En la celebración del cuarenta aniversario de la fundación del Frente Polisario y tras el anuncio de que la misión de la ONU para el referéndum saharaui (MINURSO) se renovará un año más sin incluir entre sus competencias la supervisión de los derechos humanos, la excolonia española se acerca a una situación de abismo que […]
En la celebración del cuarenta aniversario de la fundación del Frente Polisario y tras el anuncio de que la misión de la ONU para el referéndum saharaui (MINURSO) se renovará un año más sin incluir entre sus competencias la supervisión de los derechos humanos, la excolonia española se acerca a una situación de abismo que muchos expertos ven como un precedente que podría desembocar en un conflicto de alta intensidad. El delegado en España del movimiento de liberación, Bucharaya Beyun, analiza el contexto actual del Sáhara, la importancia histórica que tiene España en el conflicto y desgrana desde dentro el funcionamiento del movimiento de liberación.
Pregunta: ¿Cómo ve actualmente la situación en el Sáhara tras la renovación otro año más de la misión de las Naciones Unidas -MINURSO- sin incluir entre sus competencias los derechos humanos?
Respuesta: El Consejo de Seguridad de la ONU ha perdido una gran oportunidad al no incluir en su programa un mecanismo para poder controlar los derechos fundamentales. Pese a que Francia y otros países hayan apoyado directamente al Gobierno marroquí, es interesante el paso adelante que ha dado Estados Unidos para que las cosas cambien con el envío de más cascos azules. Si se hubiera aprobado la oferta norteamericana se hubiera dado un paso gigantesco. Ahora se está empezando a hablar de la dimensión humana del conflicto. Se está mirando con lupa el comportamiento de Marruecos. Rabat es quién ha perdido la batalla porque se está comprometiendo a cosas que no va cumplir.
P.: ¿Qué ha cambiado en Washington para que el Gobierno de Barack Obama adopte esta nueva postura? R.: Tras mantenerse al margen del pueblo saharaui durante muchos años, ya no tiene más remedio que aceptar esta intervención. Sus últimas acciones están avaladas por informes de los organismos internacionales más prestigiosos como el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la Fundación Robert Kennedy, Amnistía Internacional o Human Rights Watch; incluso hay un documento interno del Gobierno de Estados Unidos que también apoya esta actitud. Después de tantos años como aliado del reino alauí, ya no quedaba otra salida.
P.: Las últimas declaraciones del enviado personal del Secretario General de la ONU, Christopher Ross, se han situado en una solución intermedia cercana a la idea de una confederación que aúne a saharauis y marroquíes. ¿Cree que es la solución? R.: El concepto de confederación es una interpretación marroquí, pero no aceptamos medias soluciones. Tampoco es una cuestión de blanco o negro, sino que simplemente el pueblo saharaui debe escoger si quiere ser independiente, marroquí, saharaui, español, mauritano o lo que sea. Desde Rabat sí quieren que sea un todo o nada. Nosotros estamos ofreciendo soluciones que abarcan desde la integración hasta la independencia (pasando por la autonomía, la federación o la confederación). Los saharauis deben decidir qué opción prefieren.
P.: ¿Puede estallar un conflicto por el cansancio de los saharauis al esperar a la comunidad internacional? ¿Volverá el Frente Polisario a hacer uso de las armas? R.: Es muy probable. Nunca hemos dejado de preparar nuestro ejército, que aunque no es tan grande como el de Marruecos, combate por una causa justa con convicción. Defendemos una solución pacífica, pero paulatinamente nos están obligando a recurrir a la violencia. El plan de paz no está siendo efectivo. Se intervino en Kosovo, Bosnia o los Grandes Lagos de África porque corrieron ríos de sangre. Parece que el mensaje que están lanzando desde la comunidad internacional es «primero, mátense». Los saharauis se sienten frustrados por estas enormes carencias del derecho. Trataremos de buscar una solución negociada, pero si la comunidad internacional no da pasos hacia adelante van a empujar al pueblo saharaui a radicalizarse.
P.: Ante la frustración que sienten las generaciones jóvenes con este panorama, ¿ve un problema el avance del islamismo de grupos terroristas cercanos a Al Qaeda? R.: Esta es una teoría que vende Marruecos para tratar de involucrarnos con diferentes grupos armados, pero no es cierta. Es pura propaganda. Nuestra filosofía está muy lejana del islamismo radical. No practicamos terrorismo. En los quince años de guerra armada nunca combatimos, simplemente defendimos a nuestro pueblo.
P.: Por tanto, ¿de qué modo se desarrollará la radicalización de las generaciones más jóvenes? R.: Eso no tiene nada que ver. En ese caso, la radicalización viene porque los jóvenes quieren luchar por su futuro y su tierra.
