Para todos aquellos que por más de dos siglos han padecido de los desmanes cometidos contra ellos por los Estados Unidos el presente sólo es repetición del infortunio al que fueron y, en muchos casos, siguen siendo sometidos. Pero no es el propósito de este breve espacio entrar en un examen de los fundamentos históricos […]
Para todos aquellos que por más de dos siglos han padecido de los desmanes cometidos contra ellos por los Estados Unidos el presente sólo es repetición del infortunio al que fueron y, en muchos casos, siguen siendo sometidos. Pero no es el propósito de este breve espacio entrar en un examen de los fundamentos históricos de semejante tema. Este se limitará al presente.
En estos días fue publicado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos su más reciente Informe Anual Sobre la Situación de los Derechos Humanos en el Mundo. Muy extraño, extraño a la realidad, resulta el mundo como consecuencia del análisis del Departamento de Estado. A primera vista, porque juzgando a tirios y troyanos, en ningún momento ninguno de esos Informes Anuales, incluyendo este, ha juzgado las acciones de los Estados Unidos en el extranjero o en casa. Sobre todo en momentos como el presente cuando las mayores violaciones de derechos humanos que durante los últimos años se han cometido en el mundo han sido cometidas por la presente Administración como consecuencia de su afán de dominio mundial.
¿Quién es responsable de la matanza que tiene lugar en Iraq, sino la política de guerra de esta Administración? ¿Quién es responsable de las torturas y muertes en las prisiones que Estados Unidos mantiene en Iraq, Afganistán y en el territorio, también ocupado por la fuerza, en Cuba donde se encuentra la base militar estadounidense aledaña a la bahía de Guantánamo?
¿Quién es responsable del mantenimiento de la política que le brinda a regímenes oprobiosos el sustento político, financiero y logístico con los que les es posible sojuzgar a sus pueblos en beneficio, a fin de cuentas, de un brutal orden imperial? Regímenes aliados de Estados Unidos, que a pesar de los señalamientos que en este Informe se hace sobre violaciones de derechos humanos por ellos cometidos, comparando éstos con la situación real de violaciones sistemáticas de esos derechos en sus respectivos países, resultan ser de una cualidad moral tan fragante como las rosas.
Cuba, según este más reciente Informe Anual, «es una mancha en el impresionante avance de la libertad en el mundo». (…) «El gobierno cubano conservó su postura de rechazo a todos los procesos democráticos y mantuvo el hostigamiento e intimidación de activistas a favor de la democracia, disidentes, periodistas y otros profesionales y trabajadores que intentan emprender actividades económicas no controladas por el Estado». El Informe también señala que la mayoría de los 75 individuos enjuiciados en abril del 2003 por colaborar y estar a la paga de los Estados Unidos con propósitos subversivos, siguen encarcelados, y que, además, el gobierno cubano encarceló durante el 2004 a 22 individuos más acusados de delitos similares; individuos que el Informe califica de «disidentes».
Ah, el Informe también, impúdicamente, acusa al gobierno cubano de «no atender a graves problemas, como es el del turismo sexual y la explotación de menores que son forzados a la prostitución». ¡Qué desfachatez! Acusar a Cuba de semejante crimen el gobierno del país que es paraíso del vicio. El gobierno del país que permite que en su territorio la industria pornográfica, y como parte importante de ésta la pornografía infantil, tenga ingresos que son evaluados en los miles de millones de dólares anuales…
¿Es Cuba realmente la mancha como mantiene el Informe Anual del Departamento de Estado, cuando sólo en el campamento de concentración en la base militar de Estados Unidos en Guantánamo desde hace más de tres años se hacinan indefinidamente más de 600 prisioneros -incluyendo, por un largo tiempo, menores–, ciudadanos de más de 30 países, quienes han sido sometidos a torturas; los cuales, además, están privados de sus derechos jurídicos y consulares, inclusive, de aquellos derechos que de acuerdo a la Convención de Ginebra les están garantizados a ellos como «combatientes enemigos», clasificación que les ha dado el propio gobierno estadounidense?
¿Acusar al gobierno cubano de antidemocrático el gobierno que a la luz del día se robó las elecciones presidenciales del año 2000, con la que se ha asegurado el poder?
Después de 46 años de una política de agresión permanente, de permanentes mentiras, en contra de Cuba, ¿es esto lo peor que contra ella este año pudieron inventarse?
Andrés Gómez es director de Areítodigital