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La historia de los judíos argelinos

Eligieron permanecer en su país de origen

Fuentes: Mondialisation

Traducido para Rebelión por Susana Merino

«(…) Por eso el FLN considera a los israelíes argelinos hijos de nuestra patria y espera que los dirigentes de la comunidad judía tengan la sabiduría de contribuir a la construcción de una Argelia libre y verdaderamente fraterna (…)» (Carta del FLN dirigida a los israelíes en octubre de 1956).

Un tema recurrente que merece particular atención desde nuestro punto de vista -en el momento en que Argelia se pregunta sobre su futuro- es saber cómo ha atravesado Argelia su historia. Si estamos de acuerdo con los aluviones alógenos producidos por la colonización francesa, sucede que no sabemos cuál ha sido el destino de los habitantes de Argelia desde los tiempos pasados, quiero referirme a los judíos argelinos. ¿Cuál es su historia? ¿Cómo y cuándo llegaron a Berbería? Muchas preguntas que trataremos de responder, para llegar a la actualidad, especialmente al período revolucionario en el que muchos de ellos decidieron defender su patria como respuesta especialmente a la convocatoria del FLN. ¿Quién se acuerda en efecto de Laban o Timsit que defendieron la revolución armas en mano?

La llegada de los judíos al Magreb

Sin remontarnos hasta el Génesis, luego de su persecución, las tribus a partir del siglo VII A.C. se extendieron desde Egipto por todo el litoral mediterráneo. Esta población judía llegada seguramente por mar, habitaba el litoral libio, aunque existía otra en el interior del país, originariamente bereber que fue gradualmente ganada por la religión judía. Habitaba el djebel Gharian, el djebel Iffren y el djebel Nefouca. Para Sloush los mercaderes judíos se mezclaron con los tirios y después con los fenicios para conquistar las riberas africanas del Mediterráneo (1).

Los judíos, nos dice Stora, están presentes en Argelia desde hace milenios, Cuando los fenicios lanzados al comercio marítimo fundaron Annaba, Tipasa, Cherchell, Argel, Kartenna, los judíos los acompañaron. Otros judíos procedían de Palestina, huyendo del emperador Tito luego de la destrucción del templo de Jerusalén 70 años a.C. Se mezclaron con los bereberes autóctonos y formaron tribus. Agustín de Hipona y Jerónimo de Estridon son ambos testigos de la importancia de la comunidad judía entre los siglos IV y V. Es admisible entonces que en los tiempos históricos hubo dos inmigraciones israelíes en Berberia y muchos siglos después de que se formara la raza bereber. Según palabras de Olivier, citadas por Rinn: «Los judíos solo fueron huéspedes de los bereberes, no fueron sus abuelos» (2).

Los judíos aportaron su parte al Magreb, siempre conservando su religión, se fundieron en el centro racial mismo del país. Aparte del pago de cánones (el Kharadj, impuesto inmobiliario y el Djeziah, impuesto personal) parece que los patronos árabes era ampliamente tolerantes con respecto a los judíos. Hubo entre los judíos, como describe A. Dhina, hombres piadosos y sabios como el rabino Rafael Efrain Ankkoa en Tlemcen y del que hablaremos más adelante, los rabinos Isaac Ben Sheset Barfat y Simón Ben Semah Duran en Argelia. Los núcleos más importante de la comunidad judía se hallaban en Tlemeen, Constantine, Argelia, Laguat (3).

El temor a las persecuciones de los españoles se mantiene tan vivamente en la comunidad judía que los fracasos de aquéllos en sus intentos de ocupar Argelia en 1541 y luego en 1775, se conmemoran en la comunidad judía argelina en el Purim. Durante la regencia vivieron en armonía con los musulmanes. También posteriormente, durante el período colonial.

