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En Congo se normaliza lo inaceptable

Fuentes: Umoya

Testimonios de civiles recogidos por la organización de acción humanitaria confirman la invisibilización de la violencia y la crisis que vive el país. En cambio, la comunidad internacional transmite una imagen de estabilidad política. Para la mayoría de los habitantes del centro y norte de la región congoleña de Katanga, los desplazamientos han sido una […]

Testimonios de civiles recogidos por la organización de acción humanitaria confirman la invisibilización de la violencia y la crisis que vive el país. En cambio, la comunidad internacional transmite una imagen de estabilidad política.

Para la mayoría de los habitantes del centro y norte de la región congoleña de Katanga, los desplazamientos han sido una constante en sus vidas desde que la guerra estalló en 1998 y ha continuado hasta el día de hoy, con el conflicto entre las milicias Mai-Mai y el ejército.

«En el bosque, no dejábamos de ir de aquí para allá. Por la noche cada vez que oíamos cantar a los Mai-Mai lo recogíamos todo y huíamos», comenta una mujer de 34 años de Mutendele.

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha recogido en un informe testimonios de los desplazados que describen las amenazas psicológicas y la violencia física que sufren:

«Venían con fetiches colgados del cuello -genitales masculinos y manos humanas- y llevaban brazaletes y el rostro pintado de rojo. Sembraban el pánico allí donde fuesen: la gente no podía hacer nada», relata un hombre de 37 años.

Además de los problemas alimentarios y de salud a los que tienen que enfrentarse los desplazados, éstos también deben luchar contra el temor a los robos y la violencia en un ambiente de total impunidad.

Una desplazada de 17 años afirma: «En abril, cuando acudía al centro de salud con mis tres hermanas, me encontré con un militar armado. Me cogió y me forzó a adentrarme en el bosque. Entonces me violó… El hombre fue llamado por su comandante pero sólo recibió… una reprimenda.»

Imagen distorsionada Los números también representan un buen testimonio: unas 92.000 personas desplazadas en el último año en Katanga, más de 1.200 personas mueren al día por culpa de las enfermedades o la violencia según la ONU y se han alcanzado índices de mortalidad (más de 5/10.000 al día en algunas zonas) que superan con creces a los del umbral de emergencia (que se sitúa en 2/10.000 al día).

A pesar de todo, la comunidad internacional sigue ignorando la situación que sufren los habitantes del Congo.

La imagen que se transmite del país es que está viviendo una transición hacia la democracia y que celebrará por fin elecciones en junio de 2006. De hecho, las instituciones internacionales parecen considerar que el Congo se encuentra en fase de desarrollo y no de emergencia.

Según MSF, la «normalización» de la que se habla a nivel internacional «contradice la realidad diaria de violencia y privaciones que se ciernen sobre muchos congoleños».

Ausencia de la ayuda internacional

Las milicias Mai-Mai han atacado pueblos, quemado las casas de sus habitantes, saqueado sus pertenencias y cometido asesinatos y violaciones, y después, obligan a los supervivientes a trabajar como portadores.

Las operaciones militares por parte del ejército congoleño contra estas milicias han sacrificado las necesidades y el bienestar de la población civil en nombre de restablecer el orden y la seguridad. Y, según MSF, los soldados han cometido excesos de todo tipo que van desde robos y extorsiones a violaciones y abusos. Helen O’Neill, Directora Adjunta de Operaciones de esta ONG, denuncia que la ayuda internacional «sólo está presente en zonas donde hay desplegados importantes contingentes de tropas de la ONU, mientras que los habitantes de Katanga padecen el más absoluto abandono a pesar de su desesperada situación y sus crecientes necesidades».

Según la responsable, esta terrible situación es tan habitual en algunas zonas que pasa prácticamente desapercibida: «Debemos actuar para impedir esta normalización de lo inaceptable».

Esperanza en las elecciones

Por su parte, el presidente de la comisión encargada de organizar las elecciones congoleñas, Apollinaire Malu Malu, ha llamado a la comunidad internacional para que colabore en garantizar unas elecciones libres.

De visita en España, Malu Malu ha precisado que con los medios disponibles no se podrá dar voz a los 220 partidos candidatos, que hará falta ayuda para pedir la participación de todos los ciudadanos o que se necesitará mayor apoyo para afrontar el reto de la seguridad.

Este responsable confiesa que en RD Congo aún «existe el miedo a que una vez más alguien robe la victoria al pueblo congoleño». Sin embargo añade que «aunque las elecciones no lo van a arreglar todo, son un punto de partida».