«Hoy, nos quedamos tranquilos, en nuestro sitio. No se golpea a nadie, ¿comprendido?». Ajustado en un uniforme bien planchado, el capitán de la policía pasa revista a sus tropas, y transmite la consigna. El martes, en Túnez, la policía dispersaba a los manifestantes disparándoles con botes de humo y usando intensivamente las porras. El miércoles, […]
«Hoy, nos quedamos tranquilos, en nuestro sitio. No se golpea a nadie, ¿comprendido?». Ajustado en un uniforme bien planchado, el capitán de la policía pasa revista a sus tropas, y transmite la consigna. El martes, en Túnez, la policía dispersaba a los manifestantes disparándoles con botes de humo y usando intensivamente las porras. El miércoles, es «la calma».
Entonces, poco a poco, centenares de manifestantes se aprietan en el terraplén central de la avenida Bourguiba, en el centro de la ciudad. Su número crece a medida que pasan las horas, todos gritan eslóganes hostiles al Reagrupamiento constitucional democrático (RCD), el partido del antiguo presidente Ben Ali. El RCD ha conservado los cuatro ministerios clave del gobierno provisional formado el lunes. Algunos manifestantes esgrimen fotos de los ministros RCD a las que se han añadido cruces gamadas: «¡Fascistas, terroristas! ¡Largaos!».
En el seno de la multitud, varios jóvenes se turnan con un megáfono proporcionado por la UGTT, la Unión General tunecina del Trabajo, la central sindical fundada en 1924. Es, de hecho, la única organización política representada como tal y tolerada entre los manifestantes, que se van sumando de forma espontánea hasta la caída de la noche.
Según un anuncio hecho el miércoles por la mañana por el ministro de desarrollo rural, el primer consejo de ministros debía celebrarse el jueves. Pero el gobierno parece ya condenado por la dimisión, el martes, de varios ministros de la oposición, de ellos tres afiliados a la UGTT, que reclama, como los manifestantes, la retirada del RCD. El partido de Ben Ali parece en las últimas. La UGTT, por su parte, aparece más que nunca como la única fuerza política insoslayable.
«La oposición es muy débil: hoy, los que cuentan son la UGTT y el ejército» juzga Hassan, un manifestante sin embargo simpatizante del partido demócrata progresista (PDP, oposición legal). El lunes, antes de la dimisión de los tres ministros afiliados a la UGTT, no menos de seis miembros del gobierno formaban o habían formado parte de la dirección de la central sindical, que está también representada en la Asamblea nacional y en el Senado.
Implantada en todas las regiones, la central reivindica 500.000 afiliados, principalmente en el sector público. Es una fuerza política sin equivalente hoy en Túnez, a la que intenta incorporarse la oposición política legal. Toda la jornada del miércoles, el Foro democrático por el trabajo y las libertades y Ettajdid, las dos organizaciones de oposición también fuera del gobierno, ha discutido con la dirección de la UGTT para unificar sus posiciones.
Muchos tunecinos desean ya ver a la UGTT jugar un papel político más importante, a medida de su participación en el movimiento revolucionario. Delegada sindical de la federación de los médicos de hospitales, Ahlem Belhal comenzó a militar en la UGTT en 1987. Igualmente militante y antigua presidenta de la asociación tunecina de mujeres demócratas, se acuerda del giro de 2009, cuando su sindicato poco a poco tomó la medida del movimiento de Gafsa, en el sur del país, para hacer evolucionar la línea de la organización tras la reelección de Ben Ali a finales de 2009.
«Los movimientos sociales eran muy fuertes, explica, el ejecutivo de la UGTT se vio obligado a seguir a sus militantes, que estaban masivamente inmersos en esos movimientos. Hoy, la UGTT debe ser la garante del cambio, político, económico y social. No existen otros, la organización debe pues asumir un papel político importante. La UGTT es nuestro parapeto social».
