Los niños y niñas que trabajan en las plantaciones de tabaco son vulnerables al envenenamiento por nicotina, especialmente cuando manipulan las hojas de tabaco húmedas. Crédito: MgAdDept / CC-BY-SA NACIONES UNIDAS, 7 abr 2015 (IPS) – Para muchos jóvenes de Estados Unidos el verano es sinónimo de vacaciones y de tiempo libre. Pero para otros, […]
Los niños y niñas que trabajan en las plantaciones de tabaco son vulnerables al envenenamiento por nicotina, especialmente cuando manipulan las hojas de tabaco húmedas. Crédito: MgAdDept / CC-BY-SA
NACIONES UNIDAS, 7 abr 2015 (IPS) – Para muchos jóvenes de Estados Unidos el verano es sinónimo de vacaciones y de tiempo libre. Pero para otros, menos afortunados, significa tener que trabajar en plantaciones de tabaco, en condiciones de insalubridad, para ayudar a pagar las cuentas de sus familias.
Una reciente serie de iniciativas que apuntan a limitar el trabajo infantil en el multimillonario sector tabacalero de este país indican un punto de inflexión, pero los activistas recuerdan que la ardua batalla aún no terminó.
«El cultivo más difícil de todos para trabajar es el tabaco. Te cansa, te quita la energía, te enfermas, pero tienes que volver de nuevo al tabaco al día siguiente»: Darío, peón agrícola de 16 años.
Un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denuncia las duras condiciones del trabajo infantil en Carolina del Norte, Kentucky, Tennessee y Virginia, cuatro de los principales estados productores de tabaco de este país que, en conjunto, producen 90 por ciento de la producción nacional de tabaco.
En 2012, el valor de las hojas de tabaco producidas en Estados Unidos ascendió a 1.500 millones de dólares.
Según el informe, la mayoría de estos niños y niñas, a veces de tan solo 12 años, son de origen latinoamericano, y trabajan en las plantaciones para ayudar a sus familias a pagar el alquiler y demás cuentas, como la comida y los útiles escolares.
Muchos «optaron por hacer este trabajo difícil porque no hay otras oportunidades de empleo en las comunidades donde viven», afirmó Margaret Wurth, una de las autoras del informe, publicado en mayo de 2014.
De los 141 niños entrevistados por HRW, dos tercios sufrieron una fuerte intoxicación, conocida como la enfermedad del tabaco verde (GTS, en inglés), que se produce cuando los trabajadores absorben la nicotina por la piel mientras manipulan las plantas de tabaco, especialmente cuando las hojas están mojadas.
Darío, de 16 años, trabajó en las granjas de Kentucky. «El cultivo más difícil de todos para trabajar es el tabaco. Te cansas, te quita la energía, te enfermas, pero tienes que volver de nuevo al tabaco al día siguiente», explicó en una entrevista con HRW.
Los síntomas más comunes son mareos, vómitos, náuseas y dolores de cabeza. Algunos niños y niñas también señalaron que los empleadores no les garantizaban cursos de formación ni equipos de seguridad. Muchos trabajaban descalzos y otros apenas con calcetines en los campos embarrados, según la investigación de HRW.
«Yo usaba bolsas de plástico porque la ropa se nos mojaba por la mañana. Les hacían agujeros a las bolsas para que pudiéramos meter las manos… Entonces sale el sol y las bolsas te sofocan. Te las quieres quitar», dijo Fabiana, de 14 años.
Una industria gigante con necesidad de reforma
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron que en 2012 este país produjo aproximadamente 360.000 toneladas de tabaco. Estados Unidos es el cuarto productor del mundo, después de China, Brasil e India, pero a diferencia de sus competidores, no regula la edad de sus empleados en las plantaciones, explicó Alfonso López, legislador del gobernante Partido Demócrata en la Cámara de Delegados del sudoriental estado de Virginia.
Recientemente, Virginia tuvo la oportunidad de convertirse en el primer estado del país en promulgar una ley sobre el trabajo infantil en las plantaciones de tabaco, pero el proyecto fue derrotado.
«Mi proyecto de ley prohibiría la contratación de niños menores de 18 años para trabajar en contacto directo con las hojas de tabaco o tabaco seco, con la excepción» de aquellos que tengan «autorización de sus padres para trabajar en la agricultura familiar», explicó López a IPS.
La presión de los activistas y estudios como el de HRW provocan, lentamente, respuestas, ya que dos grandes coaliciones de productores, la Asociación de Cultivadores de Tabaco de Carolina del Norte (TGANC) y el Consejo del Tabaco Burley de Kentucky, adoptaron políticas que impiden la contratación de niños y niñas menores de 16 años, y exigen el consentimiento de los padres para los adolescentes de 16 y 17 años.
Dos empresas tabacaleras, Altria Group, con sede en Virginia, la empresa matriz de Philip Morris Estados Unidos, y R. J. Reynolds Tobacco Company, adoptaron políticas similares para mejorar la seguridad de los niños que trabajan en la industria, señaló Wurth.
En 2014, Philip Morris USA, Reynolds American Inc. y Lorillard acumulaban 85 por ciento de las ventas de cigarrillos en este país.
Un portavoz de Altria Group, Jeff Caldwell, dijo a IPS que Altria firmó en 2014 una promesa de compromiso internacional para erradicar toda forma de trabajo infantil de la cadena de producción del tabaco, promovida por la fundación por la Eliminación del Trabajo Infantil en las Plantaciones de Tabaco.
En 2015, Altria comenzó a comprar el tabaco directamente a los productores, en lugar de adquirirlo a terceros, con el fin de asegurar que no emplearan a menores de 18 años, agregó Caldwell.
«También tenemos un programa muy sólido para capacitar a nuestros productores y comunicarles a todos las buenas prácticas agrícolas estandarizadas del tabaco estadounidense, para asegurar que todos estos productores las conozcan, estén entrenados y cumplan las políticas y leyes que rigen el cultivo del tabaco con el fin de proteger a los niños», añadió.
Sin embargo, estas medidas solo se aplican a las plantaciones que forman parte de las grandes cadenas de producción, precisó López.
«La mayoría de los principales compradores de tabaco cultivado en Estados Unidos adoptaron normas de trabajo infantil que brindan más protección que la ley estadounidense. Pero creo que sin un marco regulatorio más fuerte, muchos niños quedarán inevitablemente por fuera», subrayó.
A fines de marzo, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos publicó un boletín de prácticas recomendadas, en conjunto con la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional.
Un portavoz del Departamento de Trabajo dijo a IPS que las recomendaciones buscan educar a las empresas tabacaleras, los agricultores y los trabajadores en la prevención de los efectos de la enfermedad del tabaco verde, mediante formación y equipo de trabajo adecuados.
El boletín recomienda el uso de guantes, camisas de manga larga, pantalones largos y ropa resistente al agua cuando se manipulan las hojas de tabaco para evitar la exposición a la nicotina. El mismo reconoce que los niños pueden sufrir peores consecuencias que los adultos si estas disposiciones se incumplen, agregó el vocero.
Sin embargo, el boletín no menciona expresamente al trabajo infantil ni especifica las formas de remediar el problema mediante una regulación más concreta.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga