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Elecciones municipales en Marruecos

El partido afín a Mohamed VI gana unas elecciones marcadas por la abstención y del clima de corrupción habitual

Fuentes: Rojo y Negro/Agencias

El 12 de junio se celebraron las elecciones municipales en Marruecos dentro de un clima de represión cada vez mayor y del clima de corrupción habitual en todas las elecciones marroquíes: compra de votos, usurpación de identidades, recogida de la tarjeta electoral por parte de los apoderados de los partidos, etc. Como en anteriores elecciones, […]

El 12 de junio se celebraron las elecciones municipales en Marruecos dentro de un clima de represión cada vez mayor y del clima de corrupción habitual en todas las elecciones marroquíes: compra de votos, usurpación de identidades, recogida de la tarjeta electoral por parte de los apoderados de los partidos, etc.

Como en anteriores elecciones, varias tribus imaziguem (bereberes) del Atlas y del Sur han decidido boicotear las elecciones, negándose incluso a constituir las mesas electorales. Es la respuesta a un estado que les ignora y les margina, por lo que han acordado mantenerse al margen de sus juegos electorales.

También la izquierda radical, especiaslmente Vía Democrática, han lanzado una fuerte campaña de boicot, con concentraciones en muchas ciudades de Marruecos. La respuesta ha sido la prohibición total y la represión brutal de estas concentraciones con detenciones y procesamientos en Tánger, Casablanca, Meknes…Especialmente grave ha sido la represión en Sefrou con 5 personas hospitalizadas a causa dela represión policial. Incluso el secretario general de Vía Democrática Abdellah El Harrif ha sido detenido e interrogado durante 3 horas, amenazándole de procesamiento.

En el Sahara ocupado, también ha habido importantes manifestaciones por el boicot a las elecciones, sufriendo también una brutal represión policial.

A nivel institucional, todo está preparado para el gran salto del partido «Autenticidad y Modernidad» (PAM), dirigido por el Himma, amigo y consejero personal del rey Mohamed VI, que ha atraído a sus filas a personajes de la derecha y la izquierda, colaboradores del Makhzen.

En resumen, una mascarada más del llamado proceso de «transición democrática marroquí» que se basa en el mantenimiento de una constitución dictatorial y en la represión y marginación del pueblo marroquí.

El Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado por un amigo íntimo del rey Mohamed VI, Fuad Alí Himma, encabeza el número de concejalías obtenidas en las elecciones municipales celebradas ayer en Marruecos, con el 80% de los votos escrutados. Según ha informado el Ministerio del Interior, el PAM ha obtenido hasta el momento 4.854 concejalías, es decir, un 21,9% de las 22.158 que hay en el país africano.

Según los datos facilitados por Interior, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) ha conseguido 1.135 concejalías -un 5,12%-, cifra inferior a lo esperado por esta formación.

Tras el PAM, fundado hace sólo diez meses y que tiene en los núcleos rurales su principal granero de votos, se ha situado el partido nacionalista Istiqlal, del primer ministro marroquí Abás El Fasi, con 4.246 cargos municipales (19,2% del total).

A más distancia se han colocado la Agrupación Nacional de Independientes, con 3.318 concejalías (el 15%), la Unión Socialista de Fuerzas Populares, con 2.534 (11,4%), y el Movimiento Popular, con 1.767 (8%).

Tras los comicios, la línea a seguir del partido de Himma es una de los mayores interrogantes del panorama político marroquí, después de que el PAM decidiese retirar su apoyo al Gobierno y pasar a la oposición, justo antes del comienzo de la campaña electoral.

El detonante de esa decisión fue la polémica surgida en torno al gran número de tránsfugas que abandonaron sus formaciones políticas para engrosar las filas del PAM, hecho considerado por el Gobierno como un atentado contra la ley de partidos.

Himma, compañero de estudios del Rey, fue nombrado jefe del gabinete de Mohamed VI cuando éste todavía era príncipe heredero, en 1998. Tras la muerte del Hasán II, pasó a ocupar el cargo de ministro delegado del Interior, momento en el que se convirtió en el «hombre fuerte» de la política marroquí.