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Sales y soles

El olvido imperdonable

Fuentes: Gara

De memoria, hablo de memoria… mejor me callo, por si acaso. En los tiempos que vuelan, no te puedes fiar ni de tu propia cabeza. Ni falta que hace. Recordar es cosa del pasado. Un atraso. Un retraso mental. El olvido sí tiene futuro. Limpia y renueva. El remedio milagroso para alcanzar la felicidad. Sobrevivimos […]

De memoria, hablo de memoria… mejor me callo, por si acaso. En los tiempos que vuelan, no te puedes fiar ni de tu propia cabeza. Ni falta que hace. Recordar es cosa del pasado. Un atraso. Un retraso mental.

El olvido sí tiene futuro. Limpia y renueva. El remedio milagroso para alcanzar la felicidad. Sobrevivimos a la inmundicia a golpe de olvido. Y el gobierno y la industria se han dado cuenta. Dentro de muy poco, las grandes superficies comercializarán olvido. En todos los formatos, precios y presentaciones imaginables. Galletas, perfumes, libros, cervezas, condones, flores, sombreros, pulseras… «Las autoridades sanitarias advierten que olvidar puede matar». ¡Y a quién le importa! Más cornadas da la realidad. El día a día. La misma piedra, una y otra vez. La mala vida.

Un fin de semana para olvidar. Pascual Maragall, el político catalán más reconocido, se va, se pierde, anuncia que padece alzheimer. El olvido transmutado en enfermedad. Una tragedia. La epidemia del presente de indicativo. Sólo hoy soy. Ayer, no me acuerdo. Mañana…

En un hospital de Valencia, víctima de un despiste, de un «luctuoso accidente», fallece una niña de 21 meses. Su padre la olvidó durante seis horas dentro de un coche. Esa mañana la pequeña María tenía un poco de fiebre. Los cristales tintados del auto tampoco ayudaron. Cuando el padre aparcó cerca del trabajo, y de la guardería, la niña estaba dormida, lo que, según varios parientes, favoreció el descuido de un hombre «con la cabeza llena de preocupaciones laborales». Los padres de María, «unos padres ejemplares», están «destrozados».

La vida y el olvido. Enemigos irreconciliables. «Buena es la memoria porque ella es el espejo que ayuda a entender el presente y promete el futuro», recuerda desde Chiapas El Viejo Antonio. Muy cerca de allí, en Ciudad de Guatemala, la memoria viva pinta y desvaría en la fachada de la sede de una oenege vasca: «Prohibido olvidar. Seguimos creyendo. Creamos sueños».

De memoria, hablo de memoria… peor si me callo y olvido. Por si acaso, todavía sueño. Hasta despierto.