Elecciones norteamericanas: caos y temores

El próximo 2 de noviembre son las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En reñida controversia participan el actual Presidente, George W. Bush, y el demócrata John Kerry. El discurso electoral de ambos, en cuanto atañe a América Latina, es bastante superficial pero peligroso para nuestra región, además de ser motivo de angustia para los votantes norteamericanos que temen que Bush, su hermano el Gobernador de Florida, y la derecha y ultraderecha republicanas propicien otro fraude electoral como el de las elecciones del 2000, que hizo posible la elección del actual Presidente. Fuera de una preocupante repetición de ataques a Cuba, Kerry no ha definido claramente sus políticas con América Latina, de modo que no sería de extrañar continuismo en muchos aspectos del tradicional interés imperial norteamericano en nuestros países. Bush tampoco se pronuncia pero hace: Está empeñado en imponer a varias naciones latinoamericanas, entre ellas Colombia, Perú y Ecuador, el proyecto de Tratado de Libre Comercio que promocionó su propio padre siendo Presidente.

En Colombia es el tema central de la discusión económica y política. El gobierno Uribe Vélez, pronorteamericano y pro-Bush, ha tomado en sus exclusivas manos las negociaciones del TLC. Solamente son consultados algunos de los más grandes poderes económicos, pues no hay espacio para oír la voz de los trabajadores, de las universidades, de las pequeñas o medianas industrias, de los campesinos, de organizaciones sindicales, de la Iglesia y del conjunto de la opinión nacional. En esas condiciones, el debate se mantiene cerrado, al tiempo que crece la intervención política y militar norteamericana en el conflicto interno colombiano, pues un batallón de soldados y 600 mercenarios (militares en retiro especializados en acciones terroristas y de guerra) son la nueva ayuda de Bush al gobierno Uribe Vélez. En contraste, hace 169 años, en su mensaje al Congreso de 1835, Santander se negó a firmar otro tratado de libre comercio que quería Estados Unidos. En su mensaje dijo: «Vanos e inútiles han sido los esfuerzos del Poder Ejecutivo para proteger de una manera efectiva, en el tratado que se celebra con los Estados Unidos, las producciones naturales de la Nueva Granada, obteniendo el que fuesen importadas allí sin pagar derechos, y como una compensación de las ventajas que ellos debían reportar de la más completa abolición de los derechos diferenciales, pues que teniendo los Estados Unidos una numerosa marina mercante, de que carece la Nueva Granada, todas las ventajas del comercio estaban en favor de los americanos». No hubo entonces tratado con Estados Unidos.

Es culpa de gobernantes pronorteamericanos del gobierno Gaviria-Hommes, la situación agraria actual de Colombia en la que, por la apertura de los mercados nacionales a los productos agrícolas de Estados Unidos, a nuestra producción agropecuaria se la llevó el diablo, volviéndonos importadores de todo: Maíz, papa, arroz, pollo, huevos y otros productos.

Lamentablemente, bajo el actual gobierno, con el pretexto de la lucha contra la violencia en el conflicto interno en que estamos hace 60 años, Colombia no sólo ha propiciado la presencia norteamericana en ese conflicto sino que rompió la unidad de la región al apoyar la guerra de Bush contra Iraq e impulsar el TLC atendiendo las exigencias gringas. Sólo queda una esperanza: Que el pueblo colombiano salve a Colombia.

CURIOSIDADES DE LA HISTORIA: El Tiempo del 25.10.04 antes que la Corte Suprema de Justicia lo tumbara por inconstitucional, como ocurrió, registra que en el Senado de la República los ministros de Gobierno, Germán Zea Hernández; Justicia, Hugo Escobar Sierra y Defensa, Luis Carlos Camacho Leyva, hicieron «enérgica defensa» del Estatuto de Seguridad del gobierno Turbay Ayala, copiado ahora por el de Uribe Vélez. La Constitución de la República, la Corte Constitucional y la lucha del pueblo nos volvieron a salvar.