Las élites anglosajonas ya han pasado al ataque a través de dos de sus figuras más reconocidas: Henry Kissinger, el padrino de Donald Trump y autor de dos libros cuya lectura aconsejo encarecidamente, L’Ordre du monde (2016) de Ediciones Fayard y De la Chine (de las mismas ediciones, en 2012), y el antiguo primer ministro británico Gordon Brown, hijo de un pastor, que exigen el establecimiento del nuevo orden mundial (incluso es el título del libro de Kissinger) para salir de la crisis provocada por lo que a partir de ahora se conocerá como «la covid».
Wall Street. Foto: Predrag Kezic (Pixabay).
Gordon habló en una columna publicada por The Financial Times el pasado 26 de marzo, mientras que Henry Kissinger se expresó en las columnas del diario Wall Street el 3 de abril de 2020 a las seis y media de la tarde ET [1]. La peculiaridad de los dos es que ambos son miembros del influyente Club Pilgrim’s, cuyo líder no es otro que Isabel II, reina de Inglaterra. Los rusos los ven como jugadores de billar que tienen la ventaja de poder tirar varias bolas a la vez. Pero ¿cómo reacciona Europa, lo que queda de ella al menos, Francia y Alemania, por nombrar solo los dos estados más destacados de Europa?
La transferencia de capitales de Occidente hacia China ¿habría hecho de este país un estado vasallo? Kissinger elogia a China en sus dos libros. Y tiene su importancia. Sobre China, comenta su reunión en 1971 con Zhou Enlai, primer ministro chino de la época: «Durante mi primera visita a Pekín, realizada en 1971 para retomar el contacto con China después de dos décadas de hostilidad, dije que, a ojos de la delegación estadounidense, China era un país “misterioso”. El primer ministro Zhou Enlai me respondió: “Usted se dará cuenta de que no es un país misterioso. Cuando lo conozca mejor, ya no será tan misterioso”. Me hizo saber que había 900 millones de chinos a los que su país les parecía totalmente normal. En la actualidad, la búsqueda de un nuevo orden mundial exigirá un acercamiento entre las percepciones de sociedades cuyas realidades han sido muy autónomas. El misterio que debemos resolver es un misterio compartido por todos los pueblos: ¿cómo crear un orden común a partir de valores y experiencias históricas divergentes?» (El orden mundial).
¿Habrá un mercado, sin decir de qué tipo, entre China y Estados Unidos? Esta es al menos la impresión que surge de la lectura de Kissinger, añadida a las noticias de la crisis denominada del Coronavirus. Sigamos adelante.
El mundo está en guerra
¿Cómo se posiciona Francia con respecto a la crisis actual y a su desenlace? Tuvimos que esperar la aparición mediática de Hubert Védrine para hacernos una idea. Puesto que Hubert Védrine tiene su importancia dentro del microcosmos político francés; Francia, un país situado bajo la cúpula de las élites anglosajonas. Ha sido después de Mitterrand, con su orgullo natural -orgullo en el sentido positivo del término, porque el orgullo es útil para todo hombre que se define como tal-, Védrine es uno de esos hombres que junto con Jacques Attali, Fabius y otros, forma parte de los antiguos guardianes de su dios Mitterrand.
Si seguimos a Védrine, especialmente si se hace con atención, podemos comprender las intenciones de Occidente, lo que Occidente quiere realmente. Desde hace mucho tiempo, escribo que el mundo está en guerra. Únicamente África y el Congo no lo creen. Larga vida al pouvoir-os, del llamado «poder-hueso» (que no cumple con la función de protector del país,) que ignoran cuál es el futuro de un continente y de un país, el Congo, cuyos datos demográficos ascienden a más de 80.000.000 habitantes.
En una entrevista realizada en Radio Classique el 27 de marzo, Védrine declara, y es un secreto a voces, al menos para los más informados: son muchas las previsiones que habían realizado organizaciones militares, en Estados Unidos, en Francia o la CIA. Es cuando compara los efectos globales del Coronavirus con los de la Segunda Guerra llamada mundial, aunque fue únicamente europea, cuando se une a los dos anglosajones mencionados anteriormente.