P.: ¿Es la violencia la solución para resolver la violencia? R.: No, pero es que el compromiso de la comunidad internacional para celebrar un referéndum no se ha llevado a cabo. Es injusto. Mi hijo, mi padre y yo somos tres generaciones y no podemos permanecer en el exilio para siempre. No hablamos de terrorismo, sino de una guerra de liberación totalmente legítima puesto que Marruecos ocupó nuestro territorio tras la negligencia de España.
P.: ¿Qué piensas que podría haber hecho España en el 1974? ¿Qué alternativas había?
R.: España tenía tres posibilidades: defender su colonia, entregar el territorio a los saharauis u otorgárselo a la ONU. Esta última posiblemente hubiera sido la más sensata. Pero, desde luego, lo más inoportuno era hacer lo que hizo: entregar la tierra a terceros (Marruecos y Mauritania). Por aquel entonces todos los países implicados en el conflicto nos subestimaron. Pensaban que los saharauis no íbamos a poder resistir tras la invasión y que, tres meses después, caeríamos. Pero nuestro carisma lo impidió.
P.: ¿Han mejorado las relaciones con los Gobiernos españoles durante todos estos años? ¿Qué acciones concretas se están llevando a cabo actualmente junto con España?
R.: España sigue actualmente siendo desde el punto de vista jurídico el administrador oficial del Sáhara Occidental. Aunque, por el momento, no haya asumido sus responsabilidades como colonizador histórico, mantenemos las relaciones con Madrid desde hace mucho tiempo porque, a pesar de todo, es nuestra historia.
P.: ¿Existe cinismo por parte de los últimos partidos que han gobernado en España al criticar al adversario cuando están en la oposición y achantarse cuando llegan al poder?
R.: Siempre. Todos los partidos españoles, sea cual sea la ideología, tienen un comportamiento bastante inaceptable. Sí que es cierto que dentro de lo malo ha habido actos algo positivos. El mejor posicionamiento lo tuvo Aznar, cuando realizó un discurso ante la intentona conjunta de Chirac, Bush y Blair de implantar al pueblo saharaui una simple autonomía. El expresidente no aceptó que no se contase con la decisión saharaui. Ese fue un buen paso pero no se dio el segundo.
P.: ¿Actuar?
R.: Exacto. Bajo mi punto de vista, no se dio ese necesario salto porque Aznar perdió el mandato por aquel entonces y se redujo su influencia. Durante años hemos esperado que el PP volviese al Gobierno para que tomase esta segunda decisión pero sigue sin llegar.
P.: ¿Quién ha tratado mejor a los saharauis en España? ¿La izquierda o la derecha?
R.: Históricamente este conflicto ha sido una reivindicación de la izquierda española pero los partidos conservadores también se han montado al carro últimamente. Lo curioso es que hemos tenido muchos más problemas en las etapas de Rodríguez Zapatero y Felipe González. No quiere decir esto que todo el socialismo español se haya portado mal con nosotros, pero sí estos dos expresidentes a nivel personal cuando estaban en la Moncloa.
P.: ¿Qué debería hacer ahora el Gobierno de Rajoy?
R.: España debe meter la cabeza de una vez por todas en este conflicto para intentar encontrar una salida con acciones y hechos concretos. Los dirigentes deben pactar, moverse y hablar con diplomáticos de toda Europa y de Estados Unidos. No se pueden escudar en el derecho internacional, estando permanentemente al remolque de los mandatos franceses.
P.: ¿Por qué cree que España no interviene hoy en día? ¿Qué intereses prevalecen a los derechos humanos?
R.: España tiene más intereses en el Estado saharaui que en Marruecos, ya que Rabat siempre estará bajo la influencia de Francia y Estados Unidos. Los intereses políticos, estratégicos, geopolíticos y económicos están más cerca del Sáhara Occidental que de Marruecos. Es verdad que Marruecos es un país vecino incómodo, pero no por ello desde Madrid se deberían sacrificar los propios intereses del Estado español en el Sáhara y los derechos de los saharauis con el fin de mantener contento al rey marroquí Mohamed VI. España debe derribar esa espada de Damocles.
P.: ¿La ciudadanía española está bien informada sobre el conflicto saharaui?
R.: Este es otro grave error. En las escuelas españolas, las universidades y en casi cualquier centro docente se obvia el problema del Sáhara. Es incomprensible que no se impartan estos hechos porque son parte de la historia de España. Yo estudié desde el bachillerato aquí y, pese a que aprendí sobre Filipinas y Cuba, nunca vi a un profesor hablando sobre mis orígenes saharauis y la relación entre ambas culturas. Gran parte de la información que obtiene la población es gracias a los medios de comunicación y las iniciativas de pequeñas organizaciones.
