Cuando se le pregunta por su nuevo destino, el gesto de su cara deja traslucir un enorme entusiasmo. «Vuelvo a África -dice-, y a un país con cuyo pueblo pude compartir su independencia. Angola fue de las primeras naciones en reconocer al Sáhara Occidental y los países africanos han sido los responsables de frenar la […]
Cuando se le pregunta por su nuevo destino, el gesto de su cara deja traslucir un enorme entusiasmo. «Vuelvo a África -dice-, y a un país con cuyo pueblo pude compartir su independencia. Angola fue de las primeras naciones en reconocer al Sáhara Occidental y los países africanos han sido los responsables de frenar la voracidad expansionista de Marruecos, de modo que ese continente es una prioridad absoluta para hacer valer las aspiraciones legítimas de nuestro pueblo».
La trayectoria de Luchaá Mohamed lo ha colocado en los escenarios más diversos durante los treinta y cinco años que lleva como representante político saharaui. El pasado miércoles Rebelión publicaba un extracto de la alocución del Frente POLISARIO ante la Cuarta Comisión de Naciones Unidas, en 1975. Fue él quien la leyó ante la Asamblea.
1. En estos días se han conmemorado 35 años del Congreso constitutivo del Frente POLISARIO y también de su primera acción armada. Háblenos de la fase actual que se vive en la estructura del POLISARIO, de cómo esta organización recoge las inquietudes de los saharauis y las proyecta hacia la movilización de los hombres y mujeres que viven tanto en los campamentos de Tindouf como en los territorios ocupados
En primer lugar, tengo que decir que el POLISARIO nace casi a la par que la lucha armada porque las autoridades coloniales, en lugar de asumir la negociación reprimieron brutalmente a la población civil saharaui y a los dirigentes del movimiento de liberación de entonces, destruyendo toda su estructura. Las matanzas de junio del 70 fueron el ejemplo más nítido de la actitud de los colonialistas españoles en cuanto a ceder por la vía pacífica la soberanía del territorio al pueblo saharaui.
A partir de esta experiencia, los saharauis supimos que teníamos que hacer una organización fuerte, clandestina y que actuara de la única forma en que se iban a escuchar nuestras reivindicaciones pues, es decir, a través de las armas. En este sentido, también hay que decir que el entorno regional era muy hostil a cualquier aspiración que significara la recuperación nacional de los pueblos de la zona.
Así las cosas nuestro objetivo entonces fue abrir brechas a nivel de la región para que las tesis del POLISARIO tuvieran el mayor eco posible. Y lo conseguimos, tanto en Marruecos, con los movimientos estudiantiles marxistas-leninistas, como en Mauritania, donde también surgieron grupos de apoyo a nuestra lucha. Sin embargo, en un caso y en otro, la reacción como estados no fue igual. Incluso Argelia fue cauta en esos años.
Por estas razones y con los precedentes mencionados, la prioridad para el Frente POLISARIO fue y sigue siendo la unidad y nuestro primer objetivo, la independencia.
La unidad la alcanzamos hace 35 años y la mantenemos ahora; ese es nuestro gran capital, especialmente teniendo en cuenta que todo lo hicimos por primera vez, así que lo que logramos fue a través del trabajo y no de la experiencia. No había historia en la que basarnos, teníamos que construir el futuro por nosotros mismos.
Esa unidad implica tener claro que las diferentes ideas que se dan en la población no corren necesariamente en paralelo y que tampoco desaparecen espontáneamente, así que los cambios tienen que venir de la propia reflexión de la ciudadanía.
Para eso se abren los espacios de debate entre la población de los campamentos, cuyas deliberaciones y acuerdos figuran cada año en los documentos que se discuten en la Conferencias Nacionales y que luego se trasladan a los territorios ocupados.
Las acciones de un lado y de otro surgen de esos debates y de esas reflexiones y esto es positivo porque lo que se pretende es que los cambios sean subjetivos o, lo que es lo mismo, que sea el POLISARIO el que vaya de la mano del pueblo y no al revés.
2. El último pronunciamiento de la ONU sobre el conflicto saharaui avala el derecho de autodeterminación de dicho pueblo. Sin embargo, tanto la reciente declaración del enviado especial de Naciones Unidas, Peter Van Walsum, como el lineamiento de los Estados Unidos hacia lo que se ha dado en llamar solución realista parece que retratan un acercamiento hacia las tesis marroquíes de otorgar a este territorio una autonomía amplia, cerrando así el paso a la independencia del Sáhara Occidental. ¿Qué análisis hace el Polisario de ese giro hacia el realismo?
Para nosotros cualquier resolución de la ONU que tenga como base (y es el caso de la 1813) la autodeterminación es aceptable.
No así las declaraciones de Van Walsum, que no sólo lo desautorizan como enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, sino que lo autoexcluyen como intermediario de dicha instancia con las partes implicadas en este conflicto.
Si vamos a hablar de realismo, hagámonos una pregunta ¿qué es más realista, aceptar el hecho consumado de una ocupación ilegal o defender los dictados de las leyes internacionales?
Para nosotros sólo cabe la defensa de la legalidad internacional, pero más allá, podría plantearse otra cuestión y es que si se acepta el hecho consumado y no el referéndum a que tiene derecho el pueblo saharaui es por una cuestión de intereses representados por Marruecos.