Mustafá Lacheraf nos describe así la buena armonía reinante entre las dos comunidades en el período 1920/1940 en la pequeña ciudad de Sidi Aisa:

«…Y luego la escuela pública de la aldea de Sidi Aisa, era una escuela denominada indígena a la que no asistía ningún chico europeo sino que los alumnos eran en su mayoría musulmanes junto a una docena de pequeños israelíes que hablaban el árabe como lengua materna y con costumbres fuertemente arabizadas». Ellos y sus familias pertenecían a la comunidad judía del sur argelino y llevaban cinco o seis apellidos de la antigua diáspora andaluza-judaica refugiada en el Magreb entre los siglos XIV y XVII que desde 1830 desbordó los sitios urbanos para integrarse en centros aldeanos junto al movimiento de los grandes hogares rabínicos tradicionales como Ghardaa, Laghouat, Bou-Saâda. Puede ser que para las modalidades religiosas de la época no contara «hacerse ver» ni el lado espectacular de la simple práctica o de la observancia ritual exagerada de hoy en día, porque en esos centros aldeanos aunque bien ubicados y habitados por gente espiritualmente mística o firmemente monoteísta no existían como tales ni mezquita oficial, ni iglesia, ni sinagoga».

«Las mujeres judías y las mujeres musulmanas se visitaban recíprocamente durante las festividades de una u otra comunidad en las que convivían codo con codo, en viviendas separadas y autónomas… Todavía recuerdo lo que cantaban aquellas mujeres israelíes que venían a ofrecer a mi madre el pan «ácimo» de la Pascua judía, entonando una famosa canción de origen andaluz, la nostálgica «Adiós» Las relaciones entre ambas comunidades cambiarían sin duda con la llegada del agresivo sionismo militar y colonial en oportunidad de la expoliación de Palestina por el nuevo Estado de Israel» (4).

La consideración de los musulmanes hacia los judíos

Aún se recuerda que las autoridades coloniales de Argelia escogieron el colaboracionismo en la Segunda Guerra Mundial, los argelinos «indígenas» rechazaron colaborar y entregar a los judíos. Tal fue el caso de Laguat, donde la población se opuso al pedido de las autoridades de denunciar a los judíos. Los chicos judíos a los que se les había prohibido asistir a las escuelas republicanas frecuentaban las escuelas árabes en las que eran aceptados y disimulada su identidad antes las autoridades de Vichy.

Los indígenas musulmanes adoptaron una actitud radicalmente diferente a la de las autoridades de Vichy lo que permitió proteger a muchos judíos en Argelia. La inmigración argelina y los medios nacionalistas argelinos adoptaran globalmente la misma actitud. De modo que Mesali Hadj se opuso a toda forma de colaboración y a la persecución de los judíos; hizo además excluir del PPA, en mayo de 1939, a los partidarios de una alianza con los alemanes por lo que fue prisionero del régimen de Vichy en 1941.

Hace dos años se filmó una película sobre la valentía de los argelinos emigrados a París que salvaron a centenares de judíos. En la película «Los hombres libres» el cineasta Ismael Ferroukhi cuenta cómo los emigrados argelinos -subproletariado francés- durante la colonización habían decidido ayudar a huir a los judíos y esconderlos. Una palabra me sacudió entonces: «ammarach nnagh» que significa «son como nuestros hijos» traduciendo así el sacrificio que se imponían para salvarlos. Judíos… que son como nuestros hijos. Kadur Ben Ghabrit, fundador de la mezquita de París, dirigió ese lugar religioso durante el período de la ocupación. Derri Berkani relata que durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Francia por la Alemania nazi, la Mezquita de París sirvió de lugar de resistencia a los musulmanes que vivían en Francia. Los argelinos del FTP (partisanos francotiradores) tenían la misión de socorrer y proteger a los paracaidistas británicos y encontrarles un refugio. Los FTP además prestaban asistencia a las familias judías que conocían o por pedido de amigos, alojándolas en la mezquita a la espera de conseguirles los papeles que les permitieran trasladarse a zonas libres o cruzar el Mediterráneo para llegar al Magreb (5).

Los judíos argelinos y la Revolución

Durante la Revolución, a los argelinos de confesión judía se les pidió colaboración. Leemos la carta siguiente:

«El Frente de Liberación Nacional (FLN) que desde hace dos años dirige la Revolución anticolonialista para la Liberación Nacional de Argelia, estima que ha llegado el momento en que cada argelino de origen israelí debe, a la luz de su propia experiencia, tomar parte en esta gran batalla histórica. Ustedes no ignoran queridos compatriotas que el FLN, inspirado en una fe altamente lúcida y patriótica ha logrado ya desbaratar la diabólica política divisoria que se tradujo últimamente en el boicot a nuestros hermanos comerciantes mozabitas y que se extendió a todos los comerciantes israelíes (…) Desde la revolución del 1 de noviembre de 1954, la comunidad israelí de Argelia, preocupada por su suerte y su futuro, se ha hallado condicionada por diferentes fluctuaciones políticas (…)» (6).