P.: ¿Cómo es el día a día en el Sáhara? ¿Tenéis poder de decisión sobre los asuntos cotidianos?
R.: El Sáhara está dividido por un muro. En los territorios que están ocupados por Marruecos la población vive oprimida y se manifiesta cómo y cuándo puede; y en la parte gestionada por el Frente Polisario paulatinamente vamos avanzando. Tenemos nuestros representantes, nuestros alcaldes, autoridades, escuelas, la sanidad, el ejército. Funcionamos como un Estado normal.
P.: ¿Cómo se elige a los representantes? ¿Se siguen los patrones de una democracia occidental?
R.: El Frente Polisario está al frente del gobierno que gestiona los territorios del Sáhara Occidental. Los cargos que pertenecen al Polisario son electos y cualquier congresista puede presentar una iniciativa y expresar su opinión sin miedo a temer nada. De hecho, todos los saharauis que están al este del muro pertenecen al Polisario.
P.: Quizá haya, no obstante, personas al este del muro que no estén de acuerdo con la gestión actual, ¿hay partidos opositores al Frente Polisario? R.: El Polisario no es un partido político, es un movimiento de liberación nacional en el que se reúnen personas de todas las ideologías. No se mira si uno es más islamista, comunista o liberal. Somos un grupo de personas que luchamos por una causa común. Se han organizado en varias ocasiones personas para formar partidos políticos pero nunca han triunfado. La razón de esto se puede explicar en que los partidos deben sustentarse en algo, disponer de financiación, presupuestos, sedes, etcétera. Y lo cierto es que allí es muy complejo poner todo eso en marcha sin caer en manos marroquís. P.: ¿Cómo se financia actualmente el Frente Polisario? R.: El poco dinero que recibimos proviene de partidos y países amigos.
P.: ¿Algún ejemplo concreto?
R.: Sudáfrica, Argelia, México, Venezuela, Nigeria, Panamá, Cuba, Uruguay, Nicaragua, Angola, Mozambique, organizaciones internacionales, ONG, etcétera.
P.: ¿No le preocupa que financien al movimiento países que quizá tengan ciertas carencias democráticas?
R.: Buscaremos como aliado al diablo si realmente nos ofrece apoyo. En años anteriores nos llegó a dar recursos económicos Gadafi, pero en cuanto trató de imponer condiciones se rompió la relación. Y si cualquiera de nuestros actuales financiadores intenta imponer requisitos, haremos lo mismo.
P.: En el caso de Nigeria han sido múltiples organizaciones internacionales las que han denunciado malas prácticas. ¿No le parece paradójico que luchen contra un país opresor con un dinero donado por países que aplican la misma receta?
R.: Aunque en los últimos años hayan tenido convulsiones, Argelia es un país bastante normal. Si me dan pan, yo lo acepto.
P.: ¿Reciben alguna subvención por parte de las Administraciones españolas?
R.: Sobre todo recibimos apoyo humanitario, alimentario, de salud o al desarrollo, cultura, infraestructuras. Se reciben apoyos de todo tipo. Pero, desde 2008, las ayudas económicas se han reducido en aproximadamente un 48% debido a la crisis económica; en algunos casos hemos pasado de recibir 500.000 euros a cero.
P.: Si finalmente se celebra el referéndum, ¿qué hay más allá de eso? ¿Hacia dónde avanzaría la sociedad saharaui si este sale favorable para los intereses del Frente?
R.: Hay cinco pilares principales sobre los que se debe construir el futuro de nuestro país: las elecciones democráticas, el pluripartidismo, la libertad de expresión, los derechos humanos y el libre mercado.
P.: ¿Podríamos hablar de democracia?
R.: ¿Qué es una democracia verdadera? ¿Qué países debemos tomar como referencia? Europa y Estados Unidos han vendido la imagen de que son democráticos pero realmente esta afirmación es incierta porque son selectivos en función de sus intereses. ¿Cómo es posible que los gobiernos occidentales luchen para que haya elecciones democráticas y libres dentro de su territorio y no quieran que los saharauis decidan su propio futuro? El sistema que hay en el Sáhara Occidental es más democrático que el de cualquiera de estos países. Allí ningún hombre mata a una mujer, nadie pide limosna, nadie duerme entre cartones, nadie sea encarcelado por cuestiones políticas, ni por supuesto nadie que se quede sin comida. Todo eso forma parte del concepto de democracia. Cuando los países olvidan estos aspectos y piensan exclusivamente en sí mismos, no se pueden autodenominar democracias.