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Entrevista a David Choquehuanca, Ministro de Asuntos Exteriores de Bolivia

«En Barajas se discrimina y maltrata a los bolivianos»

Fuentes: El Mundo

Entra en vigor la exigencia de visado para los bolivianos que viajen al Estado español

El sueño de miles de bolivianos se aleja. Llegar a España es mucho más difícil desde ayer. ‘Visa’ es la palabra maldita para la mayoría y el sello al alcance de unos pocos. En esta entrevista, el canciller de Bolivia, indígena quechua, el hombre personalmente más cercano al presidente Evo Morales, critica la medida, y habla de racismo y de injusticia.

¿Al Gobierno boliviano le molesta la exigencia de visado?

No estamos de acuerdo con la visa. Respetamos las normas de cada país, pero no se puede criminalizar la migración. Ni aceptamos el término ilegal. Antes nos decían que no teníamos alma. Los indios no éramos considerados seres humanos. Después, fuimos bárbaros, y ahora nos dicen que somos ilegales o irregulares.

¿Cómo valora la actuación de la Policía española con los bolivianos del crucero Sinfonía que han sido repatriados?

Creemos que los compatriotas deberían haber sido admitidos, aunque fuera excepcionalmente, por su drama y sufrimiento. No eran muchos, en este caso [82]. Son bolivianos que quieren trabajar, no están yendo a robar. Con España hay una deuda histórica que nos obliga a reflexionar juntos sobre cómo encarar este problema. Hemos aportado mucho a Europa, miles de nuestros abuelos murieron trabajando como esclavos en las minas de Potosí, nuestra plata se la llevó Europa, y se siguen llevando nuestros recursos naturales, nuestra madera, plantas medicinales… Quiero recordar que cuando los europeos llegaron a Bolivia, los recibimos con los brazos abiertos, los tratamos bien. Pedimos una actitud recíproca. Además, Europa necesita ahora nuestra mano de obra.

¿Bolivia considera que no se le da un buen trato a sus ciudadanos en los aeropuertos españoles?

Sí, hay maltrato, discriminación y trato inhumano. Yo mismo lo he visto en Barajas. He viajado varias veces a España antes de ser canciller. Incluso a los concejales bolivianos que fueron a Madrid [el pasado 6 de marzo], invitados por el municipio, no les dejaban entrar. Tuvimos que telefonear desde la Cancillería y hacer una queja formal. A mí me han investigado en Holanda, no creían que fuera canciller. Viajaba a Malasia a una reunión de los Países no Alineados y, al hacer el tránsito en migración, se llevaron mi pasaporte para verificar que realmente era canciller. No podían creer que tuviera un pasaporte diplomático. Venían unos y otros, me miraban, fotocopiaban mis documentos. Me tuvieron un buen rato retenido y casi pierdo mi vuelo. Nos miran, nos ven bajitos, morenitos… En la Cancillería he recibido varias denuncias. Estamos investigando el caso de una compatriota que denuncia haber sido violada en un aeropuerto europeo.

¿Han sufrido un calvario quienes quisieron viajar a España?

El anuncio del visado generó la inquietud de que ya no se iba a poder viajar y la desesperación de última hora. Mucha gente se ha aprovechado: funcionarios de Migraciones [que vendieron pasaportes por 600 dólares], agencias de viajes fantasmas. Además, se hizo sobreventa de billetes aéreos. Estamos depurando responsabilidades con el personal de Migración y hemos iniciado procesos judiciales.

¿No cree beneficioso que la visa para residir garantice las condiciones laborales?

Claro que sí. Está bien tener un flujo migratorio planificado, que quienes viajen lo hagan con todas las garantías y un trabajo seguro. Pero el visado no es la solución, sino un paliativo momentáneo. La clave es resolver los grandes desequilibrios económicos en el planeta, porque los bolivianos van a seguir intentando irse. Mire, Estados Unidos exige visa y aún así está construyendo un muro y tiene millones de indocumentados. O sea, la gente se arriesga igual. Somos cada vez más un planeta de muros y fronteras, y lo rechazamos. El desarrollo de algunos países ha significado el antidesarrollo de muchos otros. Lo que encaramos ahora es la consecuencia de ese modelo injusto, que hay que cuestionar. Quienes han viajado a España son las víctimas de ese modelo y no los culpables. No se les puede castigar. No podemos atentar contra la libre circulación de las personas.

¿Resolverá el presidente Evo Morales estos desequilibrios?

No deseamos que los bolivianos se vayan. Somos un país muy rico en recursos naturales y es fundamental que el Estado los recupere. Si distribuimos equitativamente las ganancias de esos recursos, estaremos bien. Llevará tiempo, porque nos han hecho pobres 500 años de saqueo sistemático, de España, Europa y las multinacionales. Pero vamos a alcanzar lo que soñamos: vivir bien. Algún día vamos a ir, de verdad, como turistas a Europa.

España lleva un año y tres meses sin embajador boliviano. ¿Qué ocurre?

El Gobierno designó a Bernd Abendroth, que viene del sector empresarial y obtuvo la aceptación de Madrid. Pero ahora nuestro Senado no da la aprobación oficial [se le acusa de tránsfuga político]. Estamos pensando en otras opciones. No contamos con muchos profesionales para acompañar el proceso de cambio.

¿Es complicada la relación entre Bolivia y España?

Es muy buena, tenemos un apoyo decidido del Gobierno español que agradecemos, una cooperación muy importante y una relación estratégica en relación a otros países.