Todos los resortes de la economía marroquí están en manos de Francia, que su principal valedor en las instancias internacionales, incluida la ONU, y son esos intereses los que determinan planteamientos como el que estamos analizando.
3. Casi en paralelo a la nueva resolución de la ONU hemos asistido a un conjunto de acontecimientos que convierten, más si cabe, a Marruecos en el gendarme de los intereses de Europa y Estados Unidos en África. Por un lado negocia el estatuto avanzado en sus relaciones comerciales con la UE y, por otro, parece haber llegado a un acuerdo para que la sede del comando estadounidense en África (AFRICOM), sea Tan- Tan. Usted es el nuevo embajador de la RASD en Angola, ¿cuál es su análisis acerca de la correlación de fuerzas que puede establecerse en la región a la vista de esta confluencia de intereses de Europa y USA en Rabat?
En lo que se refiere a Europa, no podemos olvidar que Francia será el país que ocupe la presidencia europea en el próximo semestre, de modo que las negociaciones que están teniendo lugar ahora no son más que el reflejo de las intenciones de ese país en cuanto a situar lo mejor posible a su aliado más dócil en el continente africano. En ese contexto se explica que Bruselas esté adelantando todos los trámites relativos al estatuto avanzado del comercio entre la UE y Marruecos.
Sin embargo, tampoco podemos obviar que estas negociaciones van en detrimento absoluto de la región porque Marruecos no cumple ninguno de los parámetros que se exigen para llegar a ese estatuto. En este sentido es especialmente destacable la situación interna de este país, donde hace pocos días ha habido varios muertos entre los estudiantes de la Universidad de Marrakech, fruto de la represión ejercida por las autoridades policiales marroquíes.
La violación sistemática de los Derechos Humanos por parte de Marruecos debía frenar en seco el establecimiento de este tipo de relaciones privilegiadas, pero no es así en este caso.
Por otro lado, en lo tocante a la sede del AFRICOM, debo decir que, si bien es cierto que se ha publicado en varios medios de prensa, nosotros no manejamos datos que confirmen del todo esta información. De lo que sí estamos seguros es que, si al final esto ocurriera, sería un elemento importante de desestabilización en la zona. Ninguno de los países con los que han hablado los Estados Unidos han aceptado esta presencia militar en su territorio y todos ellos mostrarían su más decidido rechazo a que Marruecos actuara de forma contraria.
Además, ya existen bases estadounidenses en varios emplazamientos marroquíes y, de hecho, este país sirvió como una de las bases principales para los aviones de la CIA que durante años han secuestrado personas en medio mundo para llevarlos a cárceles secretas en el otro medio. En cualquier caso, de confirmarse este hecho, tampoco cabría la sorpresa porque Marruecos es capaz de regalar su territorio con tal de implicar a las potencias en su aventura colonial y favorecer su política expansionista en la zona.
4. Su próximo destino diplomático, Angola, es un ejemplo de la lucha anticolonialista en África. ¿Cómo enfoca su trabajo en ese país, teniendo en cuenta que el del suyo, el Sáhara Occidental, es el único caso de colonialismo aún no resuelto en ese continente?
De los pocos, porque también están las islas Comores, que siguen siendo una colonia francesa. Pero, sí es cierto que somos el único conflicto abierto por un tema de descolonización en África.
En cuanto al trabajo Angola, voy allí, o más bien regreso porque ya estuve allí entre 1977 y 1981, con la convicción de que ese país será una referencia tanto regional como continental y, por tanto, un lugar donde nuestro trabajo adquiere una gran trascendencia. Es un país en reconstrucción en todos los sentidos y donde una parte de los esfuerzos se centran en cohesionar todas las posturas que marcan su política y evolución interna.
Angola fue de los primeros países, junto con Mozambique, Gambia o Namibia , en reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y su posicionamiento con respecto a las reivindicaciones de nuestro pueblo ha sido siempre firme. En este sentido, la lucha diplomática de los saharauis ha tenido y tendrá a ese continente como base prioritaria.
Nunca vamos a olvidar que fueron los países africanos los que le pararon los pies a Marruecos y los que expulsaron a este país de la Unión Africana por no respetar los principios de esta organización, concretamente los que hacían referencia a las fronteras coloniales.
Por todas estas razones, África es el caparazón diplomático de la lucha del pueblo saharaui.
5. Otro de los retratos que nos ofrece Angola es el de la importancia de la solidaridad y de las relaciones de compromiso real que pueden establecerse entre pueblos y naciones, ¿cuál es el mensaje que, en el momento actual, cabe transmitir al movimiento de solidaridad internacional con el pueblo saharaui?
En efecto, Angola nos ha legado esa enorme herencia y este es el tipo de solidaridad que los saharauis necesitamos. La batalla de Cuito Cuanavale, librada entre noviembre de 1987 y marzo de 1988, supuso el fin del apartheid que amenazaba todo el continente y la independencia de países como Zaire o Namibia, que pudieron romper los grilletes coloniales que los ataban a las potencias occidentales.
Los saharauis luchamos contra un gendarme dócil de estas potencias, pero a ese gendarme se le puede vencer, como pudo hacerse con la lacra racista impuesta por el régimen sudafricano. Así, la solidaridad como movimiento ideológico, no es exportar sistemas, es dejar que los pueblos decidan su destino. La democracia de Occidente no sirve en África; sólo cabe dar paso a los planteamientos y a los proyectos nacionales que se desarrollen en la propia tierra africana.