Los tres ministros afiliados a la UGTT que dimitieron el martes del gobierno, salieron de la izquierda tunecina. Economista reconocido en Túnez, incansable crítico del régimen Abdeljedid Bedoui, promovido el lunes para ocupar una oscura cartera de «ministro adjunto al primer ministro» según el comunicado oficial, es por ejemplo una figura de la izquierda altermundialista local, muy lejos de la política de privatizaciones emprendida desde el año 2000.
Un giro decisivo, a comienzos de enero
Durante mucho tiempo sin embargo, el sindicato tuvo que enfrentarse a una burocracia fiel al régimen de Ben Alí. Elegido en el congreso de 2002, reelegido en 2007, el secretario general Abdessalem Jrad no ha apoyado siempre posiciones progresistas hostiles al presidente tunecino, muy lejos de ello. En 2009, se había pronunciado, como el conjunto del Comité ejecutvo, por la reelección de Ben Alí. Era entonces la posición mayoritaria en el seno de la comisión administrativa de la UGTT, que reagrupa a 84 delegados por federación, además de los13 miembros del comité ejecutivo elegido en el congreso.
«He tenido el honor de reunirme con el jefe del estado y ha sido la ocasión de una muy importante entrevista, durante la cual hemos abordado la dolorosa situación en ciertas regiones del país, así como las ideas y propuestas de la UGTT, afirmaba aún el… 12 de enero de 2011, ¡dos días antes de la huida del antiguo presidente tunecino!, antes de concluir: He encontrado en el presidente de la república una visión profunda de los principales problemas y de sus causas y una voluntad de resolverlos».
Su inteligencia táctica, reconocida por numerosos militantes, le ha sin embargo permitido apreciar la importancia del movimiento y recoger velas, cuando el propio régimen permanecía ciego. A comienzos de enero, en una asamblea general extraordinaria, el secretario general había ratificado la decisión de emprender huelgas generales escalonadas por región.
«Fue un giro, estima Sami Souhli, secretario general de los médicos y farmaceúticos, históricamente en la izquierda, y que forma parte de la comisión administrativa. Votamos a favor de una huelga general escalonada a fin de ponernos en sintonía con lo que era la realidad sobre el terreno. Nuestros militantes estaban ya muy implicados, pero el régimen era feroz, disparaba a discreción, había que encuadrar un mínimo al movimiento. Pues desde ese momento, muchos camaradas tenían el sentimiento de que el régimen era frágil, y estaba dispuesto a todo. La UGTT jugó entonces su papel, de ahí su popularidad hoy».
Cinco días después de la caída de Ben Alí, el giro progresista de la UGTT ha sido pues ratificado por todos, validando así la implicación sindical que sus militantes han pagado a veces muy caro desde la toma del poder por el antiguo dictador tunecino.
Las posiciones progresistas de algunas federaciones de la central sindical, como la de correos o la de la enseñanza superior, fueron construidas paso a paso por los militantes de base durante los años 1990,cuando el régimen se desencadenaba contra todo lo que pudiera de cerca o de lejos hacerle algo de sombra. «La izquierda era tan débil entonces, recuerda Lamjed Jemli, profesor de filosofía y militante de la UGTT. Estábamos tan fraccionados en aquella época, tan divididos por una represión tan dura. No se podía ni siquiera hacer huelgas de hambre en prisión para llamar la atención: o bien nos forzaban a comer, o bien nos pegaban un tiro en la cabeza».
Su aprendizaje político, Lamjed Jemli lo efectuó en el seno de la Unión general de estudiantes tunecinos, lo que le valió festejar su 20 cumpleaños en la cárcel. 27 meses de cárcel, de 1994 a 1996. Admitido en una oposición para profesor de filosofía una vez acabados sus estudios, enviado a un instituto de secundaria a Monastir, fue despedido al cabo de un mes por la administración debido a su recorrido político. Obligado a buscar un empleo en el sector privado, aprovechó finalmente la apertura de un call center en Ben Arous, en el sur de Túnez, para encontrar un trabajo y fundar el primer sindicato de este sector de actividad.
