Un grupo de médicos ha informado recientemente, en la revista británica de medicina, ‘Lancet’, de que alrededor de 4 millones de personas han muerto desde que estalló la guerra, oficialmente, en 1998. La BBC afirma que la guerra del Congo RDC se ha cobrado más vidas que ningún otro conflicto armado, desde la Segunda Guerra […]
Un grupo de médicos ha informado recientemente, en la revista británica de medicina, ‘Lancet’, de que alrededor de 4 millones de personas han muerto desde que estalló la guerra, oficialmente, en 1998. La BBC afirma que la guerra del Congo RDC se ha cobrado más vidas que ningún otro conflicto armado, desde la Segunda Guerra Mundial. Expertos que trabajan en el Congo RDC, y supervivientes congoleños, aseguran que las muertes ascienden a 10 millones de personas, desde que comenzó la guerra en 1996, no en 1998, con la invasión respaldada por los Estados Unidos para derrocar al Presidente de Zaire, Joseph Mobutu. La guerra en el Congo está impulsada por el deseo de extraer materias primas, como son diamantes, oro, coltán, niobio, cobalto, cobre, uranio y petróleo. Las ganancias de la explotación minera del Congo que llevan a cabo las compañías occidentales ha alcanzado cotas sin precedentes, y se ha publicado que alrededor de 6 millones de dólares salen diariamente del país, sólo en cobalto, un elemento de superaleación esencial para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de defensa. También la heterogenita, un oro de cobalto, estaba saliendo del Congo RDC, en 2004, a un ritmo de 6.000 toneladas al mes, a 20 dólares la libra, o 268 millones de dólares al mes. Por tanto, cualquier análisis de la geopolítica en el Congo RDC requiere una comprensión del crimen organizado perpetrado por empresas multinacionales, para ver por qué los congoleños han sufrido una interminable guerra desde 1996.
Algunos alabaron el gran progreso de la revelación de minería ilegal en el Congo, particularmente por Human Rights Watch, cuyo informe de 2005, ‘El curso del oro’, sacó a la luz que oficiales ugandeses y corporaciones multinacionales estaban sacando oro de contrabando a través de las milicias locales. Los grupos rebeldes citados fueron el Frente Nacionalista e Integracionista, FNI, y las Fuerzas Armadas del Pueblo de Congo, FAPC. Las compañías occidentales señaladas por el informe de Human Rights Watch eran Anglo Ashanti Gold, con sede en Suráfrica, y Metalor, una compañía sueca. Sin embargo, el informe de Human Rights Watch, no mencionaba que Anglo Ashanti Gold, está asociada con Anglo American, propiedad de la familia Oppenheimer y asociada con la canadiense Barrick Gold. Anglo American P.l.c., con sede en Londres, posee el 45 % de las acciones de DeBeers, otra compañía de la familia Oppenheimer, que es impopular por su casi monopolio de la industria internacional de los diamantes. Sir Mark Moody-Stuart, un directivo de Anglo American, es uno de los directivos de la Royal Dutch, Shell, y un miembro de la plana de consejeros del Secretario General de las Naciones Unidas, Koffi Annan. El informe también suprime la prueba más concluyente descubierta por los investigadores de HRW, que Anglo Ashanti envió a sus mejores abogados al este de Congo RDC para ayudar a los líderes de las milicias rebeldes que habían sido arrestados.
Varias compañías mineras multinacionales han sido mencionadas raras veces, si es que lo han sido alguna vez, en informes de Derechos Humanos. Una es Barrick Gold, que opera en la ciudad de Watsa, al noroeste de la ciudad de Bunia, situada en la zona más violenta de Congo. Las fuerzas de Defensa del Pueblo Ugandés, UPDF, controlaban las minas intermitentemente durante la guerra. Algunos funcionarios de Bunia afirman que los ejecutivos de Barrick volaron a la región con escoltas de los UPDF y de Frente Patriótico Rwandés, RPF, para inspeccionar el interés de sus minas.
George H. W. Bush trabajó como consejero asalariado para Barrick Gold. Entre los directores de la compañía están: Brian Mulroney, antiguo Primer Ministro de Canadá, Edward Neys, antiguo embajador de los Estados Unidos en Canadá y director de la firma de Relaciones Públicas Burston-Marsteller, el antiguo Senador de los Estados Unidos Howard Baker, J. Trevor Eyton, un miembro del Senado canadiense y Vernon Jordan, uno de los abogados de Bill Clinton.