A continuación el FLN solicita en la carta a los judíos argelinos que se decidan:

«La comunidad israelí debe meditar sobre la terrible condición que le ha sido reservada por Pétain y la colonización francesa: privación de la nacionalidad francesa, leyes y decretos de excepción, expoliaciones, humillaciones, encarcelamientos, hornos crematorios, etc. Sin querer remontarnos demasiado en la historia, nos parece útil a pesar de todo recordar la época en la que los judíos en Francia, considerados menos que animales, no tenían ni siquiera el derecho de enterrar a sus muertos, sacados clandestinamente por la noche a cualquier parte en razón de la prohibición absoluta de poseer el menor cementerio. Exactamente en esa misma época Argelia era el refugio y la tierra de la libertad para todos los israelíes que huían de esas inhumanas persecuciones de la Inquisición. Exactamente también entonces, la comunidad israelí tenía el orgullo de ofrecer a su patria argelina no solo poetas, comerciantes, artistas, juristas sino también cónsules y ministros (…). El FLN está convencido de que los responsables comprenderán que es su deber y el interés, bien entendido, de toda la comunidad israelí no seguir viviendo «por encima de la refriega», condenar sin vueltas el agonizante régimen colonial francés y proclamar su opción por la nacionalidad argelina» (6).

Muchos israelíes hicieron la «aportación». Hubo judíos argelinos admirables que violaron las prohibiciones, atravesaron las invisibles barreras de las comunidades, con ejemplos tan impactantes como el de Daniel Timsit que participó activamente en la guerra de la independencia de Argelia del «lado peor». Daniel Timsit había nacido en Argelia en 1928 en el seno de una modesta familia de comerciantes judíos. Descendiente de muchas generaciones de judíos bereberes, vivió en este país en el que conviven judíos, árabes y «pies negros» que el sistema colonial intenta enfrentar entre sí. Primero se ocupó del laboratorio de fabricación de explosivos, luego pasó a la clandestinidad en mayo de 1956. Fue luego arrestado y encarcelado hasta 1962 en que fue liberado, fecha en la que regresó a Argelia. Él insiste ampliamente en su identidad argelina mientras que en Francia se le califica de europeo, «jamás he sido un europeo» protesta. Siempre se ha considerado argelino y su lengua materna es el árabe «derdja«. La lengua y la cultura francesas, de las que no reniega, quedan en un segundo plano. La «argelinidad» no se define en función de una pertenencia étnica o religiosa sino por lo que él llama «una comunidad de aspiraciones y de destino» (7).

Los judíos argelinos en la Argelia de 2013

Luego de la masiva partida de 1962, contrariamente a lo que dice alguna prensa, muchos judíos prefirieron permanecer en Argelia. Zouheir Ait Mouhoub pudo mantener una entrevista con uno de esos argelinos de confesión judía. Dice así: «La Argelia, en cuya liberación participaron es su patria. Comparten todo con los argelinos excepto… la religión. Son los judíos de Argelia. Todavía, en la actualidad, se siguen escondiendo para vivir mejor» (8).

Zouheir Ait Mouhoub nos describe inmediatamente el retrato de un joven judío argelino que ha decidido romper el silencio: «No tengo más que 24 años, pero he pasado la mayor parte de mi vida escondiéndome. Escondiendo mi secreto, el de mi familia, el de mis semejantes. Soy argelino. Con mis conciudadanos comparto el cielo, el mar, la tierra, las alegrías y las tristezas. Pero no la religión (…). Me llamo Naim, nací en Argel un día del verano de 1988. Estaba lindo el tiempo. Nada indicaba que el otoño iba a ser dramático en la tormentosa vida de mi país. A pesar de todo, mi familia siempre se negó a abandonar Argelia y ha permanecido vinculada a su historia desde hace siglos. En 1962, en momentos en que los judíos emigraban precipitadamente, impulsados por las noticias que corrían diciendo que todos los judíos serían masacrados, mi abuelo decidió quedarse. «Esta es nuestra tierra, vio nacer a tus padres y a tus abuelos y no tenemos adónde ir», repetía cada vez que se presentaba una discusión (…). Mi abuelo, comerciante en esa época en Znikat Laarayass en la Baja Casbah, ayudaba a sus hermanos muyaidines. Su propio hermano se había enrolado en el Ejércto de Liberación Nacional, es un «chaid«. Todavía hoy en día los viejos y las viejas de la Casbah se acuerdan del compromiso de mi familia con la Revolución» (8).