Hoy coordinador de las secciones de la UGTT en el sector privado, Lamjed Jemli no tiene dudas: para él, es seguro, el RCD va a disolverse: «No tienen ya elección, no pueden hacer el chantaje de la seguridad contra el golpe de estado militar: nuestro ejército tiene 45.000 personas, reclutas incluidos. Una dictadura militar no es posible. Y la población lo sabe. No aceptará que le roben su revolución con este pretexto. La mejor opción para el RCD ahora es autodisolverse, entregar los locales estatales que ocupa y los coches oficiales. Podrán así, si tienen la capacidad política necesaria, intentar luego una oportunidad formando un nuevo partido. El pueblo tunecino no pide linchamientos, como para el partido Baas en Irak, pero quiere poder decidir sobre su futuro de forma completamente transparente».
No más que la amenaza del ejército, la vuelta al juego político de los partidos islamistas no podría justificar el mantenimiento del RCD, según Ahlem Belhal, militante de la UGTT, antigua presidenta de la Asociación tunecina de mujeres demócratas. «La autodenominada lucha contra el islamismo nos ha valido 23 años de dictadura. Era un argumento eficaz para contentar a Francia y a los países occidentales, pero aquí, es una forma de oprimirnos aún más, de encarcelarnos, incluso a afiliadas a nuestra asociación. La concertación debe en adelante hacerse con quienes la deseen, sin restricciones, para establecer un marco que pueda garantizar los valores de esta revolución, la democracia, la igualdad, la justicia social, la libertad de culto y la separación de la iglesia y del estado. Son la opresión y la negación del espacio público los que alimentan el islam radical, no la democracia».
«El atraco no ha aguantado»
Si la retirada del gobierno y la disolución del RCD parecen hoy el escenario más probable, si Nahda, el partido islamista, ha anunciado que no presentaría candidato a la elección presidencial (cuya fecha sigue indeterminada) y no aparece aún como una fuerza de oposición sólida, ¿cuál será el papel de la UGTT en los próximos meses? En los años 1990, ciertos dirigentes de la central, como Alí Ramdhane, pensaban en fundar un Partido de los Trabajadores, ligado a la UGTT. Una opción abandonada posteriormente. Sin embargo, algunos militantes sindicales temen que la dirección del sindicato alimente la ambición de cortocircuitar el proceso revolucionario en marcha. Secretario general de los médicos y farmacéuticos, elegido a la comisión administrativa de la UGTT, Sami Souhli cuenta cómo su dirección no ha perdido sus malas costumbres aceptando, sin consultar con la base, participar en el gobierno anunciado este lunes. Un voto sobre esta cuestión debía producirse en una asamblea plenaria de la comisión administrativa del sindicato.
«Pero se ha visto claramente que este atraco no ha aguantado» dice. Para él, esta participación temporal en el gobierno no tiene más que un objetivo: ganar tiempo. «No se recuerda suficientemente a menudo, pero los lazos entre la dirección de la UGTT y el RCD son fuertes. Aceptando esta participación en el gobierno, el comité ejecutivo ocupa el terreno y retrasa el proceso que debe llevar a un gobierno de salvación popular, para que los miembros del RCD que han estado más implicados en la represión y la corrupción puedan huir. No hay pues que relajarse, y tenemos que continuar demandando cuentas a la dirección del sindicato, lo que haremos en la asamblea plenaria prevista para el viernes».
Varias federaciones del sindicato desean también que el programa elaborado en el seno de la UGTT (régimen parlamentario, gobierno de salvación pública que incluya al conjunto de las fuerzas demócratas) sea escrito negro sobre blanco, en una resolución firmada por el comité ejecutivo. Por su parte, Sami Souhli insiste en que los comités de defensa de los barrios, que han emergido estos últimos días en todo el país, y los comités de empresa sean al fin reconocidos por el estado, y puedan federarse para estar representados en el parlamento tunecino. «Es un hecho, añade, el movimiento popular tunecino no está hoy representado políticamente. Es sin embargo indispensable que lo sea. Sin ello, la revolución iniciada por el pueblo tunecino le será muy rápidamente confiscada».
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
rCR