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Elecciones 2016, un Bush o un Clinton

Fuentes: Prensa Latina/Argenpress

En Estados Unidos ya comenzó la lucha a más de año y medio de los comicios presidenciales de 2016, en un sistema político que ofrece solo dos partidos como opción para millones de electores que no ocultan su insatisfacción por las escasas alternativas que tienen a la hora de elegir. Algunos analistas consideran que en […]

En Estados Unidos ya comenzó la lucha a más de año y medio de los comicios presidenciales de 2016, en un sistema político que ofrece solo dos partidos como opción para millones de electores que no ocultan su insatisfacción por las escasas alternativas que tienen a la hora de elegir.

Algunos analistas consideran que en las próximas elecciones puede darse el caso que se presente un enfrentamiento entre un Bush y un Clinton, ofreciendo al pueblo estadounidense una elección de los candidatos de dos familias que ocuparon la presidencia o vicepresidencia durante 28 de los últimos 34 años.

Años atrás medios estadounidenses como The New York Daily News manifestaron que «existe una insatisfacción general con nuestro sistema de dos partidos, y un fuerte deseo de un candidato independiente entre los estadounidenses».

Por ejemplo, un sondeo de The Washington Post en el ya lejano 2011 reveló que más de seis de cada diez estadounidenses quieren una alternativa, mientras otras consultas sugieren que sólo una cuarta parte están satisfechos con las opciones que el sistema bipartidista ofrece.

En la lucha por la presidencia del país hay un grupo amplio en el centro, entre el 50 y el 60 por ciento del electorado, que quiere un consenso, la conciliación y un enfoque constructivo para la solución de problemas, algo que puede ser necesario con la Casa Blanca en mano demócrata y el Congreso dominado por los republicanos.

Pero evidentemente la realidad es otra. Pese a estar sometida a un intenso fuego por parte de los republicanos, en el bando del Partido Demócrata la presunta candidata es Hillary Clinton, una clásica descendiente de la clase política dominante.

De hecho, la erupción del escándalo mediático sobre el uso por Hillary de una cuenta de correo electrónico privado durante sus cuatro años como secretaria de Estado norteamericano marca el inicio semi-oficial de la campaña presidencial de 2016, aunque se espera que ella solo anuncie formalmente su candidatura el próximo mes.

En el caso de la exprimera dama pudiera influir a su favor el legado de su esposo, William Clinton, quien aparentemente dejó una economía en fase de bonanza y cuya experiencia pudiera influir en el rumbo que tome si llega a la oficina oval.

Ella aparentemente tiene un amplio apoyo dentro del llamado partido azul, aunque enfrentará un duro proceso en el enfrentamiento con los republicanos.

En una reciente rueda de prensa a raíz del caso de los correos electrónicos cuando estaba al frente de la diplomacia del país dejó muchas preguntas sin respuesta, a lo que pudiera unirse su actuación durante el incidente de Benghasi, en Libia, donde fue atacada la sede del consulado estadounidense y resultó muerto, entre otros, el embajador. Puede favorecer sus aspiraciones la ausencia de otro candidato presidencial alternativo entre los demócratas, aunque aún se habla del vicepresidente Joseph Biden y la exsenadora por Massachusseth Elizabeth Warren.

Un reciente artículo del diario The Washington Post planteó que Clinton es un candidato tan dominante que apagó cualquier competencia, incluso son pocos los que pueden competir con ella en la recaudación de fondos o en el apoyo de esa agrupación, algo que confirman recientes encuestas.

Sobre el caso de los correos esa publicación asegura que Hillary proporcionó munición fresca no sólo a los adversarios republicanos, sino también a la gente de su propio partido que está preocupada de que pudiera ganar la nominación presidencial demócrata 2016 sin ser desafiada en un concurso de primaria.

Por otra parte, el Partido Republicano no está en mejor forma en términos de los candidatos presidenciales. Su actual favorito es el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, hermano del hombre que dejó la Casa Blanca en 2009 como el presidente estadounidense más odiado desde Herbert Hoover.

Hermano de un presidente e hijo de otro, llegó a New Hampshire recientemente consciente de sus retos para ganarse a los votantes conservadores que lo ven como muy moderado durante una campaña presidencial que es prácticamente un hecho.

Bush ya está en campaña y en New Hampshire, un estado influyente en las elecciones primarias, dijo a los electores que no suavizará sus posturas sobre inmigración para ganar el respaldo de los conservadores en su posible campaña presidencial. Pura estrategia.

Allí apoyó un acercamiento integral y bipartidista para arreglar el fallido sistema inmigratorio del país, que fue autorizado por el Senado en 2013. Bajo la presión de los conservadores, el apoyo se derrumbó en la Cámara de Representantes, pero Bush dijo que sigue comprometido en encontrar el camino para que los inmigrantes que están ilegalmente en el país normalicen su estatus.

En ese campo también Clinton es competente y tal vez coincidan en posiciones si llegan a enfrentarse. Así las posibilidades, el carácter potencialmente dinástico de la elección 2016 sólo da testimonio de la extrema estrechez del sistema político existente y la aparición del principio aristocrático como el elemento dominante en la sociedad estadounidense.

Según un artículo que publicó el sitio digital Global Research, la élite gobernante pretende limitar el debate político a sus propios círculos.

Para hacer esto, los candidatos deben congraciarse con la oligarquía financiera de Wall Street, deben pasar el examen con el Pentágono, la CIA, la NSA y el FBI, el gran aparato de inteligencia militar que defiende los intereses de las empresas estadounidenses en el país y en el extranjero, y tiene lo que equivale a un veto sobre quién es seleccionado como Comandante en Jefe.

Hay divisiones tácticas dentro de la clase dominante y no faltarán las filtraciones y los escándalos aireados por la prensa.

La carta demócrata apuesta a que Clinton se convertiría en la primera mujer presidente, mientras los republicanos intentarán adornar sus ataques a los pobres y las minorías raciales y sus llamamientos a la intolerancia religiosa, entre otros, para tocar la puerta de la Casa Blanca.

Lamentablemente, la gran mayoría del pueblo estadounidense tiene influencia cero en la selección de los candidatos que se enfrentarán en la elección del 8 de noviembre 2016.

Fuente: http://www.argenpress.info/2015/03/estados-unidos-elecciones-2016-un-bush.html