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El prejuicio contra los homosexuales

Fuentes: Rebelión

En semanas recientes en Carolina del Norte el pastor Charles Worley de la Iglesia Bautista Camino de la Providencia dijo a sus feligreses que «Habría que poner los homosexuales, hombres y mujeres, en un campo de concentración, arrojarles algo de comida desde un avión, que la cerca esté electrificada, así cerrados, no se podrán reproducir […]

En semanas recientes en Carolina del Norte el pastor Charles Worley de la Iglesia Bautista Camino de la Providencia dijo a sus feligreses que «Habría que poner los homosexuales, hombres y mujeres, en un campo de concentración, arrojarles algo de comida desde un avión, que la cerca esté electrificada, así cerrados, no se podrán reproducir y pocos años se extinguirán»

En la ciudad de Acushnet, Massachusetts, apareció un letrero en el frente de la Iglesia Católica Saint Francis Xaxier, que decía: «Dos hombres son amigos, no cónyuges». Este letrero apareció a muy a pocos días que el Presidente Barack Obama declarara que apoyaba el matrimonio entre parejas del mismo sexo. El anterior, en Carolina del Norte, fué poco despues de que los votantes aprobaran la prohibición del matrimonio entre los homosexuales.

Creemos que todo el mundo tiene derecho a protestar y votar, pero lo que nos parece inaceptable, una falta de ética y que va contra el mismo Evangelio, es que las protestas vayan cargadas de odio, intolerancia y prejuicios; especialmente cuando esas declaraciones erroneamente vienen de algunos supuestos «hombres de Dios» que se valen de la Palabra de Dios para levantarse como jueces y verdugos.

Los textos bíblicos de los cuales se valen algunos prejuiciados son: Gén: 19, 1-13. Lev: 18,22. 20,13: Rom: 1,26-27 y I Cor: 6,9 y el relato de las ciudades de Sodoma y Gomora para condenar el homosexualismo en el Siglo 21. En esos poquitos textos sus actuales intérpretes fundamentalistas toman todo al pié de la letra de lo que dice la Biblia, no toman en consideración los géneros literarios y el contexto históricos de los pasajes sagrados. Los sectores más conservadores, suelen aplicar los textos sin tener en cuenta las recientes investigaciones teológicas y exegéticas. Para ver una muestra de recientes investigaciones bíblicas vea la enciclopedia digital Wikipedia.

Por otro lado, fuera del ámbito religioso, hay la idea generalizada de que el homosexualismo es una enfermedad. La Asociación de Psiquiatria Americana la retiró en el 1973 de su lista de enfermedades mentales, porque descubrió que no es una enfermedad. En 1990 la Organización Mundial de la Salud, hizo lo mismo. También se dice: «Yo respeto a los homosexuales» no sólo hay que respetarlos, hay también que quererlos, ser sus amigos o amigas, compartir sin miedo, no es un virus que nos vaya «contagiar».

A todo esto, llama mucho la atención que aquellos de nosotros los supuestamente «normales», frecuentemente ridiculizamos con chistes, los calificamos de degenerados, sinverguenzas, pecadores, inmorales, maricones… somos unos hipócritas. Porque muchos heterosexuales abandonan sus esposas con hijos para irse con sus amantes, abusan de sus novias o esposas, son infieles, no son buenos ejemplos para sus hijos como padres. Es decir, cometemos actos parecidos o aveces peores que ellos.

Lo más controversial tal vez de todo esto, es si se deben adoptar o no las parejas del mismo sexo. Hay millones de niños y niñas huérfanos, producto de las guerras, las dictaduras, la pobreza, el maltrato infantil que bien harían las parejas que adoptarán niños. El tema de la adopción todavía no ha sido muy estudiado entre los científicos sociales, pero algunos opinan que lo más importante es el bienestar integral del niño o la niña. Creemos que una pareja del mismo sexo, que verdaderamente se amen, madura, responsable, decente, puede transmitir su amor mediante la educación, salud, cuidados y protección y proveer un buen bienestar a sus hijos.

Finalmente, aquellos religiosos prejuiciados bien harían que se preocuparan más por denunciar el hambre, la miseria y la pobreza en el mundo que mata millones de hijos de Dios. No es una enfermedad. Respetar a los homosexuales no es suficiente, debemos verlos por ensima de todo, como seres humanos que tienen derechos y son libres. La hipocrecía puede estar presente cuando los criticamos. La adopción no impide necesariamente que los niños puedan ser felices. Los prejuicios dividen, marginan y discriman, antivalores opuestos a la compasión, la justicia y la libertad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.