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Denuncian la creciente tasa de mortalidad y las habitaciones salpicadas de sangre, orina y heces

El Pentágono investiga residencia para veteranos

Fuentes: The Washington Post

Traducido por Yulaima Favier Horruitiner y revisado por Sarahymí Serra Rodríguez del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión.

Los informes sobre la creciente tasa de mortalidad y las habitaciones salpicadas de sangre, orina y heces en el Armed Forces Retirement Home (complejo habitacional donde se brinda atención médica y social a los militares retirados y a algunos veteranos de guerra, AFRH por sus siglas en inglés) motivó al Pentágono a investigar las condiciones de la instalación, ubicada en el noroeste de Washington.

Esta semana la GAO advirtió al Pentágono que los residentes del complejo habitacional «pueden estar en peligro», en vista de las afirmaciones de que allí hay serios problemas con la atención médica. Según una carta que la GAO envió al Departamento de Defensa, algunos residentes de la institución han sido ingresados en el Centro Médico Militar «Walter Reed» con «las más graves escaras de decúbito» y, en un caso, con gusanos en una herida.

Timothy Cox, oficial principal de operaciones del complejo habitacional, dijo ayer que las acusaciones «son infundadas», y arremetió contra la GAO por hacer «imputaciones indignantes» sin haber investigado previamente.

Los informes provinieron del personal médico que atiende a los residentes en el histórico hogar para veteranos, anteriormente conocido como la U.S. Soldiers’ and Airmen’s Home (Casa de los soldados y aviadores estadounidenses). En la instalación, cuya dirección está a cargo de una agencia federal independiente bajo la jurisdicción del Departamento de Defensa, viven más de 1 100 soldados retirados, muchos de ellos veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de las guerras de Corea y Vietnam.

El Pentágono envió a un equipo de cuatro doctores a realizar una visita no programada en la mañana de ayer, para inspeccionar las condiciones del lugar y conversar con los directivos y los residentes del hogar. El equipo fue designado el martes, como respuesta a la carta que David M. Walter, contralor general y director de la GAO, enviara el día anterior a Robert M. Gates, el secretario de Defensa.

La carta informaba sobre las acusaciones recibidas por los inspectores durante «la supervisión y el monitoreo» que realizaron en la institución en 2005 por orientación del Congreso. Según la carta de Walker, entre las imputaciones están la «cantidad creciente de fallecidos», el aumento de la cantidad de ingresos en el Centro «Walter Reed», el hecho de que las habitaciones están plagadas de desechos corporales y de que hay veteranos que padecen de escaras de decúbito.

«La GAO opina que estas acusaciones deben investigarse, puesto que los residentes de la AFRH -un grupo vulnerable de militares ancianos jubilados- pueden estar en peligro», escribió Walter.

El personal médico de la institución dijo a los inspectores de la GAO que la compañía privada que administra el lugar ha tomado represalias con los que han cuestionado la calidad de la atención médica.

Ayer, durante un recorrido por la instalación, Cox confirmó que en agosto se encontraron gusanos en la herida que tenía un residente en una de sus piernas. Según Cox, el hombre estaba «renuente y agresivo», y no quería que le cambiaran el vendaje.

Cox dijo que debían haberle cambiado el vendaje de todas formas, y agregó que ocho empleados fueron despedidos por causa de este incidente. El señor, que tenía 87 años, murió más tarde por causas no relacionadas con la herida en cuestión. «Fue un caso aislado», dijo Cox.

Según él, los informes relativos a la presencia de desechos corporales en las habitaciones pueden haberse originado debido a un brote de norovirus altamente contagioso, ocurrido en febrero, que infectó a más de 100 personas en el lugar. «Cuando uno tiene vómito y diarrea, puede que no llegue a tiempo al inodoro», dijo.

Cox añadió que la tasa de mortalidad de la institución se ha incrementado de 13 a 15 personas por mes, pero atribuyó el aumento, en parte, a un nuevo programa en virtud del cual se utiliza el hogar como residencia para enfermos desahuciados.

Por otra parte, la instalación recibió a un grupo de veteranos luego de que el huracán Katrina dañara a una institución homóloga para veteranos de la Marina, situada en Gulfport, Mississippi. Según Cox, la residencia de Washington acoge ahora a 150 personas que necesitan asistencia para vivir, dos veces más que antes del huracán.

El martes, los senadores Carl Levin (demócrata por Michigan) y John McCain (republicano por Arizona) enviaron una carta conjunta a Gates donde decían que estaban «consternados» por la carta de la GAO y apelaban al Departamento de Defensa para que «inicie de inmediato una investigación».

La residencia, que está ubicada en la calle North Capitol, fue fundada en 1851 y desde hace tiempo se financia mediante un descuento salarial de 0.50 centavos que se aplica a todos los miembros del Ejército. La reducción del personal de las fuerzas armadas luego del fin de la Guerra Fría trajo consigo la disminución de los ingresos del complejo habitacional. Para fines de los años noventa, la institución estaba en peligro de caer en bancarrota.

Cox, quien provenía de la sector privado, fue contratado en 2002 para reducir los costos. De acuerdo con las estadísticas informadas por la residencia, en los últimos tres años la fuerza de trabajo se ha reducido de 736 a 447 empleados, al tiempo que el presupuesto se ha reducido de 76 a 54,7 millones de dólares. Según la carta de los Senadores, el personal de mantenimiento ha disminuido de 127 a nueve, a pesar del aumento de la cantidad de residentes.

En el año 2005, un grupo de veteranos que viven en la residencia entablaron una demanda federal colectiva contra la institución y el Departamento de Defensa, en la que afirmaban que la reducción del presupuesto ha afectado la atención que se brinda a los residentes. Las conversaciones con los mediadores, orientadas por el tribunal, deben iniciarse el mes próximo, dijo Martin Cody, un residente.

Varios residentes que fueron entrevistados ayer dijeron sentirse a gusto en sentido general. No obstante, algunos se quejaron de las largas colas en el centro médico en las mañanas y dijeron que en su opinión no había suficientes médicos en la residencia.

«No puedes quedar bien con todo el mundo», dijo George DeMonfort-Proksa, veterano de la fuerza aérea polaca y del Ejército estadounidense que tiene 82 años y ha vivido en la residencia durante 19 años. «Siempre va a haber alguien que se sienta mal.»