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Empresas extranjeras cofinancian la campaña electoral en EE UU

Fuentes: Deutsche Welle

La campaña electoral en Estados Unidos es cara y cada dólar se agradece. Pese a que las donaciones con origen en el extranjero están restringidas, las compañías foráneas aportan su granito de arena. La reglamentación al respecto es inequívoca: en los procesos electorales, las donaciones, directas o indirectas, están prohibidas si provienen del extranjero. La […]

La campaña electoral en Estados Unidos es cara y cada dólar se agradece. Pese a que las donaciones con origen en el extranjero están restringidas, las compañías foráneas aportan su granito de arena.

La reglamentación al respecto es inequívoca: en los procesos electorales, las donaciones, directas o indirectas, están prohibidas si provienen del extranjero. La violación de este principio conlleva multas y penas de cárcel. Así lo establece la «Federal Election Camping Act», la Ley Federal sobre la Campaña Electoral, y se podría pensar que con ello el tema queda zanjado.

Sin embargo, no es así. También en Estados Unidos las leyes tienen sus excepciones. Y lo que no le está permitido al ciudadano sin Green Card se le consiente a las empresas extranjeras. El único requisito es contar con una filial en el país y ésta a su vez con un Political Action Committee, o PAC: el vehículo oficial para canalizar las donaciones. El PAC puede recaudar dinero para los candidatos federales, regionales y locales.

Y exactamente eso están haciendo las compañías en la presente campaña electoral. Según el Center for Responsive Politics, que lleva en su página web la cuenta de todos los donativos, McCain y Obama se reparten casi al 50% un total de 11,4 millones de dólares procedentes de grupos extranjeros con filiales en EE UU.

Europa a la cabeza

El grueso de las donaciones no nacionales a la campaña electoral estadounidense tiene su origen en Europa. Las firmas europeas han hecho fluir unos 10,3 millones de dólares a las arcas republicanas y demócratas. En segundo lugar se encuentran empresas con sede en Norteamérica, es decir, en Canadá o México, cuyo aporte alcanza los 569.000 dólares. Las compañías asiáticas han donado unos 365.000 dólares.

El número uno en generosidad electoral lo ostenta en Europa Gran Bretaña, y el puesto le ha costado unos 3,6 millones de dólares. A las británicas les siguen las empresas suizas con 2,5 millones de dólares y, en una decorosa tercera posición con 1,4 millones de dólares trasferidos, las germanas.

Especialmente magnánimos son algunos consorcios como la filial estadounidense de KPMG, una consultoría con pasaporte holandés, o las sucursales norteamericanas del banco suizo UBS y de la farmacéutica británica GlaxoSmithKline. El mayor donante alemán es T-Mobile USA, la rama estadounidense de la telefónica germana Deutsche Telekom, que aporta a la campaña 347.000 millones de dólares.

No importa quién gane

El proveedor de software SAP, la química BASF, la eléctrica Siemens, la farmacéutica Bayer o la empresa de correos Deutsche Post son algunas de las 17 compañías alemanas que donan dinero a los candidatos estadounidenses para que éstos financien su carrera por la presidencia. Y como la mayoría de las restantes firmas, también las germanas siguen el principio de contribuir a ambos partidos casi por igual: sólo así queda asegurado el objetivo de ejercer influencia y tener acceso a la clase política, independientemente de quién gane las elecciones.