Barrick Gold es una de las compañías clientes de ‘Goodworks’ de la firma de lobby Andrew Young Internacional. Andrew Young, antiguo alcalde de Atlanta, es un organizador clave del Consejo de amistad entre Estados Unidos y Uganda. Young fue elegido por el Presidente Clinton para dirigir el Fondo de Desarrollo de Empresas en el Sur de África, en octubre de 1994. Entre los clientes de ‘Goodworks’, o socios de negocios en algunos casos, están Coke, Chevron-Texaco, Monsanto, y los Gobiernos de Angola y Nigeria (ver el tráfico de armas de Nigeria que se cita más abajo), Young también es un directivo de Comunicaciones Cox y Archers Daniels Midland, «el supermercado para el mundo», y patrocinador de la radio pública nacional, unos de cuyos directores es Brian Mulroney, de Barrick, y G. Allen Andreas, un miembro de la Junta de Asesores para Europa del Grupo Carlyle.
Los socios de las minas de oro de Barrick han absorbido las minas Adastra, antiguamente denominadas »America Mineral Fields, (AMFI y AMX, son otros nombres, antiguamente con sede en Hope, Arkansas, ciudad natal de Bill Clinton. Adastra había estrechado los lazos de unión con Lazare Kaplan Internacional Inc., la mayor firma de correduría de diamantes en los Estados Unidos, cuyo presidente Maurice Tempelsman, ha sido asesor de Asuntos Africanos para el Gobierno de los Estados Unidos y ha sido el Cónsul General Honorario de Estados Unidos en el Congo desde 1977.
Maurice Tempelsman acompañó a Bill Clinton durante su gira Africana en 1998. Trabaja en el Consejo Asesor Internacional de la Bolsa de Valores Americana, y es un directivo del Instituto Oceanográfico ‘Woods Hole’, un frente científico para sus minas de diamantes en mar abierto, dejando el fondo del mar en el olvido.
Adastra también adquirió una concesión de diamantes en la frontera entre Congo RDC y Angola, a la firma mercenario belga ‘Defensa y Seguridad Internacional’, en 1998, y actualmente tiene concesiones de cobalto y cobre en la región congoleña de Kananga. Adastra es miembro del Consejo Corporativo sobre África, junto con ‘Goodworks’, Halliburton, Chevron-Texaco, Northrop Grumman, GE, Boeing, Raytheon, Bechtel y SAIC, los dos últimos son las entidades secretas de inteligencia y defensa involucradas en proyectos negros clasificados y supra-gubernamentales.
En abril de 1997, Jean-Ramon Boulle, un cofundador de Adastra, el AMFI, hizo un trato de 1.000 millones de dólares por minas congoleñas, en las zonas de Kolwezi, de cobalto, y Kipushi, de zinc, con la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Zaire, de Laurent Kabila, ADFL, antes incluso de que estuviesen oficialmente en el poder. La ADFL estaba autorizada incluso a utilizar el jet privado de Boulle. Los directores de Adastra son también antiguos directores de Anglo American. Otros cofundadores de Adastra, conectados con Clinton, son Michael McMurrough y Robert Friedland, ambos implicados en los turbios negocios criminales de mar adentro en Indonesia, África, Burma y las Américas.
Barrick subcontrata a Caleb Internacional, que también ha estado asociado a Adastra en el pasado. Caleb es dirigido por el hermanastro del Presidente ugandés Yoweri Museveni, Salim Saleh, el ex general de UPDF. Cuando Uganda se retiró de Congo RDC, en 2002, tras el denominado acuerdo de paz, Saleh empezó a preparar a grupos parlamentarios para actuar como apoderados para mantener el flujo de minerales hacia Uganda.
Salim Saleh es accionista de Catalyst Co., de Canadá, que tiene un ciento por ciento de interés en los campos de oro de Kaabong, en Uganda. Es copropietario de Saracen, una compañía militar privada, creada por la firma de mercenarios de alquiler, Executive Resources. El panel de expertos de las Naciones Unidas sobre la explotación ilegal de los recursos mineros de la República Democrática del Congo recomendó que se pusiera sobre Salim Saleh una prohibición para viajar y que se congelasen sus cuentas, pero no se ha hecho nada.
Este artículo fue publicado en Business in Africa Magazine (International Edition), en agosto de 2006, cortesía de keith harmon snow & David Barouski: www.allthingspass.com, zmagsite.zmag.org.
Traducido por Rosa Moro