Continuando su defensa Naim declara: «Francia nos ha causado daño porque nos asimiló, luego nos afrancesó mediante el sórdido decreto Crémieux. Francia prohibía a nuestros hermanos judíos ser enterrados en su tierra. Con ese decreto quería separarnos de nuestros hermanos musulmanes y ponernos en desacuerdo», explicaba doctamente mi abuelo. Estaba orgulloso de ser argelino y no aceptaba ninguna otra denominación, rechazando la etiqueta de «judíos argelinos» o «judíos de origen argelino» ni tampoco «comunidad israelita o judía de Argelia». El hadj El anka alegraba sus días y sus noches. El «chaabi» era su música favorita y Edmond Yafil uno de sus más grandes amigos (…). Ruego mañana y noche para que Argelia reconozca finalmente a sus hijos, su pluralidad. Para que respete como hizo siempre, sin distinción, a sus minorías. Argelia pertenece a todos los argelinos» (8).

La Argelia del siglo XXI partiendo de sus referencias debe federarse alrededor de las personas que creen en ella, cualesquiera que sean las regiones del país, sus etnias y sus religiones. En la diversidad encontrará su fuerza. Por otra parte su historia tres veces milenaria, independientemente del «zócalo rocoso original constituido por la masa» de aluviones humanos -especialmente los más viejos, que son judíos- vivieron en esta tierra. Mejor aún, Argelia conoció en ese período todas las espiritualidades. Durante la prehistoria los argelinos eran enterrados con un ceremonial (flores y alimentos debían acompañar al difunto al más allá. Existen 20.000 enterramientos de este tipo en las grutas de Mechta Affalou, cerca de Bejai. Mucho más tarde llegaron los cultos bárbaros de Baal y Thanit de los fenicios que adoptamos diez siglos antes de la era cristiana. Se dice que el judaísmo estaba ya arraigaso en ciertas tribus (las Djeronas de la Kahina).

Con el advenimiento del cristianismo, Argelia se consolida y muchos doctores de la Iglesia nacieron y predicaron la buena nueva (Tertuliano, Donato, Lactancio de Cirta y el más célebre, Agustin de Hipona). Luego llegaron los árabes con su nueva religión, el Islam, que no tuvo dificultades para implantarse, según Charles André Julien fueron los bereberes con Tarik Ibn Zyad los que partieron a la conquista de España. Es decir que Argelia no tiene ya nada que probar en materia religiosa. Es preciso serenarse y militar más que nunca en el advenimiento de una nación que debe ser para nosotros un diario plebiscito. Lo sabemos. Argelia será fuerte cuando logre reconciliarse consigo misma. Asumir su múltiple identidad es sin duda el camino a seguir.

Notas:

1. Slousch: Les Juifs: Archiv. Maroc,XIV. p.56. 1912.

2. L. Rinn: Essai linguistiques sur l’origine des Berbères; Revue Africaine, p.115,1889.

3. A. Dhina: Les Etats de l’Occident Musulman aux 13e-15e siècle. p. 260.Eds Enal, 1984.

4. Lacheraf: Des noms et des lieux.p.27, 28,29. Editions Casbah, 1999.

5. http://kabylemag.com/2011/09/25/ces-kabyles-qui-ont-sauve-des -juifs-des-nazis/24.10.2006

6. http://www.algeria-watch.org/farticle/1954 -62/israelites.htm

7. Daniel Timsit, http://www.ldh-toulon.net/spip.php?article4023

8. Zouheir Aït Mouhoub, http://www.lexpressiondz.com/chroniques/analyses_du_professeur_chitour/171183-l-histoire-des-juifs-algeriens.html

Fuente: http://www.mondialisation.ca/ils-ont-choisi-de-rester-dans-leur-pays-dorigine-lhistoire-des-juifs-algeriens/5328916

rCR