El delegado del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid, Abdulá Arabi, calificó el domingo de «desafío» el discurso dado por el Rey de Marruecos, Mohamed VI, en su visita al Sáhara, y afirmó que la propuesta de autonomía para el territorio «agrava la situación aún más». Mohamed VI propone la autonomía para el Sáhara […]
El delegado del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid, Abdulá Arabi, calificó el domingo de «desafío» el discurso dado por el Rey de Marruecos, Mohamed VI, en su visita al Sáhara, y afirmó que la propuesta de autonomía para el territorio «agrava la situación aún más».
Arabi mostró, en declaraciones a Europa Press Televisión, su descontento ante el proyecto inicial de autonomía propuesto por el Reino de Marruecos y lo tildó de «provocación hacia los esfuerzos y los sacrificios del pueblo saharaui». Asimismo, se refirió a él como un «desafío a la actuación de la comunidad internacional» en su búsqueda de una solución «basada en el plan de las Naciones Unidas y en el referéndum de autodeterminación».
«Estamos decididos a buscar una solución basada en la vía pacífica, pero siempre que contenga el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui», apuntó.
Arabi añadió que el pueblo saharaui continúa «apegado» a la legalidad internacional y buscando todos los mecanismos para una solución «por la vía pacífica», aunque recalcó que se va a continuar la lucha hasta lograr la autodeterminación de los saharauis.
Con respecto a la actuación de la comunidad internacional y del Gobierno español en esta materia, el delegado del Polisario afirmó que «si no fuera por la pasividad de muchos gobiernos occidentales -entre ellos España-«, no estarían «ante este discurso y ante esta coyuntura actual». En este sentido, Arabi aclaró que «ha fallado la contundencia por parte de los gobiernos occidentales» y la paciencia «se acaba».
«El pueblo saharaui tiene una paciencia que ha demostrado sobradamente, pero esa paciencia también tiene sus límites», insistió. Según dijo, el pueblo saharaui podría optar por «otros métodos y mecanismos rechazables y repugnantes» y, por tanto, Marruecos no debe permanecer «impune» a las exigencias de la comunidad internacional en cuanto a la aplicación de las resoluciones.