La Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa) y asociaciones españolas de defensa de los derechos humanos presentan este jueves una querella criminal contra dirigentes marroquíes ante la Audiencia Nacional por los delitos de genocidio, torturas y detención ilegal. Por otro lado, los familiares de 29 presos políticos saharauis en huelga de hambre […]
La Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa) y asociaciones españolas de defensa de los derechos humanos presentan este jueves una querella criminal contra dirigentes marroquíes ante la Audiencia Nacional por los delitos de genocidio, torturas y detención ilegal. Por otro lado, los familiares de 29 presos políticos saharauis en huelga de hambre desde los días 4 y 5 de septiembre piden su libertad incondicional. También denuncian las condenas de 1 a 6 años de prisión contra jóvenes cuyo delito consistió en manifestarse por la independencia, aunque el tribunal colonial de apelación de Agadir que dictó sentencia pretenda otra cosa.
Los tránsfugas de la justa causa saharaui forman legión. Allá ellos con sus negocios, sus medios de comunicación, su dinero y su vergüenza. Otros no ejercen como tránsfugas sino como avezados embajadores en Canarias de Hasán II primero y Mohamed VI después. Su tarea principal consiste en silenciar las tropelías de un régimen semifeudal que explota hasta la extenuación a su pueblo, machaca las libertades y sigue gobernado por un clan mafioso llamado Majzen. También señalan de vez en cuando avances democráticos en Marruecos que nadie encuentra. Miran hacia otro lado o apelan al realismo político cuando recuerdan las resoluciones de la ONU sobre la descolonización del Sahara Occidental, el saqueo de los recursos naturales del pueblo saharaui o las responsabilidades de la ex potencia colonial española.
También sueltan algún estornudo político en torno a la «autonomía». Pero la propuesta autonómica marroquí prometida permanece en el limbo, a pesar de la promesa según la cual estaría lista para finales de abril. Por mucho que la ONU la reclama, Marruecos aún no ha concretado su concepto de autonomía. A los agentes de Marruecos en Canarias tampoco importa que la apuesta de Mohamed VI sobre el Sahara no exista, después de haber rechazado la última de Baker. Además, una vez casi aparcados los derechos inviolables del pueblo saharaui a la autodeterminación y echarnos el cuento de la autonomía, han dado un paso más. Ahora defienden directamente la «marroquinización» del Sahara. ¿O no fue eso lo que dijo hace unos días Jerónimo Saavedra?
Todavía les falta tocar fondo. Que desprecien las resoluciones de la ONU sobre el Sahara Occidental, o acepten la ocupación colonial, no debería impedirles la defensa de quienes ven coartada su libertad para manifestarse pacíficamente, organizarse o expresar sus opiniones en los territorios ocupados. Podrían, por ejemplo (sin modificar sus posiciones políticas de agachada) enviar una carta a las autoridades de ocupación marroquíes, solicitando con buena letra y mucha educación que pongan en libertad a Hassan Abadía, Labrad Hamid, Sidi Ahmed Rguebei y Mustafá Bakrimi, condenados a varios años de prisión por manifestarse a favor de la independencia del Sahara.
Claro que el tribunal sentenció de otra manera. Habló de «una banda criminal, sabotaje de bienes públicos, violencia contra funcionarios con premeditación durante el ejercicio de sus funciones, uso de armas y participación en un alboroto armado». Ni armas, ni alboroto armado, ni banda criminal. Recordamos cómo funcionan los jueces inquisitoriales sin la menor garantía para los acusados. Tenemos a la vista el Tribunal de Orden Público del franquismo porque el marroquí reproduce hasta la caricatura aquel lenguaje contundente y fatuo. Para condenar por la participación en una manifestación pacífica a seis años de prisión mayor conviene inflar el globo. ¿Se animan los demócratas de toda la vida, amigos de Mohamed VI, a solicitar la libertad de Labrad Hamid y sus compañeros? Sería un bonito detalle.