Traducido por Caty R. y revisado por Ferran Muiños Ballester
El oro de Malí no es el oro de Malí y todavía menos el oro de los malíes: una dolorosa comprobación rutinaria hecha por la Federación Internacional de los Derechos Humanos, FIDH, que se acaba de publicar (septiembre de 2007) tras una investigación realizada en Malí, la «democracia modelo» de África para los africanistas políticamente correctos. Parece que las asociaciones comerciales han chafado las ilusiones de las poblaciones locales que se desloman en vano esperando las famosas «repercusiones para todos» prometidas a cambio de la apertura de las economías en desarrollo al capital extranjero. Aperturas globales dictadas por Su Excelencia Depredadora el Banco Mundial …
El tercer productor de oro africano, Malí, que se halla en una buena coyuntura gracias al metal amarillo, sin embargo está en los últimos puestos del desarrollo económico según los parámetros del Índice de Desarrollo Humano del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). El metal amarillo sustituyó al algodón desde hace algunos años como principal fuente de exportación del país. Las exportaciones, que representan del orden del 90% de la producción, suponen un flaco remanente para los protagonistas malíes.
El informe de la FIDH destaca las condiciones exageradamente ventajosas dadas a las multinacionales del oro, la dificultad de cobrarles los impuestos que les corresponden y la debilidad de los estados para controlar la producción, la exportación e incluso los efectos de la contaminación medioambiental de esta industria, como ha reconocido la Dirección Nacional de Geología y Minas.
Esto equivale a decir que como en Níger, el gran productor mundial de uranio y a la vez un país sumido en la miseria material, la explotación de las materias primas estratégicas puede hacerse a los niveles más altos sin ningún beneficio para las poblaciones y para el desarrollo económico de éstas.
Los fraudes, las evasiones fiscales y la corrupción de las administraciones, protegidas por los organismos de control, contribuyen a prolongar la tragedia geológica africana. Es como si la competencia y la precipitación se hubieran comprometido para descubrir quién liquidará más y mejor los recursos naturales africanos. Con las instituciones internacionales de Bretton Woods que velan, a golpe de intervencionismo, sobre los programas económicos y los marcos jurídicos sesgados para beneficio de las multinacionales, la depredación no deja de perpetrarse por todo el mundo sembrando atrocidades y terror económico, incluso en el país del ejemplar general Amadou Toumani Touré, apodado ATT, demócrata oficialmente irreprochable cuyo gobierno personifica un sistema político de nuevo cuño: elección «democrática» aplastante, oposición reducida e incremento del empobrecimiento de los pueblos.
Este general, aplaudido por cierta prensa occidental y continental, no escapó a las acibaradas y despiadadas críticas del debate electoral, duramente recriminado en un panfleto dirigido contra él, ATTcratie: La promotion d’un homme et de son clan (L’Harmattan, 2007). Escrito por un autor anónimo que firma «Sphinx» (esfinge), bastante mediocre en cuanto a la forma y la calidad argumental, este libro se afana en demostrar las incompetencias y corrupciones de un poder personal y de clan en Malí. Al principio uno tiene la impresión de encontrarse… en todas las «democraturas» clásicas de África, con elecciones que se suceden y reproducen en el poder a los mismos equipos dirigentes sin fuelle y a quienes se despelleja en discusiones de café… En estas «democraturas y ATTcracias» la depredación campa por sus respetos y poco importa que se señale con el dedo a los exportadores mundiales; invariablemente el resultado aprovecha esencialmente a las multinacionales, que pagan los derechos de depredación a las elites políticas y administrativas y la noria vuelve a girar hasta que se agota el recurso. En el período previo al fin de las rentas, como en Gabón, Camerún o el Congo, las elites del poder despliegan todo su ingenio y su corrupta indignidad para sacar el máximo antes de que empiece la sequía. Una situación que no puede perpetuarse.
Texto original en francés: http://www.afrikara.com/index
*Agni Blé es colaborador habitual de afrikara.com, publicación online de información alternativa que desarrolla una línea editorial basada en el análisis de hechos socioeconómicos, comentarios alternativos de la actualidad y crítica de productos culturales alternativos (música, libros, espectáculos, películas). Su intención es destacar las contradicciones informativas y dar a conocer opiniones poco difundidas, poco conocidas o controvertidas sobre la actualidad o la Historia -africana y europea- y mostrar otras formas de ver el mundo.
*Caty R. y Ferran Muiños Ballester pertenecen a los colectivos de Rebelión y Cubadebate. Caty R. además es miembro de Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.