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El «reconocimiento» de EEUU no cambia el terrorismo de Bengasi

Fuentes: Black Star News

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

El anuncio de la secretaria de Estado Hillary Clinton sobre el reconocimiento por parte de EEUU [del Consejo Nacional de Transición, CNT] de Bengasi como la «autoridad legítima de gobierno» no puede cambiar el hecho de que Bengasi no está listo y de que, en realidad, podría fortalecer a los partidarios del régimen de Muamar al-Gadafi en Libia.

Para empezar, a EEUU le resulta embarazoso apoyar a un movimiento «rebelde» claramente impopular como «autoridad de gobierno» en cualquier país. Los insurrectos controlan Bengasi, lo que no es extraño dado que ha sido histórica y tradicionalmente la base del rey Idris, el monarca depuesto en 1969. Bengasi y Trípoli han tenido relaciones hostiles. La semana pasada más de un millón de libios se presentaron en Trípoli para respaldar al gobierno de ese país.

¿Fue la prueba de que hay una rebelión popular?

No le corresponde a EEUU ni a la OTAN ni a Nicolas Sarkozy designar a la «autoridad legítima de gobierno» en Libia; esa metodología solía denominarse colonialismo. Incluso hoy en día no hay mejor término o modo de caracterizarla.

Más aún, el «reconocimiento» no convierte a los «rebeldes» de Bengasi en menos organización terrorista de lo que son, según se ha publicado en prensa, ni los hace más populares más allá de su medio natural, Bengasi.

De hecho, al igual que con la impenitente campaña de bombardeos de la OTAN -que ha secuestrado y corrompido las perspectivas de un auténtico levantamiento popular en Libia- el «reconocimiento» probablemente fortalece al apoyo de la mayoría de los libios al gobierno de al-Gadafi porque le sitúa frente a la agresión exterior contra Libia. Fortalece a al-Gadafi mucho más que cualquier otra cosa que éste hubiera podido hacer.

El «reconocimiento» también asegura que la guerra de la OTAN en Libia se extenderá hasta bien entrado el período de las elecciones presidenciales de EEUU. Ello no supone ningún inconveniente para los republicanos, que con razón rechazarán la guerra de Obama mientras se extienda la campaña electoral; tiene aspectos negativos solo para los demócratas.

Además entre el pueblo estadounidense, más de un 60% ha dejado claro que no apoya el papel de EEUU en la guerra de Sarkozy contra Libia, donde no están en juego los intereses de seguridad de EEUU. En Nueva York, para protestar contra la guerra de Libia, se ha convocado la iniciativa «Marcha multitudinaria en Harlem por los africanos del país y del extranjero», que está previsto celebrarse el sábado, 13 de agosto, desde las 10.00h. en la calle 110 y Malcolm X Boulevard.

Una de las razones esgrimidas por los funcionarios de la administración Obama para el «reconocimiento» es que permite que EEUU libere los 30 mil millones de dólares en activos libios congelados para Bengasi. No es así, según un artículo aparecido en The Wall Street Journal de hoy bajo el título «EEUU reconoce al grupo rebelde libio», que afirma que tal medida «podría entrar en conflicto con las disposiciones de dos resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre Libia…». Está claro que este es un asunto que llegará a la Corte Internacional de Justicia. Queda por ver si EEUU muestra por las resoluciones de la ONU un desprecio similar al mostrado por Francia cuando envió ilegalmente armas a zonas del oeste de Libia.

Proponemos una explicación más creíble sobre el momentum del «reconocimiento».

El anuncio se ha llevado a cabo con la intención de desviar la atención de las recientes noticias sobre graves abusos contra los derechos humanos cometidos por los rebeldes, así como del robo de misiles antiaéreos que los rebeldes habrían estado vendiendo a al-Qaida. Algunos ex prisioneros bajo detención de EEUU que estuvieron en la bahía de Guantánamo han estado entrenando a los «rebeldes», según un artículo de 2 de abril en The Wall Street Journal, titulado «Ex-muyahidines ayudan a dirigir a los rebeldes libios«.

¿Hasta qué punto son indeseables esos «rebeldes»? Más recientemente, The Wall Street Journal  informó el de 21 de junio sobre la limpieza étnica contra libios negros en Misurata, en un artículo en el que «rebeldes» de Bengasi afirmaban que habían adoptado el nombre de «Brigadas para la depuración de esclavos Piel negra».

Los mismos rebeldes advirtieron a los libios negros de la cercana ciudad de Tawergha que «hicieran las maletas» y se fueran antes de que la «Brigada para la depuración de esclavos Piel negra» llegase, para evitar la limpieza, según publica The Wall Street Journal, en el artículo «Libia ciudad dividida por feudos tribales».