Védrine se negó a comparar el Coronavirus con una guerra. La Segunda Guerra Mundial, según él y ese ha sido mi punto de vista también, solo afectó a Euro-Asia, mientras que el Coronavirus afecta a toda la humanidad. Por otro lado, la frase que lo traiciona y al mismo tiempo revela que la sumisión de la élite francesa es la siguiente: es la primera vez que la humanidad entera tiene miedo de lo mismo. En esta entrevista, va incluso más allá. Dice que lo más importante es que no le corresponde a la OMS gobernar el mundo, el de los Estados. Me río cuando veo que la República Democrática del Congo está encantada de haber sido elegida. Los negros se muestran contentos de servir, cuando no aparecen con sus amos en un selfi. Mawa, kiadi, bualu bua dikema!
El Congo está en guerra
Por eso, mi pregunta sobre China y Rusia, ¿estaríamos embarcados en un nuevo reparto del mundo acordado entre las naciones de poder? La vida sigue siendo una gran escuela para quienes no solo quieren entenderla, sino que también luchan día a día por la supervivencia y para que se tenga en cuenta a un pueblo anulado. Por esta razón, es el momento de cambiar por completo la forma en que pensamos, actuamos y lideramos la lucha. De lo contrario, la historia nos juzgará sin lamentarlo.
La película que nos cuenta el «poder-hueso» no me atrae realmente. La Historia con «H» mayúscula se escribe en otra parte. En efecto, «nosotros», como personas e identidad, estamos en guerra. África está sufriendo una guerra despiadada. Una guerra donde mueren personas. Observando la Historia del mundo, ¿de qué nos damos cuenta? El hombre negro ha estado siempre ausente o bien es excluido de una Historia que le concierne, pero que sus dirigentes prefieren escribir sin él. En Westfalia, Alemania, en 1648, el hombre negro no estaba. Tampoco lo estaba en 1885 en Berlín. Tampoco en Alemania. En 1945, durante la formación del Orden Mundial cuando se crearon las instituciones Bretton Woods, su ausencia es legendaria. Actualmente, se está hablando de un nuevo orden mientras que los congoleños luchan por ocupar una silla vacía: el «poder-hueso». Estar presente y existir no les dice absolutamente nada. ¿Quién se preocupa por lo esencial?
Otros pueblos escriben la historia del universo con su sangre. Profesores y médicos congoleños formados en Occidente solo creen en el FMI y en el Banco Mundial. ¿Qué harán cuando estas instituciones sean remplazadas por otras? Se nos habla únicamente de la Constitución cuando este papel mojado, copiado de modelos similares, nunca aseguró la soberanía nacional ni defendió la integridad territorial. Es muy frecuente escuchar: «América ha dicho», «Bélgica ha dicho», Francia es nuestro «principal aliado».
Desde que estamos bajo el control de los amigos de unos y de otros, ¿podemos preguntarnos con valentía qué han traído todas esas fantasías a la nación del Congo? Los «patrones» saben mejor que nadie que se trata de un halago para manteneros como esclavos donde creéis haber llegado. Así que, me pregunto: ¿qué hemos hecho realmente? ¿Qué pasa realmente con «nosotros»? ¿Se habrían sacrificado para nada personas como Frantz Fanon en la lucha por la dignidad del hombre negro? En una palabra, lo que hay que revisar es el conjunto de la educación de nuestra juventud.
Likambo oyo eza likambo ya mabele.
Nota de la traducción
[1] Zona horaria del este de Estados Unidos.
Texto original: Le nouvel ordre mondial à venir, les élites anglo-saxonnes et le Congo, en Ingeta.
Traducido para Umoya por Eva Valverde Alonso
Fuente: https://umoya.org/2020/05/21/coronavirus-congo-nuevo-orden-mundial/