica del Magreb, denuncian la clara amenaza a la que están sometidas las costas del sur del Mediterráneo y del Atlántico debido al avance de la expansión turística ligada a favorecer el turismo de ‘sol y playa’.
Consorcios españoles, holandeses, belgas y estadounidenses tienen el camino abierto para invertir en parajes naturales sin casi ninguna restricción en materia ambiental. Tal es el caso del complejo Mediterrania Saïda, inaugurado recientemente, que según el comunicado publicado por la mencionada plataforma ecologista ha transformado un área de bosque bajo y de dunas de alto valor ecológico, además de poner bajo amenaza la desembocadura en el Mediterráneo del río Mouluya. El complejo tiene prevista la construcción de tres campos de golf que extraerán el agua de la desembocadura del río Mouluya para regar estos campos, lo que causaría un grave impacto sobre los aportes de agua del río que es el más grande de la cuenca mediterránea en la región del Magreb, así como el de más longitud de Marruecos. Además tiene uno de los estuarios más importantes del Magreb. Este ecosistema es vital para la migración de diversas especies de peces, cuya supervivencia estaría amenazada, y también es un lugar de descanso, nidificación e hibernación para muchas especies de aves de interés mundial. Asimismo, dos tercios de todas las aves conocidas en Marruecos tienen en el estuario su hogar, según fuentes de la plataforma. Dentro del citado proyecto turístico se prevé la construcción de un colector para verter aguas residuales y fecales del complejo al río, lo que provocaría un aumento irreversible de la contaminación del agua.
Las previsiones sobre el aumento de las inversiones de empresas españolas en suelo marroquí no se limitan a la construcción de macroinfraestructuras turísticas. El pasado diciembre se firmó un nuevo acuerdo de financiación por valor de 500 millones de euros entre España y Marruecos que servirá para financiar proyectos sobre infraestructuras, energía y medio ambiente. Este nuevo acuerdo permitirá a las empresas españolas desarrollar los proyectos de financiación pública en suelo marroquí.
Uno de los proyectos que ya está en marcha es la construcción de 1.200 micro-centrales fotovoltaicas por la empresa española Isofotón. También se concedió el pasado mes de marzo por parte del Ministerio de Industria de España, 100 millones de euros que servirán para financiar la construcción de una central termoeléctrica por la empresa española Abengoa. Resulta paradójico que muchas de estas ayudas provienen del crédito Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD).
Firmas de apoyo
La Plataforma Ecológica del norte de Marruecos ha presentado una petición internacional de recogida de firmas para salvar este río de la amenaza de su posible destrucción y para exigir al Gobierno de Marruecos el cumplimiento de los acuerdos firmados que protegían este río. En el año 2005 fue incluido en la Convención de Humedales de Importancia Internacional (RAMSAR) y la Comisión Nacional encargada del Plan de Áreas Protegidas de Marruecos clasificó este hábitat en 1996 como sitio de interés biológico y ecológico en virtud de su riqueza y su biodiversidad. Las firmas comprometen a Marruecos a garantizar la preservación de este ecosistema.
http://www.diagonalperiodico.net/El-negocio-de-sol-y-playa-se.html