The Wall Street Journal, a pesar de ser un periódico conservador con una línea editorial y una sección de opinión reaccionarias, resulta mucho más equilibrado en sus informes de prensa sobre Libia que The New York Times, la CNN, o la BBC, cuyas posiciones -editorial y sección de noticias- están en línea con las posiciones del gobierno de sus respectivos países. The New York Times, la CNN y la BBC han ignorado absolutamente la historia de la limpieza étnica de los libios negros, percibiendo claramente que ello rompería el mito propagado por los medios de comunicación de que los «rebeldes» ofrecen un nuevo amanecer para Libia.

Es también un signo de la degradación de la vida de las personas negras a nivel mundial el que una ciudad entera pueda ser objeto de limpieza étnica en su población negra -con los responsables de los crímenes jactándose abiertamente de ello en un periódico relevante como The Wall Street Journal– y que no pase nada.

Uno podría preguntarse: si las víctimas se hubieran invertido, y si los ciudadanos «blancos» de Misurata hubieran sido limpiados por negros partidarios del gobierno libio, ¿censurarían The New York Times, la CNN y la BBC esa información o se declararían en pie de guerra exigiendo a la Corte Penal Internacional que atrapase a al-Gadafi? ¿La secretaria de Estado Clinton guardaría silencio? ¿El presidente Barack Obama podría guardar silencio?

Tan degradada y devaluada está la vida de las personas negras que hasta un presidente negro de EEUU se ve obligado a hacer la vista gorda ante la limpieza étnica de los negros en Libia.

El «reconocimiento» estadunidense de Bengasi ha sido programado asimismo para desviar la atención permanente a dos acontecimientos importantes que se trataron en Pravda The New York Times– esta semana. El primero, titulado «Los rebeldes libios acusados ​​de saqueo y palizas», describe el saqueo y el pillaje de la ciudad libia de Qawalish, sobre el que se informó el 12 de julio, tras ser capturada por los «rebeldes». Es poco probable que Pravda hubiera cubierto estos abusos de no ser porque Human Rights Watch publicó declaraciones que exponían los abusos. Pravda informó de que los cuerpos de los soldados ejecutados -presumiblemente soldados del gobierno- podían verse por la ciudad.

En la misma semana, el 14 de julio, y bajo el título «Nuevas filtraciones sobre misiles antiaéreos de los rebeldes», Pravda informó en otro artículo de que las armas -incluyendo los famosos misiles antiaéreos- habían sido robadas después de que el arsenal cayera en manos del control «rebelde». Se han publicado informaciones respecto a que los «rebeldes» han estado vendiendo armas a al-Qaida, lo que no sería de extrañar dada su afiliación a al-Qaida según lo publicado por The Wall Street Journal.

Uno esperaría que precisamente en situaciones así el responsable de la administración de EEUU reconsiderase sus vínculos con esos sombríos «rebeldes». En cambio, en una huida hacia adelante, Clinton anunció la carta del «reconocimiento» justo al día siguiente de que el mundo entero empezase a ver la mentira.

Se trata de un intento por parte de la secretaria Clinton de desviar la dirección de la prensa de la constatación de que los insurrectos creados por Francia y respaldados por la OTAN no son revolucionarios ni democráticos, sino «combatientes» vinculados a al-Qaida cuyas acciones han demostrado que «de tal palo, tal astilla». El giro de Clinton ha funcionado: la noticia ocupó las portadas de PravdaThe New York Times- y The Wall Street Journal con un a una foto de primera plana que llevaba a la historia en las páginas interiores. Ya veremos si estos periódicos vuelven a las historias sobre abusos contra los derechos humanos por parte de los «rebeldes» y la limpieza étnica en Misurata.

El «reconocimiento» de EEUU ha sido asimismo programado para desbaratar el plan de la Unión Africana que estaba obteniendo respaldos, sobre todo después de la visita del presidente sudafricano, Jacob Zuma, a Rusia, a raíz de la reciente reunión de la Unión Africana en Guinea Ecuatorial.

El reconocimiento de EEUU no puede cambiar la cruda realidad. Sólo el pueblo de Libia puede decidir su propio destino. Ello empieza por un alto el fuego. Se podría aplicar fácilmente si la Casa Blanca respaldara la propuesta de la Unión Africana. Además de un alto el fuego, el plan de la Unión Africana insta a negociar una Constitución y que se celebren elecciones nacionales democráticas.

Así que, ¿quién es el que realmente tiene miedo a elecciones abiertas y supervisadas ​​por la comunidad internacional en Libia? La respuesta está clara a juzgar por el continuo belicismo occidental liderado por la OTAN en África.

Fuente: http://blackstarnews.com/news/135/ARTICLE/7522/2011-07-16.html