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El socialismo de ellos

Fuentes: La Trinchera

El ser humano siempre busca a qué aferrarse, me comentó hace algún tiempo un destacado activista social cubano. Quise ignorar su planteamiento, con esa fe que tengo en la racionalidad humana. Lo cierto, es que la realidad le da cada vez más la razón a lo expresado por aquel hombre. La gente se aferra a […]

El ser humano siempre busca a qué aferrarse, me comentó hace algún tiempo un destacado activista social cubano. Quise ignorar su planteamiento, con esa fe que tengo en la racionalidad humana. Lo cierto, es que la realidad le da cada vez más la razón a lo expresado por aquel hombre.

La gente se aferra a la música, a la poesía, al dinero, a la política, a otra persona, a Dios. Pero no era eso de lo que iba aquella afirmación tan importante. Se refería más bien a esa casi necesidad de muchos de inventarse, de buscarse algo en lo que creer ciegamente. Ese algo que se busca suele ser el motivo de alivio -de certeza-, de esa certeza que todos necesitamos.

La defensa de los hombres de lo merecedor de su certeza, ha sido causa de crímenes pasionales, de guerras, masacres, y hasta sombríos quinquenios.

Ese elemento merecedor de la certeza, se convierte en lo «puro», en lo absoluto, y como todo absoluto: vacío de contenido. Por eso, la ideología juche, hay tantos que la creen, pero pocos pueden explicar qué es. Por eso, un Dios que lo es todo, es tan difícil de definir. Por eso, un sabio dijo que al valor (el concepto valor de Marx) no hay quien lo agarre. Por eso, el socialismo, casi nadie sabe qué es.

Y es el socialismo esa certeza de la vida política de muchos cubanos.

Es una religión, un producto cultural, algo de devoción, que cada cual asume a su forma.

Sucede, que todo aquello que sea tan general, tan abarcador -como un saco en el que cabe todo- termina siendo manipulado. Así, en nombre del juche, se encubre muchas de las malas prácticas en la Corea del Norte; en nombre de Dios se ha hecho y deshecho; de la teoría del valor de Marx, al aprovecharse de la devoción de tantos al marxismo, se ha inventado hasta la compatibilidad con la econofísica, ¿Y del socialismo, que se ha hecho?

El socialismo, como esa certeza necesaria de tantos cubanos de no volver a ser siervos del águila, es utilizado en ocasiones al antojo de los poseedores de la verdad, de un pretendido clero dueño de la «verdad del socialismo», de los que controlan aparatos ideológicos del estado. Entonces, esa certeza necesaria, se pone al servicio de algunos grupos sociales.

Por lo que, en nombre del socialismo, movilizan hacia ciertos intereses. Para ello, se han encargado -el clero- de definir lo que no es socialista.

¿Y qué es lo no socialista?

Para armar esas clasificaciones, quienes las hacen se supone que tengan claro primero, qué es lo socialista. Me pregunto quien ya tiene definido eso, de dónde lo sacó. No podrá decir que de Marx, porque Marx no era un teórico del socialismo. Pudiera decir que de la tradición socialista, pero lo cierto es que hay mucha tradición, y mucha de ella es no marxista, así que es rechazada. Por otro lado, hay otros socialismos como el yugoslavo, pero la postura oficial lo desconoce por su herejía al modelo de Moscú.

¿Qué va quedando? Todavía mucho de lo que se entiende por socialismo en Cuba -y es no precisamente resultado de un estudio y profundización en esos temas- es simplemente una asimilación -no siempre mecánica, claro- de no otro socialismo que el soviético. Entonces, quienes se atreven a asumir qué es lo socialista y qué no, en realidad están comparando con el modelo que asumen: estatizado, partido único, mentalidad de plaza sitiada, etc, -el soviético-.

No es que aquel socialismo fuera malo, mejor o peor, es el que aquellos pueblos construyeron dado lo que sabían y lo que podían. Lo que ocurre, es que quienes tienen la autorización para decir qué es lo socialista, olvidan que hacemos el socialismo en Cuba, para Cuba hoy; no el socialismo para sí, no es el socialismo por el socialismo. Este no puede ni es- algo puro, trascendental, fijo con independencia de los contextos. No existe una identidad universal para el socialismo que no sea solo ese ismo que señala la tendencia a ponderar el bien de la mayor parte de la sociedad como fin último

Porque lo que puede ser socialismo en una época y lugar, no lo es en otra.

Por ejemplo, hace 40 años abrir a la propiedad privada hubiese y era considerado crimen de leso socialismo, sin embargo, hoy es algo «socialistamente» necesario.

Por eso, lo que hay que señalar, no es lo que es socialismo o no -que ese pensamiento es bastante abstracto y a-histórico-, lo que hay que ver es qué es necesario para el nuestro hoy, y qué no; y eso no se puede afirmar con reglas ya establecidas a partir de manuales o discursos, o de sentencias a la ligera sobre lo que puede ser perjudicial para el país.

Recuérdese que el socialismo -la idea sobre este- es esa necesaria certeza de muchos cubanos. No se le convierta a esta en una estructura vacía y estropeada en nombre de la diversidad de las subjetividades -a veces criterios que no devienen en argumentos-, y menos, en el mecanismo de dominación ideológica, política, jurídica y económica de un grupo a través de su clero sobre las masas; sino en una fuerza para hacer socialismo en Cuba hoy. No se le use para crear divisiones.

Fuente: http://www.desdetutrinchera.com/politica-en-cuba/cual-socialismo/